Maestros al servicio de la educación

¿Los padres siguen llevando a sus hijos hacer clases aún estando enfermos?

Fiebre a partir de los 37; 37’2 ó 37’5 (según los protocolos de cada comunidad autónoma), tos, congestión nasal, dolor de garganta, dificultad respiratoria, dolor torácico, dolor de cabeza, dolor abdominal, vómitos, diarrea, dolor muscular, manchas en la piel, disminución del olfato y el gusto o escalofríos. Ante la presencia de estos síntomas, los padres no deben llevar a sus hijos al centro escolar. Hacerlo, no sólo supone poner en riesgo la salud de muchas personas, sino otras consecuencias de diversa índole. Desde el despacho de abogados dPG Legal, explican qué responsabilidad tienen los padres que llevan a los niños enfermos al colegio en una situación como la actual y advierten que, legalmente, se puede cursar contra ellos una reclamación civil y ser penalizados, con la obligación de pagar una indemnización.

En este sentido, Ignacio González Gugel, abogado y socio fundador de dPG Legal afirma que llevar a un niño con síntomas compatibles con coronavirus, o que haya estado en contacto con algún positivo, puede suponer el contagio a otros alumnos o profesores, con las consecuencias de diversa índole que esto conlleva. En primer lugar, según González Gugel, afecta al Derecho a la Educación, pues en caso de que se detecte un alumno positivo por Covid, se paralizará la formación del resto de los alumnos de su clase, interrumpiendo así su formación. “Además, también puede suponer un perjuicio económico para muchas familias, puesto que el cuidado de los hijos hace muy difícil la asistencia al trabajo de los padres y, en el mejor de los casos, se verán obligados incluso a contratar personal de servicio para el cuidado de los menores”, añade el abogado.

Reclamación civil contra la familia

Según Ignacio González Gugel, en caso de contagio, cabe una acción de reclamación civil contra la familia responsable, de la misma forma que contra quien causa cualquier tipo de lesión: “Todos estos daños son indemnizables por el artículo 1.902 del Código Civil: el que por acción u omisión causa daño a otro, interviniendo culpa o negligencia, está obligado a reparar el daño causado”. Para que prospere esa reclamación debe acreditarse lo siguiente:

  1. Un comportamiento en el que la persona presente síntomas o, incluso, teniendo constancia de que padece coronavirus, haya contagiado a otros por incumplimiento de los protocolos establecidos en las normativas dictadas o por omisión, al no adoptar diligentemente acciones para evitar contagios.
  2. Un daño real con suficiente importancia que produzca lesiones para la situación patrimonial de los afectados, al impedirles trabajar y, por tanto, generar ingresos. Por ejemplo, familiares que han tenido que dedicar tiempo y recursos al cuidado del afectado.
  3. La relación directa entre la acción (u omisión) del daño (causalidad): En el caso del coronavirus, hay que probar que la persona a la que se demanda fue responsable del contagio. Esta es la verdadera dificultad, “porque para que prospere la acción e indemnización por daños y perjuicios, se debe acreditar la culpa o negligencia que ha causado la enfermedad y los perjuicios ocasionados, la causalidad y la inexistencia de responsabilidad en la propia causa de la infección”.
Portrait of a sick boy at the school blowing his nose in class – lifestyle concepts
Existen distintos motivos para no llevar a un niño al colegio cuando se pone enfermo

1. Tu hijo no se siente bien: Lo primero y más importante: El niño o la niña NO se encuentra bien. Si se encuentra en medio de un proceso vírico o bacteriano es muy probable que se sienta dolorido y febril y lo que menos le apetezca sea tener que estar siguiendo el ritmo a otros 25 niños durante la jornada. Es muy probable que no haya descansado bien y a este malestar se sume un gran cansancio físico. ¿Os imagináis así en vuestro puesto de trabajo? Poco agradable, ¿verdad?

2. Piensa en el resto de niños: Un estornudo en un aula son cuatro constipados la semana que viene. Siempre suele decirse que las escuelas infantiles y las aulas de educación infantil de los colegios son caldo de cultivo de virus… ¡y es muy cierto!

Si a esto le sumamos un sistema inmunológico inmaduro, tenemos una muy alta probabilidad de que el curso se convierta en un encadenar virus tras virus. Esto puede atajarse dejando a los niños en casa cuando advertimos que han enfermado y cortando de raíz el proceso de contagio general.

