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Cuatro pilares de la autoestima que se deben conversar en las aulas

El psicólogo y escritor Walter Riso defiende que en la escuela debería incorporarse dos nuevas asignaturas: “Aprender a perder” y “Amor propio”. De esta forma podríamos enseñar a los niños, las claves de las relaciones sanas, lejos de la dependencia emocional, el abuso y el sufrimiento. “¿Por qué sufrimos tanto por amor? Sufrimos por los mitos, porque no son relaciones democráticas, por la dependencia emocional. Tú no puedes negociar una relación afectiva cuando ocurren dos cosas que van a afectar tu autoestima: la indiferencia y la pérdida de la confianza básica”, explica Riso.

También la autoestima se puede enseñar desde la infancia, afirma el psicólogo, a través del desarrollo de cuatro pilares: autoconcepto, autoimagen, autorrefuerzo y autoeficacia. Lejos del egoísmo y la egolatría, el autocuidado sano permitirá una sociedad más fuerte, valiente y resiliente.

Walter Riso es doctor en Psicología, especialista en Terapia Cognitiva y Máster en Bioética, con más de 30 años de experiencia en el ámbito de la psicología clínica y la formación, a través de su cátedra universitaria entre España y Latinoamérica. Es autor de más de 20 textos científicos y de divulgación, traducidos a más de 10 idiomas, que le han convertido en autor superventas de títulos como ‘Pensar bien, sentirse bien’, ‘Filosofía para la vida cotidiana’, o ‘Amar o depender’.

Según Walter Riso existen 4 elementos que son los más importantes que forman la autoestima.

En la práctica estos 4 elementos están entrelazados, sin embargo, a continuación se muestran separados para analizarlos mejor.

Los 4 pilares de la autoestima que nos comparte Walter Riso son:

1. Autoconcepto (qué piensas de ti mismo)

Tal y como explica Walter Riso, el autoconcepto se refiere a lo que piensas de ti, al concepto que tienes de tu persona y, como es lógico, tal concepto se verá reflejado en la manera en que te tratas a ti mismo: qué te dices, qué te exiges y cómo lo haces. Puedes autorreforzarte y mimarte o insultarte y no ver nada bueno en tu comportamiento, o también puedes ponerte metas inalcanzables y reprocharte luego por no alcanzarlas, como hace mucha gente.

Somos víctimas de nuestras propias decisiones: cada cual elige amarse a sí mismo o no, aunque no siempre somos conscientes del daño que nos hacemos.

2. Autoimagen (cuánto te gustas)

En casi todas las épocas y culturas, la belleza física ha sido admirada como un don especial, y la fealdad como una maldición de la naturaleza o de los dioses.

La cuestión que debe preocuparnos es que el juicio estético que la cultura otorga a la apariencia física tiene enormes consecuencias para nuestro futuro. El éxito en diversas áreas de desempeño se ve afectado por nuestro atractivo físico. Los juicios hacia las personas hermosas son más benevolentes.

El grupo de referencia más cercano y las relaciones que establecemos con las personas son determinantes para crear la idea que tengamos sobre nuestro cuerpo y las evaluaciones que hagamos de él (autoimagen).

3. Autorreforzamiento (cuánto te premias y te das gusto)

Si nunca te refuerzas ni te premias a ti mismo, si no te dedicas tiempo, si no te expresas afecto, tu autoestima será nula o insuficiente.

Disponemos de tiempo para los hijos, la pareja, los padres, los suegros, los vecinos, los amigos, pero no se nos ocurre utilizar un rato libre en beneficio propio y ¡a solas!

Es absurdo que el propio yo ocupe el último lugar en el afecto que somos capaces de dar. Vivimos postergando las gratificaciones que merecemos, y nos decimos: «Algún día lo voy a hacer», pero ese día no suele llegar.

4. Autoeficacia (cuánta confianza tienes en ti mismo)

Así como la autoexigencia desmedida destruye y castiga la autoestima, la falta de ambición destruye el crecimiento psicológico. Los retos y los propios desafíos son los principales alimentos de los que se nutre el autoconcepto e incluso le dan sentido a la vida. Si no pones metas, son demasiado diminutas o no afrontas los problemas, tu yo no podrá desarrollarse adecuadamente. Uno de los principalese enemigos para crear un buen autoconcepto es la falta de confianza en si mismo, la manía de crear expectativas de fracaso o pensar que uno no es capaz.

A la confianza y convicción de que es posible alcanzar los resultados esperados se la denomina autoeficacia. Una baja autoeficacia te llevará a pensar que no eres capaz, y una alta autoeficacia hará que te sientas seguro de alcanzar tus objetivos, o por lo menos de luchar por ellos.

Este contenido ha sido publicado originalmente por Aprende a Caminar por la vila en la siguiente dirección: aprendeacaminarporlavida.com



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