Papa León: La inteligencia humana, a diferencia de la IA, es creativa, dinámica, generativa y capaz de unir pasado, presente y futuro

La IA posee una “memoria” estática, incomparable con la del ser humano

Nos proponemos reflexionar -con la esperanza de aportar luz a profesores, directivos y padres de familia- sobre la primera intervención pública del Papa León XIV respecto a la Inteligencia Artificial (IA). Sus palabras nos invitan a asumir una actitud consciente, responsable y ética frente a esta herramienta educativa, cuando es aplicada a tareas concretas, y que es también una tecnología educativa cuando afronta y redefine el sistema educativo en su conjunto. Comprender esta diferencia es clave para entender su uso responsable, transformador y ético. 

Queremos proponer, de una manera solo sugerente, una reflexión y un llamado a profundizar en el fenómeno de la transhumanización, entendida como una tendencia emergente -salvo mejor opinión- que plantea la posibilidad de mejorar o transformar las capacidades del estudiante y del docente mediante el uso de la IA. Solo bosquejaremos la intervención del transhumanismo en la educación, delineando algunas consideraciones pedagógicas sobre la llegada de la biotecnología a los centros educativos, teniendo como referencia los elementos de la práctica educativa: el estudiante, el profesor y el entorno educativo. Entrando de manera sobresaliente los análisis desafiantes al enfoque educativo humanista de la educación, toda vez que se pone en escena lo humano y no humano (máquinas, cosas, animales), buscando transformar la comprensión del significado de lo humano y de su relación con el mundo. 

Así pues, el transhumanismo, genera tanto fascinación como inquietud. Se presenta como una promesa de superación humana, pero también con el riesgo de una ideología que parece querer redefinir lo que somos. Y como educadores, no podemos mantenernos al margen: necesitamos comprender con claridad qué es realmente el transhumanismo, cuáles son sus fundamentos y hacia dónde nos puede llevar. Porque da la impresión -no sin motivo- de que esta visión transhumanista, con su aspiración de inmortalidad digital y su aparente sesgo antihumano, ya está ingresando silenciosamente en nuestros libros, cuadernos, ideas y computadoras.  

Por todo lo expuesto, es urgente actualizarnos, discernir con criterio pedagógico y ético, y formarnos una postura crítica frente a estas transformaciones que afectan de manera directa nuestra labor pedagógica y los objetivos en la formación de las nuevas generaciones. El profesor Juan Garzón Tejada, en un interesante trabajo, nos dice que “El mejoramiento de las capacidades mentales o cognitivas mediante la interacción biológica con máquina tendrá como resultado mayores capacidades de memoria y almacenamiento de información, una idea no sólo reflejada en estudiantes sino en el mismo docente, quien también puede llegar a ser equipado con dispositivos cognitivos, permitiendo tener mayor dominio de su saber disciplinar.” Cf Transhumanismo y educación: reflexiones sobre la intervención biotecnológica en la práctica educativa 

El transhumanismo puede sonar todavía como un tema propio de la ciencia ficción -y en buena medida lo sigue siendo-, pero eso no significa que no represente un desafío real a la dignidad humana, ni que podamos ignorarlo cómodamente. Ya no se trata solo de aprender con tecnología, sino de replantear qué significa aprender y desarrollarse como ser humano, a través de una corriente que promueve el uso de la tecnología para mejorar -o incluso superar- las limitaciones humanas, incluyendo el cuerpo, la mente e incluso la vida y la muerte (cf. Kimberley Heatherington, OSV News, Virginia, EE. UU.). 

Como miembros de una comunidad educativa, todos debemos responder desde nuestra propia realidad, y siguiendo nuestra conciencia y pensamiento crítico, a preguntas fundamentales como: ¿Qué ocurre con la igualdad de oportunidades si solo algunos acceden a estas mejoras? ¿Estamos educando personas o simplemente optimizando datos? ¿Cuál es el nuevo rol del docente en este escenario? 

