Que tus hijos sean buenas personas es el verdadero éxito en la vida

Expertos de la Universidad de Harvard investigaron qué pueden hacer los padres para que sus hijos sean buenas personas.
El mundo necesita personas que tengan un corazón capaz de conseguir que todo funcione mejor. Tus hijos pueden conseguirlo, necesitan tu guía diaria para que aprendan a actuar de la manera correcta y que tengan su vida bajo control. Criar niños exitosos y felices está ligado a su bienestar. Formar a tu hijo de una manera que garantice lograr ese éxito y felicidad no es ciertamente fácil. 

Se requiere paciencia, perseverancia, dedicación y la confianza de que todos tus esfuerzos valdrán la pena cuando finalmente veas a tus hijos actuar con todo su potencial.

Incluso desde antes de que sus hijos vengan a este mundo, los padres anhelan que sus hijos sean personas de bien, tengan éxito y estén lejos de los problemas que tal vez experimentaron sus padres. 

Entonces, se entiende que el éxito de los niños significa el “éxito de los padres”, ¿verdad?

Según el informe de la Universidad de Harvard, en la escala de valores “ser justo” o “amable” se considera mucho menos valioso que otros como “trabajar duro”, el cual fue considerado el más importante por los 10.000 alumnos estadounidenses de primaria y secundaria que fueron entrevistados.

Esto, aseguran los psicólogos y pedagogos responsables de la iniciativa, es la muestra de un claro fracaso educativo: “Los valores de nuestra juventud se han torcido, y los mensajes que los padres están transmitiendo quizás sean la clave del problema”.

Cómo hacer que tus hijos sean buenas personas

A la luz de los resultados de su estudio, los investigadores no se detuvieron aquí y trataron de aportar valor, elaborando una guía de cuatro puntos para ayudar a padres y educadores a criar niños con un sentido más elevado de la solidaridad y la amabilidad. Aquí, su receta que tus hijos sean “buena gente”.

1. Tener una relación afectuosa y amorosa con los niños

Esto hará que ellos también traten de la misma manera a los demás, así como a cuidarlos y respetarlos. 

Sé paciente, atento, ten una actitud cálida y brinda muchos, muchos abrazos. Apreciar la singularidad de tu hijo y ofrecerle amor le brinda seguridad. Un niño que se siente amado y valorado es un niño que se siente comprendido, reconocido y respetado.

2. Ser un buen ejemplo

Jamás hay que olvidar que los niños aprenden de nuestras actitudes y acciones, por lo que si ven que somos amables y nos preocupamos por los demás, ellos lo adoptarán de forma automática.

 Una de las mejores cosas que puedes hacer para motivar niños exitosos y felices es atender tu propia felicidad. Aunque no podemos controlar la felicidad de nuestros hijos toda la vida, somos responsables por la nuestra.

3. Enseñar empatía

Es una de las claves para que entiendan a los demás; es enseñar a que los otros sean visibles. Busca mostrarle a tu hijo cuando alguien la esté pasando mal y preguntar que tendrá y cómo lo podrían ayudar.  

La empatía es una cualidad que se puede enseñar, de hecho, es una cualidad que debe ser enseñada, por los padres, familia y educadores de un niño. Es un talento que los niños pueden cultivar y mejorar con el tiempo.

La capacidad de empatizar afecta la felicidad auténtica, la satisfacción de la relación y la capacidad de recuperarse de la adversidad.

4. Aprender a reconocer sus errores

Cuando los enseñamos a hacerse responsables de sus acciones y aprender de sus errores, será más fácil que lo tomen como un aprendizaje para ser mejor cada día. El primer paso es mostrar, reconocer y perdonar también los nuestros. 

5. Evitar premiarlos por hacer cosas buenas

Es bueno alentar a hacer algo para mejorar las cosas, pero no se debe compensar esa acción, porque de lo contrario esperarán todo el tiempo ser recompensado en vez de que cuidar a los otros los motive. 

6. Delegar responsabilidades

Se puede empezar con pequeñas actividades como tender su cama, limpiar alguna parte de la casa o poner la mesa, la idea es que se haga responsable de que esas cosas pasen partiendo de la idea de la familia como equipo.

La tendencia a facilitar cada vez más la vida a los niños, hasta el punto de excusarlos de cualquier responsabilidad y obligación, es muy dañina.

Psicólogos de la Universidad de Stanford explican que “si el niño no recoge la mesa ni ordena su habitación, significa que alguien lo está haciendo en su lugar. 

Sin embargo, si los absuelven del trabajo, no solo les impiden aprender a hacerlo sino que tampoco pueden contribuir al mejoramiento del hogar y asumir sus responsabilidades”.

Al contrario, los niños que se involucran en las tareas del hogar se convierten en profesionales más empáticos que se desenvuelven bien en equipo porque saben de primera mano lo que significa trabajar para conseguir las cosas.

Lo que me he dado cuenta es que desde casa nosotros inculcamos los valores y ejemplos, así que si fortalecemos esas bases, seguramente nuestros hijos podrán crecer como buenas personas.

Este contenido ha sido publicado originalmente por El club de los libros perdidos en la siguiente dirección: elclubdeloslibrosperdidos.org



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