Hace unos días, mi hija menor, Isabella, que está en cuarto grado, se le acercó a su mamá, y llorando le dijo que no quería volver a estudiar; que estaba muy cansada y estresada.
A mi otra hija, la mayor, Sara, que está en sexto grado, el profesor de matemáticas le puso una tarea sobre “potenciación”. Como la niña no entendía la tarea, ni nosotros sus padres tampoco, tuvimos que recurrir a su primo que está en la universidad, para que tratara de explicarle el tema, lo cual hizo, vía videollamada, durante ¡cerca de cuatro horas!
Hace poco, mi esposa le envió el siguiente mensaje de WhatsApp a la profesora de biología, física y química, de mi hija mayor: “Me dice mi hija que usted les dijo que hasta hoy tienen plazo para entregar los talleres de las guías de Biología, dos guías que fueron enviadas al día 9 de junio y física, una guía el 11 de junio. Profesora para el día de hoy no alcanzamos a enviar ninguno. La niña ha estado trabajando en los talleres de: Español, Noticiero, Sociales, Constitución, Educación física, Dibujo, Música. Ética una lectura que se trabajó en familia y se invirtió un tiempo. De estos, noticiero y constitución no era obligatorio, pero mi hija investigó, trabajó en ellos y los envió. Los talleres que usted envía son bastante largos, la niña ya leyó las guías, pero aún no se han empezado a hacer. Lo primero que se va a hacer es investigar en relación a los temas que usted envió, que la niña comprenda realmente y no que realice unos talleres solo por cumplir. Los enviaremos tan pronto estén listos. Atentamente, Luisa Suarez madre de Sara Morera 602. Muchas gracias. Envió copia a la directora de grupo y al señor rector.”
En estas experiencias personales y familiares, está sintetizado buena parte de lo que hoy está sucediendo en las familias que tenemos hijos estudiando en primaria, secundaria y media: Muchas tareas escolares, guías y talleres bastante largos, cansancio, estrés, y rechazo al estudio por parte de los niños y adolescentes.
Me he encontrado con varios padres que tienen hijos estudiando en estos niveles educativos, y los comentarios al respecto se pueden resumir en lo siguiente: ¡Mucha carga de tareas escolares!
Ahora, esto ya venía sucediendo desde antes del confinamiento. Por ejemplo, a nuestras hijas, desde antes del confinamiento, siempre les han dejado muchas tareas para hacerlas en casa. Ellas han ocupado buena parte de su tiempo fuera del colegio, haciendo tareas. Incluso, hasta los fines de semana los han ocupado para hacer las tareas que les dejan en el colegio. Lo que sucede es que ahora, por el confinamiento, los padres hemos podido participar más de la vida escolar de nuestros hijos, y eso ha hecho que nos hayamos dado cuenta de la pesada carga de tareas escolares que ha estado pesando sobre sus frágiles hombros, incluso, desde antes del confinamiento.
Pero, ¿acaso la vida de nuestros niños y adolescentes es solo colegio y estudio, y nada más? ¿Qué hay del descanso de nuestros hijos? ¿Tienen derecho a descansar? ¿Qué hay del tiempo para compartir con sus familias? ¿Qué hay del tiempo para desarrollar sus talentos? ¿Qué hay del tiempo para practicar el violín? ¿Para practicar el piano, o la pintura? ¿Qué hay del tiempo para jugar? ¿Qué hay de los que sueñan con jugar en el Real Madrid? ¿A qué hora pueden hacer sus entrenamientos? ¿Y a los niños que les gusta la cocina, a qué hora pueden practicar? ¿A qué hora pueden dedicarles tiempo a otras actividades diferentes de las tareas escolares? ¿No es suficiente el tiempo de las clases formales de las diecisiete materias? ¿A qué hora nuestros niños pueden ser niños, y nuestros adolescentes, adolescentes?
Hasta los empleados, que son mayores de edad, necesitan y tienen derecho a horarios de trabajo, y a descansar. ¡La ley habla de un máximo de 48 horas semanales de trabajo para los empleados! Y la razón es simple: necesitan descansar. Sin estas pausas y descansos, los empleados enfermarían; y la productividad en las empresas, disminuiría.
Entonces, si los empleados, que son personas mayores de edad, necesitan y tienen derecho a descansar, ¿no creen que los niños y adolescentes también necesitan y tienen derecho a tener un tiempo de descanso del colegio y del estudio?
Generalmente, los horarios escolares, antes del confinamiento, iban de las 6:00 a.m. hasta las 12:00 m.; incluso algunos colegios traían más horas de estudio. Es decir, estamos hablando, de 6 horas continuas de estudio en el colegio, en promedio, antes del confinamiento. Pero, éste estudio no terminaba ahí. Los estudiantes salían del colegio y continuaban haciendo tareas en casa, incluso los fines de semana, lo cual podía significar unas 2 o 3 horas adicionales diarias de estudio en casa, más otras 3 el sábado, y otras 3 el domingo. En total, podemos estar hablando de un promedio de 9 horas de estudio diarias entre semana, más 6 horas adicionales el fin de semana, para un total de ¡51 horas semanales de estudio, 7 días a la semana! entre el colegio y la casa, antes del confinamiento, es decir, ¡3 horas más! de las 48 horas semanales autorizadas por la ley laboral para los empleados, que son mayores de edad. Y, además, ¡sin derecho a un solo día de descanso en la semana!, cuando, aún los empleados, que son mayores de edad, necesitan y tienen derecho al descanso el fin de semana.
