[Reynaldo Robles] Características de la educación emancipadora

¿Cómo resignarse ante un modelo de crecimiento que ha sido incapaz de erradicar la pobreza, el hambre y la exclusión social, en un sistema económico mundial desigual y depredador de la naturaleza? ¿Cómo enseñar sin una actitud críticamente esperanzadora? Ni las escuelas son lugares neutrales, ni las profesoras, ni los profesores pueden adoptar una postura neutral. Porque, en la práctica, la educación nunca es neutra: o perpetúa el orden establecido de desigualdad e injusticia, o contribuye en la transformación social.
Nuestra propuesta, la Educación para una ciudadanía global, es el fruto de una larga tradición social y pedagógica que cree en el poder transformador de la educación, y en ese sentido no solamente plantea unos medios didácticos, sino, sobre todo, unos objetivos políticos del proceso educativo-socializador hacia el modelo de sociedad que queremos construir. Uno de sus principales objetivos es que la ciudadanía asuma la consciencia de que sus acciones, también las personales y locales, tienen una repercusión en el ámbito global.

La transformación social es la convergencia entre cambios sociales y políticos, por lo que es necesario impulsar que éstos incidan en las causas estructurales de la desigualdad y la exclusión. Desde esta concepción, político es todo aquello que estructura la sociedad, sus instituciones y sus prácticas.

A los gobiernos corresponde garantizar el ejercicio de los derechos humanos y las condiciones para el desarrollo digno de los habitantes del planeta, y por tanto son un actor clave en el proceso de transformación social. Pero no son los únicos actores políticos. La responsabilidad de transformar la sociedad y el sistema es compartida por todas las personas que asumen una conciencia crítica. Como Red de educadores y educadoras, apostamos por una educación de transformación social, contando con todos los actores educativos, especialmente con las familias (1).

¿Qué es la educación emancipadora y cuáles son sus características? Se trata, por tanto, de un enfoque que admite la pluralidad dentro de sí, incluso en los nombres: hay quien habla de “educación crítica”, “educación transformadora”, “educación liberadora”, “educación popular”, “educación emancipatoria”, etc. Intentaremos reseñar lo que nos parece que son los fundamentos más valiosos y con los que más nos identificamos de entre las diferentes formas de entender la educación crítico-transformadora (2).

Educación Crítica. Ciudadanos críticos, reflexivos y creativos. La educación crítica parte de la profunda insatisfacción que genera una sociedad injusta y de la voluntad de transformarla. No hay educación liberadora si no pensamos que hay algo de lo que liberarse, no hay educación transformadora si no se siente un deseo y una posibilidad de cambio social. No es necesario estar de acuerdo en un mismo modelo ideal, ni siquiera tener una alternativa global ya diseñada, sino compartir una orientación utópica para superar las limitaciones del presente, y creer que la educación no puede ni debe rehuir sus responsabilidades (3).

“Todo el proyecto de la pedagogía critica está diri­gido a invitar a los estudiantes y a los profesores a analizar la relación entre sus propias experiencias cotidianas, sus prácticas pedagógicas de aula, los conocimientos que producen, y las disposiciones sociales, cultu­rales y económicas del orden social en general (…). La pedagogía crítica se ocupa de ayudar a los estudiantes a cuestio­nar la formación de sus subjetividades en el contexto de las avanzadas for­maciones capitalistas con la intención de generar prácticas pedagógicas que sean no racistas, no sexistas, no homofóbicas y que estén dirigidas ha­cia la transformación del orden social general en interés de una mayor jus­ticia racial, de género y económica.”(4)  

Educación Transformadora. Nos conduce a tomar conciencia, a la reflexión, al compromiso y la acción, es decir al cambio social. La necesidad de un nuevo curso para el desarrollo armónico del Perú. “Creemos en una escuela que despierte los sueños de nuestra juventud, que cultive la solidaridad, la esperanza y el deseo de aprender, enseñar y transformar el mundo” (5).