Consideramos que, en nuestro intento por responder con mayor profundidad y compromiso educativo, reconocemos que la Inteligencia Artificial (IA) nos interpela hoy de forma ineludible. Ya no es posible “mirar hacia otro lado”, minimizar su utilidad o ignorar su creciente influencia en el ámbito educativo. Ante este panorama, se vuelve urgente adoptar rutas para un mayor conocimiento, ampliar los diálogos, tender puentes, cultivar una conciencia crítica, adoptar un enfoque ético y tener una visión auténticamente humana de su uso. Es muy importante que, como educadores, miremos el transhumanismo con ojos críticos y esperanzados, sin prejuicios,  en que puede ser un aporte positivo en el desarrollo de la humanidad, porque estas tendencias no solo transforman herramientas educativas, sino también la comprensión de lo que significa ser humano, aprender y enseñar. Como educadores, debemos formar criterios éticos y pedagógicos sólidos para guiar a nuestros estudiantes en un mundo donde la tecnología puede potenciar, pero también deshumanizar, la educación. 

“La tecnología no es intrínsecamente buena ni mala; es nuestra comprensión y uso de ella lo que determina su impacto en la humanidad” 

Nunca olvidemos que tenemos en nuestras aulas a los niños y jóvenes que están llamados a construir la nueva civilización, a desarrollar su pensamiento crítico sin manipulaciones, sin anular la libertad que debe tener todo estudiante para pensar, elegir y desarrollarse críticamente, con el conocimiento que les ofrecemos en las aulas y el que ellos puedan investigar, con el fin de construir una sociedad futura capaz de discernir con sabiduría, orientada hacia la trascendencia y la auténtica humanización (cf. Regnum Christi, 07/02/2024). Educar es formar, no controlar. 

Hasta hoy, entre otros avances, la IA no solo va demostrando que amplía capacidades como la memoria, la creatividad o la toma de decisiones, sino que también integra la tecnología al cuerpo humano -como sucede con los implantes o prótesis inteligentes- y plantea serios dilemas éticos y pedagógicos sobre qué significa ser humano y cómo formar personas en un mundo crecientemente automatizado y tecnificado.  

“La tecnología y la ética digital añaden otra capa de complejidad” a la educación, una complejidad que exige profesores y guías preparados en temas como la inteligencia artificial o la manipulación genética. Educadores capacitados, motivados y promotores para despertar la curiosidad, el juego, el humor, el asombro, la sorpresa, … que impulse a la investigación, base del verdadero aprendizaje. Permítanos, si le interesa el tema, sugerirle la lectura de la reflexión de Víctor Pimentel en el siguiente enlace: El escenario geopolítico global del Papa León XIV: Desafíos y oportunidades 

En este panorama educativo, Papa León XIV,  tiene la oportunidad de ser un faro de esperanza, como él mismo proclamó, pero también un estratega pragmático. Su orientación y legado podría marcar un antes y después en la relación de la Iglesia con el mundo educativo moderno: o bien logra articular una visión que reconcilie fe y razón, justicia y misericordia, o quizá perdamos la relevancia de este tema, en medio de otras tormentas del siglo XXI. 

Aquí tenemos una interesante propuesta, siguiendo la alocución del Papa León XIV: no basta con usar la IA, es necesario discernir sus límites y orientarla con honestidad, transparencia y sentido humano. Sabemos que la incorporación de la inteligencia artificial (IA) en la educación puede ser utilizada con fines egoístas, en perjuicio de los más vulnerables, especialmente de aquellos que carecen de acceso a una educación de calidad y a una formación en pensamiento crítico. Sin una reflexión ética previa, sin leyes claras, sin normas que regulen su uso y sin una adecuada capacitación docente, el uso de la IA corre el riesgo de ampliar aún más las desigualdades sociales, profundizar las brechas cognitivas, generar exclusiones educativas y aumentar los conflictos en el desarrollo intelectual de niños y jóvenes. 

Él también nos advierte sobre esos riesgos y ha expresado su preocupación por el impacto que un uso indiscriminado de la IA podría tener en el desarrollo intelectual de niños y jóvenes, si no se establece un marco claro de valores, leyes transparentes, formación docente pertinente y normas que garanticen un uso responsable y eviten cualquier forma de adoctrinamiento. La educación debe mantener siempre su enfoque ético, crítico. 