Hoy, esta situación, como lo decía antes, se ha acentuado más, debido al confinamiento, ya que, por el hecho de estar siempre en casa, las clases virtuales, y el uso del WhatsApp (para comunicarse entre profesores, estudiantes y padres, y para enviar guías y tareas), han invadido completamente el hogar, sin respetar la hora ni el día. A cualquier hora del día los profesores programan una clase virtual; y a cualquier hora de cualquier día, se escucha al interior del hogar la notificación de un mensaje de WhatsApp, enviado por un estudiante, por un padre de familia, o por un profesor, como, por ejemplo: “Buenas tardes papitos y estudiantes les recuerdo que muchos estudiantes no han hecho la entrega de los trabajos de las primeras clases de hace 15 a 20 días. Espero que los envíen este fin de semana para no tener que reportar los. GRACIAS.12:21”; “Profesora buenas noches, no usará guía es para imprimir y tenerla lista para la clase.19:54”; “Buenas noches. Mañana la envió a la plataforma Edmodo.20.13”; “Profe porque esta figura es diferente a la anterior que usted mando a color?.20:10”; “Es la misma cuéntenos triángulos.20:10”; “Aaa bueno profe.23:16; “Gracias.23:16”.
Ante tanto acoso de tareas escolares, con y sin confinamiento, las preguntas que debemos hacernos con urgencia, son:
¿Es justo esto? ¡No!
¿Está bien esto? ¡No!
¿Tareas y más tareas, incrementa el rendimiento escolar? ¡No!
¿Tareas y más tareas, genera más gusto por el estudio entre los estudiantes? ¡No! Todo lo contrario. Este acoso de tareas escolares lo que hace es generar entre los estudiantes, cansancio, aburrimiento, apatía, desánimo, estrés, dolores de cabeza, rechazo hacia el estudio.
La Convención sobre los derechos del niño dice en su Artículo 31.1.: “Los Estados Partes reconocen el derecho del niño al descanso y el esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad y a participar libremente en la vida cultural y en las artes.”
El señor Adolfo León Atehortúa Cruz, siendo rector de la Universidad Pedagógica Nacional en Colombia, escribió lo siguiente, en una columna publicada en el diario EL ESPECTADOR, el día 26 de enero de 2017: “… ¿Es pertinente dejar tareas para que nuestros alumnos las realicen en casa? Para responder el interrogante debe tenerse en cuenta, en primer lugar, la opinión de un número significativo de expertos.
La lista puede encabezarse con Alfie Kohn y su libro El mito de los deberes (2013). La conclusión de su investigación es contundente: las tareas no promueven la autonomía ni generan buenos hábitos de estudio; no proporcionan beneficios académicos para los alumnos de primaria y no son recomendables para los estudiantes de secundaria. Por el contrario, pueden conducir a que niñas y niños adopten una actitud negativa hacia el colegio y el aprendizaje, o a la extinción de la curiosidad infantil.
Etta Kralovec y John Buell en The End of Homework (2001), sostienen similar criterio: las tareas en casa no mejoran el rendimiento académico, pero suprimen, por fuerza del tiempo dedicado a ellas, aprendizajes en artes, deportes, educación religiosa, actividades familiares y comunitarias. Las tareas, agregan dichos autores, construyen una discriminación: los padres con mayor capacidad cultural y económica para asistir a sus hijos en casa obtienen mejores resultados.
Francesco Tonucci –Cuando los niños dicen ¡basta! (2005) y ¿Enseñar o aprender? (1999)– advierte, desde una óptica infantil, su concepción sobre el proceso enseñanza-aprendizaje: “Las tareas son una equivocación pedagógica y un abuso; no consiguen el resultado que la escuela presume…”
Teniendo en cuenta lo anterior, consideramos que existen demasiadas razones para suprimir las tareas escolares para la casa, con y sin confinamiento, las cuales pueden resumirse en las siguientes 5 razones:
- Los estudiantes de primaria, secundaria y media necesitan y tienen derecho al descanso.
- Las tareas escolares para la casa les roban el tiempo a los estudiantes, para el descanso, para compartir con sus familias, para desarrollar sus talentos, para el juego, para el deporte, para ser niños y adolescentes.
- Las tareas escolares para la casa, en buena parte, las hacen los padres, lo cual no tiene sentido.
- Las tareas escolares para la casa pueden afectar la salud mental de los estudiantes y de las familias.
- Las tareas escolares para la casa generan rechazo hacia el estudio.
Autor: Miguel Morera Lizcano, ciudadano colombiano, nacido en Neiva, Huila. Padre de dos niñas estudiantes de grado cuarto y sexto del colegio oficial I.E. Departamental de Neiva. Escritor de cuentos para niños; autor del libro inédito “El Nuevo Modelo Educativo (NME) para estudiantes de primaria, secundaria y media”; autor del libro “EL PLAN DE NEGOCIO BIEN MEDITADO”. Experiencia laboral: Ha ejercido los cargos de Asesor de Emprendimiento en el Municipio de Neiva; Docente Capacitador en la Escuela Superior de Administración Pública ESAP Territorial Huila; Representante a la Cámara por el Huila; Director del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar ICBF – Regional Huila.Obtuvo el título de Abogado en la Universidad Libre de Colombia. E-mail: [email protected] Facebook: Morera.Lizcano |
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Es excelente esta página nos actualiza como docentes, nos involucra como padres y nos hace reflexionar como seres humanos