Un sistema de conocimiento separado, compartimentado y especializado ya no sirve para entender los problemas que son cada vez más transversales y transdisciplinares. Por eso la necesidad de entender la educación como parte del sistema que también es económico, político y ético.

Necesitamos superar un pensamiento tecnocrático que separa y divide, para promover un pensamiento global que capacite a los y las estudiantes para organizar la información dentro del contexto en el que se encuentran, que posibilite una visión interdependiente de las cosas que les pasan y del mundo.

La organización del centro se realiza desde la perspectiva de un proyecto educativo no sólo técnico sino también emocional, ético y político. Esta perspectiva de proyecto fomenta en el centro transformador la indagación y la discusión entre docentes, estudiantes y comunidad, así como el trabajo con una visión integrada del conocimiento que permite la diversificación de actividades dentro de un marco común. Para ello, la organización del centro contribuye a generar un conocimiento riguroso, pertinente, ético y significativo para todos los actores implicados (profesorado, alumnado y comunidad), que facilita una lectura crítica del mundo, en el sentido freiriano.

Queremos unos centros que sean focos de transformación, una responsabilidad intrínsecamente asociada a su rol educativo dentro de la sociedad, compartida con otros muchos agentes; unos centros que tomen partido por la comunidad a la que pertenecen, den respuesta a sus inquietudes y necesidades, alienten los procesos de cambio, den voz a quienes han sido silenciados. En definitiva, que sean motor de la comunidad. La escuela no ha de liderar necesariamente estos procesos, pero debe ser una pieza clave en los mismos, jugando su papel de referente en el entramado comunitario (6). Una educación transformadora sobre la base del conocimiento científico.

Educación Científica. Instrumento de conocimiento y transformación. Producción de conocimientos y tecnología para el desarrollo nacional.

Es necesario que amplios sectores de la población accedan a una formación científica, que les permita entender el mundo en que vivimos, reconocer la incidencia de los avances científicos en temas que les atañen íntimamente, transformarse en consumidores críticos y responsables de la tecnología. No obstante, las evidencias y la aceptación en el discurso de la necesidad de una cultura científica para todos –sin distinciones de ningún tipo– la enseñanza de las ciencias no tiene hoy en los sistemas educativos de la mayoría de nuestros países un lugar asegurado y sufre, además, graves debilidades que la afectan profundamente.

En el ámbito de la educación científica en particular, los profesores comúnmente les dan más importancia a los contenidos que al desarrollo de habilidades y actitudes, dominando las metodologías tradicionales, basadas fuertemente en la lectura de libros de texto, y la instrucción directa del profesor, por sobre las actividades de indagación científica y el trabajo de campo (Vergara 2006, Krugly-Smolska 1990). No obstante, lo anterior, existen docentes que con niños en contextos de similar vulnerabilidad realizan otro tipo de actividades y obtienen resultados de aprendizaje exitosos. ¿Qué hace la diferencia? Según Haberman (2006) y Zahur et al.(2002), este tipo de profesores, además de creer en sus alumnos, creen en la educación científica como promotora de un cambio social. Según su visión, la educación científica ayudaría a los alumnos, en aquellas comunidades más pobres, a ganar voz y espacio en la sociedad, además de elevar la calidad de vida, tanto de los propios alumnos como de su comunidad (7).

Educación Liberadora. De acuerdo al planteamiento de Freire: “La pedagogía del oprimido, como pedagogía humanista y liberadora tendrá, pues, dos momentos distintos, aunque interrelacionados. El primero, en el cual los oprimidos van desvelando el mundo de la opresión y se van comprometiendo, en la praxis, con su transformación, y, el segundo, en que, una vez transformada la realidad opresora, esta pedagogía deja de ser del oprimido y pasa a ser la pedagogía de los hombres en proceso de permanente liberación” (8).