Como dato informativo que nos puede iluminar en nuestras decisiones docentes, y nos puede ser de utilidad para el diálogo con los estudiantes, -según EXPANSIÓN, basándose en el “Informe 2025” del Instituto Reuters (Universidad de Oxford)- el uso semanal de IA para obtener información es mayor entre los jóvenes: 12% en menores de 35 años y 15% en menores de 25, frente al 7% en la población general. Esto es preocupante ante la proliferación de contenidos manipulados que generan desinformación, y el aceptar cualquier dato de la IA sin previo estudio. Es el caso de una estudiante de la Universidad Northeastern (Boston, EE. UU.), quien presentó una queja formal y exigió el reembolso de su matrícula al descubrir que su profesor utilizaba ChatGPT para generar los apuntes del curso, sin avisar a sus estudiantes .Cf: Sorprenden a profesor usando ChatGPT y alumna pidió que le devolvieran el dinero de su matrícula 

Desde la Web del Maestro CMF consideramos que el uso de la IA debe ser reglamentado y supervisado por consenso de todos los actores de la Educación, las autoridades nacionales y educativas, el estudio de experiencias foráneas, buscando siempre proteger los derechos fundamentales, asegurar la transparencia, el respeto y la promoción de los valores humanos. La ausencia de una legislación clara puede debilitar la posibilidad de impugnar decisiones basadas en sistemas algorítmicos, afectando derechos como el juicio imparcial o el acceso a recursos legales, particularmente en el ámbito educativo. 

Publicación relacionada: María del Mar Sánchez: Los docentes no podemos abrazar la IA (inteligencia artificial) a lo loco

La UNESCO también nos advierte que “las personas deberían estar plenamente informadas cuando una decisión se base en algoritmos de IA, especialmente si afecta su seguridad o derechos humanos. En estos casos, deben tener la posibilidad de solicitar explicaciones e información tanto a los desarrolladores como a las instituciones educativas o públicas involucradas. […] Los actores de la IA deberían informar adecuadamente cuándo un producto o servicio se ofrece con ayuda de IA.” Cf: Recomendación sobre la ética de la inteligencia artificial – UNESCO 

Publicaciones recomendadas: 

En su discurso del 20 de junio de 2025, el Papa León XIV subrayó la importancia de la Ley Natural, entendida como un principio moral universal “no escrito por manos humanas, sino reconocido como permanente y común a todos”. Citando a Cicerón en De re publica, recordó: 

La ley natural es la razón recta, conforme a la naturaleza, universal, constante y eterna… No se permite modificarla ni abolirla; ni el Senado ni el pueblo pueden liberarse de ella. Habrá una sola ley eterna e inmutable que gobernará a todos los pueblos en todos los tiempos.” (Cicerón, De re publica, III, 22) 

Esta referencia filosófica es especialmente relevante hoy, cuando la política y el uso de la inteligencia artificial (IA) en educación están cada vez más entrelazados. El desarrollo y la aplicación de estas tecnologías no son neutros: exigen una orientación ética, regulación clara, inversión pública y participación de los profesores. 

Toda política educativa debe definir con claridad cómo, cuándo y para qué se utiliza la inteligencia artificial (IA) en el aula. De hecho, varios países han comenzado a legislar en esta dirección, conscientes de los desafíos éticos y sociales que plantea esta tecnología. La IA ofrece enormes posibilidades educativas: personalización del aprendizaje, automatización de tareas administrativas y análisis predictivo de datos pedagógicos. Sin embargo, también plantea riesgos serios que deben abordarse con responsabilidad: el uso indebido de datos personales, la reducción del rol humano en la enseñanza, la reproducción de sesgos algorítmicos y la creciente dependencia tecnológica. 

En este escenario, el transhumanismo introduce un nuevo nivel de complejidad, al proponer una visión del ser humano ampliado o modificado mediante la tecnología. Si bien esta corriente plantea avances prometedores, también desafía concepciones éticas, antropológicas y pedagógicas fundamentales, como la dignidad humana, la libertad y la formación integral, según lo hemos analizado en párrafos anteriores. Por ello, urge que las decisiones sobre IA en educación no se limiten a criterios de eficiencia o innovación, sino que estén guiadas por una visión humanista que coloque al estudiante -como persona- en el centro del proceso educativo. 