3. Cuidado con el mensaje que transmitimos: Cuando pasamos por alto sus procesos de enfermedad y les llevamos al colegio a pesar de que nos han verbalizado que no se encuentran bien, les estamos dejando una impronta que puede interferir en su autoestima y en el desarrollo de hábitos de autocuidado.

Esto choca con la formación de una imagen positiva de sí mismos, ya que si como niño mis estados de enfermedad no son validados por el adulto, ¿debo yo validar cuando me siento mal?, ¿o debo pasarlo por alto y continuar como si no pasara nada? Cuando esta situación se repite de manera frecuente podemos encontrarnos a niños que se nieguen a expresar su dolor (físico o emocional), así como a niños que antepongan las necesidades del otro a las suyas.

Conciliar la enfermedad con las obligaciones laborales

Para intentar frenar este tipo de situaciones, los centros escolares suelen tener una normativa que informa a los padres de cuándo los niños no deben acudir, entre los que podemos encontrar los procesos infecto-contagiosos de todo tipo, la fiebre, etc.; así como los protocolos a seguir cuando el niño enferma en el centro y deben venir a buscarle.

Aún así, es necesario recordar que no hace falta que un niño tenga fiebre para que se encuentre mal. Que solo tenga mocos y tos pero sin fiebre, no es excluyente para que el niño sienta el cuerpo ‘hecho un trapo’ como nos pasa a los adultos, y estos son los procesos que solemos encontrar que cuesta más respetar. A veces estas normativas y protocolos se convierten en un arma de doble filo ya que hay familias que suelen argumentar que si no hay fiebre y el niño ya está en tratamiento… no está incumpliendo las normas y le llevan al centro independientemente de cómo se encuentre él.

Sé que hoy día es complejo conciliar las obligaciones laborales con las familiares, que a veces esto puede convertirse en un dolor de cabeza para las familias y más durante los primeros años de escolarización donde los virus están a la orden del día.

Recuerdo como si fuera ayer el primer año de escuela infantil de mi hija, con su otitis mensual, las visitas de urgencias al pediatra y todas las llamadas que mi pareja y yo tuvimos que hacer a nuestros trabajos para poder lidiar con estas situaciones. Pero no debemos olvidar que los niños no tienen culpa de nuestros horarios y presiones, que ellos llevan otro tipo de reloj interno y que sus necesidades y procesos han de ser respetados como merecen.

¿Y qué podemos hacer los padres si nuestro hijo enferma?

Para poder combatir estas situaciones complejas, te aconsejo varias cosas:

  1. Hablar con tu jefe para exponerle la situación y poder llegar a acuerdos: En muchas empresas se permite flexibilidad a la hora de coger días libres restándolos de las vacaciones, realizar teletrabajo, cambiar el turno con algún compañero para poder compatibilizar horarios, devolver las horas de ausencia, etc.
  2. Tener siempre un ‘Plan B’: Buscar a alguien de confianza que pueda estar disponible por si nada de lo anterior es posible. Un hermano, vecina, abuela, tío, que sepamos que tiene disponibilidad para una futura emergencia.
  3. Identificar pronto la enfermedad: Estar atento a los primeros síntomas de enfermedad del niño para cogerlo a tiempo y que no se convierta en una afección mayor. Por ejemplo, si vemos que nuestro hijo empieza a tener mucha mucosidad, será conveniente que le realicemos lavados nasales frecuentes y que le ofrezcamos agua a menudo para evitar que esa mucosidad se instale en oídos, garganta o pecho.
  4. Enseña a los niños a cuidarse: Ayudarles a adquirir hábitos de autocuidado que contribuyan a una adecuada formación para la salud. Enseñarles a sonarse la nariz siempre que lo necesiten, a no compartir vaso o cubiertos con otros compañeros, a taparse la boca al toser, a no desabrigarse si están sudando, así como a saber identificar y expresar sus dolencias cuando comienzan a sentirse enfermos.

Es una cuestión de responsabilidad, hacia nuestros hijos y hacia la salud comunitaria del centro escolar que todos debemos valorar y cuidar. No lo dudes, si está enfermo o simplemente se encuentra mal, no le lleves al colegio. Enséñale a cuidarse, cuidándole.

Este contenido ha sido publicado originalmente por Padres y Colegios y Guía Infantil 



Comparte este artículo
Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

También puede leer:





Se desactivó la función de seleccionar y copiar en esta página.