Mientras la Educación Liberadora busca o fomenta que a través de la educación, el ser oprimido llegue a emanciparse, la Educación Bancaria pretende mantener al opresor en el poder. Es decir que beneficia sólo a una de las partes, que ni siquiera es precisamente el maestro, sino a otros organismos del poder.

La relación entre maestro-estudiante: en la Educación Bancaria el maestro es el que posee el conocimiento, el estudiante es que lo recibe, sin hacer una reflexión sobre él. En la Educación Liberadora, ambos actores aprenden y comparten experiencias.

En la Educación Bancaria no existe el diálogo, por el contrario, en la Educación Liberadora, el diálogo es fundamental en la construcción del conocimiento (9).

La clave de desarrollo es la independencia nacional. Autodeterminación nacional. “La pedagogía del oprimido que, en el fondo, es la pedagogía de los hombres que se empeñan en la lucha por su liberación, tiene sus raíces ahí [inserción crítica en la realidad mediante la praxis transformadora]. Y debe tener, en los propios oprimidos que se saben o empiezan a conocerse críticamente como oprimidos, uno de sus sujetos.” (10).

Los educandos “en vez de ser dóciles receptores de los depósitos se transforman ahora en investigadores críticos en diálogo con el educador, quien a su vez es también un investigador crítico.” (11)

Educación Democrática. Sin privilegios. Igualdad de oportunidades. “la necesidad de contemplar las escuelas como esferas públicas democráticas es central para una pedagogía crítica viable. Esto significa que las escuelas se han de ver como lugares democráticos dedicados a potenciar, de diversas formas, a la persona y la sociedad. En este sentido, las escuelas son lugares públicos donde los estudiantes aprenden los conocimientos y las habilidades necesarios para vivir en una auténtica democracia. (…) las escuelas como esferas públicas democráticas se construyen en torno a formas de investigación crítica que ennoblecen el diálogo significativo y la iniciativa humana. Los estudiantes aprenden el discurso de la asociación pública y de la responsabilidad social. Este discurso trata de recobrar la idea de democracia crítica entendida como un movimiento social que impulsa la libertad individual y la justicia social.” (12)  

No podemos separar el tipo de escuela que queremos del tipo de sociedad que deseamos alcanzar. Los centros escolares no sólo educan a través de los mensajes que transmiten, sino fundamentalmente a través de las prácticas, formalizadas o no, que entre todos los participantes producen.

Una escuela democrática, abierta al entorno, con espacios de encuentro entre todos los actores educativos, amplía el repertorio de oportunidades para el ejercicio de la ciudadanía.

Esta escuela abierta, que hace comunidad, ha de establecer sinergias y coordinaciones con otros referentes socioeducativos, como ayuntamientos o servicios públicos, otros centros educativos, las asociaciones del barrio, ONG y cualquier otra entidad o colectivo que tengan algo que aportar en la consolidación de la comunidad/ciudad como espacio educativo (13).

Educación Patriótica. Tener patria. Integración territorial. El patriotismo es ante todo amor por su patria. Uno de los sentimientos más profundos, afianzados por siglos y milenios de patrias aisladas engendrados por determinadas condiciones socioeconómicas. Es un fenómeno histórico. Durante el capitalismo ascendente cobra especial significación al formarse las naciones y los estados nacionales. Sin embargo, a la medida que se desarrolla el antagonismo de su contradicción fundamental se fue descubriendo la falsedad del “patriotismo” burgués al poner está por encima de los intereses de su patria. Patriotismo no es cosmopolitismo, es decir, esa teoría burguesa que exhorta a la renuncia a los sentimientos patrióticos, a la cultura y a las tradiciones en nombre de la unidad del género humano.

Patriotismo, decía Castro, F. (2000:4) es ” Llevar a gran escala lo que parecía un imposible: que cada habitante de este país se convierta por si solo en una muralla espiritual, preparado para la confrontación en defensa de su proyecto cubano, latinoamericano, tercermundista, de justicia social y sobre todo para la defensa de sí mismo, frente a la avasalladora estandarización promovida por el imperio.”