El profesor José Antonio Marina afirma que la IA debe estar al servicio de la inteligencia humana, no al revés. Fernando M. Reimers, de la Universidad de Harvard, advierte que sin políticas claras, la IA puede reproducir desigualdades. César Coll, de la Universidad de Barcelona, subraya que la IA no sustituirá al docente, pero exige repensar su rol como mediador del pensamiento crítico. 

Las autoridades educativas, si actúan con visión de futuro, deben asegurar que la IA se aplique con criterios éticos y pedagógicos, no solo tecnológicos. No podemos seguir postergando la formación docente en competencias digitales. Hoy necesitamos profesores que animados por su vocación y creatividad innatas, sean pioneros de nuevas rutas pedagógicas. Cf: Mark Sparvell: el entrenamiento de los profesores en el uso de la tecnología es muy importante 

La Ley Natural, como señala el Papa León XIV, debe ser la brújula para legislar en temas educativos y tecnológicos. Las preguntas éticas que plantea la IA tocan ya ámbitos de la intimidad humana. En este sentido, la Declaración Universal de los Derechos Humanos sigue siendo clave para recordar la centralidad de la persona en toda legislación. 

Como civilización, hemos alcanzado avances educativos considerables. Hoy, tanto los gobiernos como los educadores están llamados a responder con responsabilidad ante el desafío de la IA. “Este desarrollo será de valiosa ayuda en la medida en que su uso no socave la identidad ni la dignidad de la persona humana, ni sus libertades fundamentales. La IA debe ser una herramienta al servicio del bien del ser humano, no un medio para menospreciarlo o derrotarlo. […]  

La vida humana vale mucho más que cualquier algoritmo. Las relaciones sociales necesitan espacios humanos que trasciendan cualquier sistema artificial. Aunque la IA pueda almacenar millones de datos y responder con rapidez, su “memoria” es estática, muy distante de la inteligencia humana, que es dinámica, creativa, generadora de sentido y capaz de unir pasado, presente y futuro.” 

El Papa Francisco también advirtió, en su discurso ante el G7 (14 de junio de 2024), sobre el riesgo de un “eclipse del sentido de lo humano”, e instó a no perder de vista la dignidad y singularidad de nuestra condición humana. 
Cf: ¿Qué piensa León XIV sobre la Inteligencia Artificial? Esta es su primera reflexión sobre IA como Papa 

En ese contexto, el Papa recordó ante parlamentarios de 68 países que la IA debe concebirse como un instrumento al servicio del bienestar humano: “La política no puede ignorar un desafío de esta magnitud -afirmó-. Está llamada a responder a los ciudadanos que, con razón, observan con confianza y preocupación esta nueva cultura digital.” 

Por su parte, la primera ministra italiana Giorgia Meloni expresó su respaldo a una regulación centrada en el ser humano: “Italia continuará sus esfuerzos, tanto a nivel nacional como internacional, para asegurar que el desarrollo de la inteligencia artificial sea gobernado por seres humanos y tenga como objetivo final el bienestar humano.” (cf Zona Movilidad). 

Educar para la libertad es una de las tareas más nobles y desafiantes del docente. Significa enseñar a pensar sin manipulaciones, cultivando en los estudiantes un amor profundo por la Verdad, que no se impone, sino que se descubre con humildad y espíritu crítico. Esta forma de educación no se queda en lo intelectual, sino que impulsa a actuar con responsabilidad, reconociendo que el conocimiento tiene sentido cuando se orienta al servicio del bien común. Así, formar personas libres no es solo un ideal, sino una urgencia pedagógica en tiempos donde la información abunda, pero los criterios éticos escasean. 

La fuente principal de esta publicación, que sugerimos leer, es ésta: Discurso de su santidad el Papa León XIV a los parlamentarios con ocasión del Jubileo de los Gobernadores 

Redacción | Web del Maestro CMF


1 comments

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Manténgase informado sobre los hechos clave del mundo educativo.

Al presionar el botón Suscribirse, confirma que ha leído y acepta nuestra Política de privacidad




Se desactivó la función de seleccionar y copiar en esta página.