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[Alexander Ortiz] ¿Por qué sufrimos los seres humanos? La conciencia del pasado, el presente y el futuro

Pasado, presente y futuro: la falacia
Solo existe el presente, que es lo único que más o menos podemos controlar o, más bien, redireccionar. El pasado y el futuro no existen. El pasado es un presente que ya no es; ya expiró, murió, no vuelve más, no existe. Por eso no debemos preocuparnos por el pasado. Porque no existe. ¿Qué sentido tiene preocuparse por algo que no existe?

El pasado fue un presente que ya pasó. El futuro tampoco existe. El futuro es un presente que aún no ha nacido, aún no ha llegado. Por eso no debemos preocuparnos por el futuro, porque no podemos controlarlo ni determinarlo; no existe, no podemos decidir sobre él.

Tampoco podemos decidir sobre el pasado. Sobre lo único que podemos decidir es sobre el presente, que es lo único que tenemos y lo único que existe.

El ayer ya no existe, el mañana tampoco. Lo único que existe es el hoy. El ayer es un hoy que ya pasó. El mañana es un hoy que aún no ha sido. Por eso debemos disfrutar el presente, debemos disfrutar el hoy y no pensar tanto en el ayer porque ya no es, y ya no podemos cambiarlo. Lo que fue, ya fue, y no tiene marcha atrás.

Tampoco debemos pensar tanto en el mañana, porque aún no es. Vivir el presente es lo que nos queda, vivir el hoy. Porque el tiempo no existe, es solo un concepto, un invento humano que trae dolor y sufrimiento; pero si comprendo que no existe, entonces puedo ser feliz de manera infinita, porque vivo el hoy eternamente.

Tu vida no es lo que ya viviste, ya eso no existe, no te quedes atrapado(a) en el tiempo, el pasado no existe, es una invención humana.

Tu vida es lo que estás viviendo ahora, lo que estás sintiendo y haciendo en estos momentos, día a día, minuto a minuto, segundo a segundo, tu vida es cada instante, cada momento, cada suspiro, cada sentir y emocionar. Tu vida es cada experiencia, cada vivencia, cada fragmento de conciencia.

Conciencia: ¿Bondadosa o nociva?

La conciencia es una configuración de configuraciones. La conciencia se manifiesta a través del entrelazamiento de seis configuraciones: visual, auditiva, táctil, olfativa, gustativa y mental.

Las configuraciones visual, auditiva, táctil, olfativa y gustativa proporcionan el acceso a la experiencia presente. No es posible acceder al pasado ni al futuro mediante la vista, el oído, el tacto, el olfato y el gusto. Solo la configuración mental permite acceder a la experiencia del pasado y del futuro. No podemos observar la luna del viernes pasado. Tampoco podemos escuchar una canción que aún no ha sonado.

Por ejemplo, cuando parece que recordamos una experiencia pasada o imaginamos una experiencia futura, al observar la luna del viernes pasado o escuchar una canción que aún no ha sonado, es porque se manifiesta la conciencia mental, a través de la acción del pensar.

El recuerdo y la imaginación son el contenido del pensamiento. Pensar recuerdos nocivos causa depresión y tristeza por algo que ya ocurrió (conciencia mental del pasado). Pensar imaginaciones nocivas causa angustia y ansiedad por algo que aún no ha ocurrido y no sabemos si ocurrirá o no (conciencia mental del futuro)

El acceso a la paz y el sosiego solo son posibles a través de la experiencia sensorial directa, que es la única que se manifiesta en el presente, ya que el relato mental discurre del pasado al futuro sin detenerse en el presente.

Para vivir tranquilos y alegres debemos detener, aquietar y vaciar la mente, llenando los sentidos con experiencias visuales, auditivas, táctiles, olfativas y gustativas.

No podemos vivenciar el pasado, el presente y el futuro al mismo tiempo. El pensar y el vivenciar nunca son simultáneos. Si hay un pensamiento no hay cognición sensorial; pero en un instante de cognición sensorial, no hay pensamientos.

El pensar nos remite al pasado (recordar) y al futuro (imaginar) y nos llena de tristeza, depresión, angustia, ansiedad y desesperación. La cognición sensorial nos mantiene en el presente. La felicidad se configura en la atención plena del ver, oír, olfatear, gustar y tocar.

La conciencia genera depresión, ansiedad o felicidad. La conciencia mental del pasado nos llena de tristeza y depresión. La conciencia mental del futuro nos llena de angustia y ansiedad. La conciencia sensorial nos proporciona alegría, paz y tranquilidad. Solo la atención plena genera felicidad.

La conciencia puede ser nociva, cuando se concentra solo en la mente. Porque la mente nunca está atenta en el presente, siempre anda deambulando hacia el pasado (recuerdos) y hacia el futuro (imaginación).

La paz, la alegría y el sosiego solo se logran mediante la atención plena de las configuraciones sensoriales (vista, oído, olfato, gusto y tacto), que son las únicas que se manifiestan en el presente.

¿Por qué sufrimos los seres humanos?

No existe una realidad separada de nuestro cuerpo y nuestra mente. Nuestra única realidad son nuestras vivencias y experiencias del aquí-ahora. Sufrimos porque configuramos en nuestra mente una realidad que no existe. Nuestra mente está separada de nuestro cuerpo, nunca está en el presente, siempre está en el pasado o en el futuro, y esto causa sufrimiento. Vivir en el pasado causa depresión y tristeza. Vivir en el futuro causa angustia, estrés y ansiedad. Sufrimos porque no vivimos la experiencia del aquí-ahora, porque pensamos en una realidad que no existe, solo existe en nuestra mente. Sufrimos porque no vivimos el presente, no disfrutamos el maravilloso aquí-ahora.

Un aplauso para esas personas que son coherentes con lo que piensan, sienten y hacen. Ese es el secreto de la felicidad, pero respetando los derechos de los demás. Existen personas que como no son felices quieren también crucificar a otros. Todas las emociones negativas (odio, resentimiento, envidia, culpa, soberbia, arrogancia, altanería, vanidad, orgullo, etc.) nos restan vida y nos quitan la posibilidad de ser felices. Recuerda que toda raíz de una enfermedad, tiene una emoción oculta. Y esas emociones aflictivas son las que nos hacer sufrir y sentir dolor, malestar o inconformidad.

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Autor:
Alexander Ortiz Ocaña, ciudadano cubano-colombiano.
Universidad del Magdalena Santa Marta, Colombia
Doctor en Ciencias Pedagógicas, Universidad Pedagógica de Holguín, Cuba. Doctor Honoris Causa en Iberoamérica, Consejo Iberoamericano en Honor a la Calidad Educativa (CIHCE), Lima. Perú. Magíster en Gestión Educativa en Iberoamérica, CIHCE, Lima, Perú. Magíster en Pedagogía Profesional, Universidad Pedagógica y Tecnológica de la Habana. Licenciado en Educación.
Correo electrónico: [email protected] / [email protected]

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