Este concepto, es la base de la actual Batalla de Ideas en la que está inmerso el pueblo cubano, en su amor y confianza por la Revolución y continuador del pensamiento martiano y del marxismo leninismo.

Un elevado sentimiento de amor a la patria sólo puede formarse como resultado de un sistema íntegro de medios de educación, que incluya el ejemplo, la organización de la conducta y de la actividad de los estudiantes.

En la educación de los sentimientos patrióticos corresponde un importante papel al proceso de estudio. El conocimiento es una condición muy importante para que surjan los sentimientos patrióticos. Sobre la base de estos conocimientos se forma y fortalece el sentimiento patriótico (14).

Educación Comunitaria. La práctica en todo espacio social del legado de la cultura andina. “La educación comunitaria es una vía para la formación de un ciudadano autónomo. Para Paulo Freire representa un proyecto de vida, constituye una esperanza emancipatoria que se inscribe en una ontología distinta del acto de educarse en los contextos vivenciales.

Una vez más se plantea el problema del “ser en si” y el “ser para qué”, la esperanza se proyecta en tanto el hombre se posesiona de sus espacios de vida para aprender la realidad y para pensar en transformarla. Es por esto, que pensar en la relación del docente con la comunidad, significa estrechar lazos directos con la realidad que contextualiza a la escuela. En este sentido, más allá de las relaciones de solidaridad y reconocimiento de problemas, el docente aprende al comparar sus niveles teóricos con la praxis vital humana.

A través de la relación docente-comunidad, se produce un conjunto de experiencias educativas que ayudan al proceso de formación desde la dimensión humana. Esta perspectiva, privilegia el papel del sujeto docente en la práctica de la solidaridad y en el aprendizaje de lo que ocurre en el espacio público.

La actividad consciente del hombre, lo identifica con la problemática social-comunitaria, aspecto que ayuda en la autoformación en virtud de que los hombres reelaboran interiormente una teoría y una práctica que le permite abordar la complejidad de la realidad” (15).

Se puede caracterizar a la educación comunitaria, como un proceso complejo, en el cual se dan relaciones interdependientes a diversos niveles y con mayor grado de compromiso. Por esto, el proceso de autoeducación, genera e incorpora información, originalidad, creatividad, iniciativa, motivación y responsabilidades que se comparten en un ideal libertario.

Fuentes consultadas:
  1. http://www.ciudadaniaglobal.org/
  2. http://jei.pangea.org
  3. http://jei.pangea.org/
  4. McLaren, Peter, 1997, p. 270)
  5. http://jei.pangea.org/
  6. http://www.ciudadaniaglobal.org/
  7. http://www.scielo.cl/
  8. http://www.nodo50.org/
  9. https://es.wikipedia.org/
  10. Freire, 1997, e.o. 1970, p. 52
  11. Freire, 1997, e.o. 1970, p. 91
  12. Giroux, 1990, 34-35
  13. http://www.ciudadaniaglobal.org/
  14. http://www.monografias.com/
  15. http://www.redalyc.org/

NOTA DE REDACCIÓN: La Web del Maestro CMF publica los textos originales de su autor, no necesariamente coincide con lo expuesto en el tema, no se hace responsable de las opiniones expresadas, y no promociona ningún producto, servicio, marca o empresa. Sugerimos a nuestros lectores conocer la identidad de la fuente o de su autor o autores, para tener mayores elementos de juicio y la pertinencia a su realidad educativa.


Autor:
Reynaldo Robles Aroste, nacido en Apurímac Perú.
Licenciado en Filosofía-Historia.
Experiencia laboral: 37 años Educación secundaria
Curso de postgrado: Historia y Educación de la Creatividad
Premio Nacional Horacio
Correo electrónico: [email protected]

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