Maestros al servicio de la educación

Bernabé Tierno: Sembremos en nuestros hijos pensamientos de generosidad, de optimismo, de actitudes positivas

Ambición  (Aspiraciones, deseos de mejorar)
“Pobre es quien no está satisfecho, y rico quien se contenta con lo que tiene y disfruta de cuanto los demás poseen” (O. S. Marden).
“El Diccionario de la Real Academia de la Lengua define la ambición como «deseo ardiente de conseguir poder, riquezas, dignidades o fama». El problema de la ambición, pues, no está en el loable deseo de prosperar, ni en la inquietud sana por aspirar a un mejor nivel de vida, dentro de unos límites razonables, sino en llegar a convertir la propia existencia en lucha, porfía, violencia y actividad febril por las riquezas, el encumbramiento personal, la nombradía, las alabanzas y admiraciones…

La ambición sin freno, la ambición como conducta y estilo de vida, no sólo es uno de los más graves impedimentos de la felicidad humana, sino que puede llegar a empobrecer y destruir el corazón del hombre y sus más nobles sentimientos. […]

Artículo recomendado:

Es lastimoso el espectáculo que ofrecen los hombres esclavos de la ambición, incapaces de disfrutar de la sublime y bella riqueza de su propia existencia, víctimas del sórdido y egoísta afán de dinero, poder y fama sin medida. Piensan que les va a ser posible comprar la felicidad, aferrados a un desesperado desasosiego que les incapacita para vivir y disfrutar el presente, en espera de un porvenir que jamás se hace realidad.  […] No hay un camino que nos lleve a la felicidad, que sólo nos está permitido descubrirla, cultivarla y disfrutarla mientras hacemos el camino. La ambición que empobrece al corazón humano y destruye los sentimientos más nobles es la que viene engendrada por el egoísmo, la vanidad y el loco afán de imitar a los demás y aventajarles en lujo y ostentación. Pero lo grave es que quien se deja embriagar por la ambición desenfrenada terminará por sacrificar a su propia familia, su hogar; sus amigos, su salud y su bienestar. Y es que la ambición malogra, antes o después, las aspiraciones elevadas y sofoca cuanto de noble, delicado, sensible y bello hay en su carácter.

“El mundo está lleno de dolor que genera sufrimiento. La raíz del sufrimiento es el deseo. Si quieres arrancarte esa clase de dolor, tendrás que arrancarte el deseo” (Buda)

LA LEGÍTIMA Y LOABLE AMBICIÓN

“Para nuestra avaricia lo mucho es poco, y para nuestra necesidad, lo poco es mucho” (Séneca)

Existe, sin embargo, una loable y legítima ambición, aspiración o deseo de superarse y mejorar, de cuyo logro deriva la verdadera felicidad que ennoblece y dignifica al hombre. Es la de aquel que procura ser útil a la humanidad, que se esfuerza en luchar contra la ignorancia, en contagiar a los demás sus ideas y actitudes positivas, llenas de esperanza y de confianza en si mismo y en el prójimo. En definitiva, es noble ambición establecer un reto constante consigo mismo de superación para el logro de las condiciones materiales más idóneas que permitan servir provechosamente a nuestros semejantes. La legítima y loable ambición no está en la satisfacción sin medida de los deseos […] sino en el fomento y desarrollo de nuestra naturaleza espiritual, sembrando contento, jovialidad, amor y servicio desinteresados.

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[…] Es fácil desenmascarar la ambición perniciosa y desmedida de la ambición legítima y loable. La primera viene marcada y definida por el egoísmo y el afán sin medida de acaparar riquezas, honores y poder para sí, no importa por qué medios, admitiendo engaños, sobornos, injusticias. El otro es un enemigo, un competidor a quien tengo que engañar. Debo ser más inteligente y perverso que él para arrebatarle lo que tiene y sumarlo en mi haber. La segunda es una ambición noble que tiene como marca de clase bien definida la generosidad y el bien de los demás.

Los bienes, riquezas y honores que se obtienen, siempre por medios dignos, no se quedan en el sujeto como exclusivo dueño, sino que revierten sobre la sociedad, contribuyen a reducir los niveles de pobreza, a elevar la preparación cultural y profesional, a promover el bien común, a hacer el bien…

Si, como afirmó Marco Aurelio, “nuestras vidas son la obra de nuestros pensamientos”, sembremos en las tiernas mentes de nuestros hijos pensamientos de generosidad, de optimismo, de actitudes positivas, de comprensión y entrega a los demás, de nobles aspiraciones y deseos de mejorar, para que sepan elegir el camino de una legítima y noble ambición.

EL AFÁN DE SUPERACIÓN

“Más vale un puñadito con descanso que las dos manos llenas con trabajo y aflicción de espíritu” (Eclesiastés)

La ambición equilibrada hace que el individuo se supere siempre a sí mismo en un afán de generosidad que le hace fijarse nuevas metas.

Ser inteligente significa alejarse de la actitud presentista del neurótico y anticiparse al futuro proponiendo a la voluntad motivos cada vez más altos.

Artículo recomendado:

Con frecuencia nos quejamos de la desmotivación de la juventud. No nos podemos quejar, cuando no hacemos más que proponerle los motivos del materialismo y del hedonismo que la dejan anclada en el presente. […] los convertimos en «viejos prematuros de dieciocho años» que sólo se contentan con pasarlo bien y disfrutar del momento presente. Si queremos hacer felices a los jóvenes hemos de proponerles nobles y grandes ideales. Como ha dicho Papini, «no se pueden crear las águilas para tenerlas encerradas en gallineros».

El joven es generoso y no tiene miedo a que se le exija, lo que detesta es la falta de coherencia y la mediocridad. Es nuestra ineptitud como educadores la que no sabe suscitar oportunamente toda la energía que se encierra en el corazón de un joven.

[En relación a la aptitud docente que propone el profesor Tierno, entendida como esa la habilidad para conducir el proceso de enseñanza – aprendizaje con cualidades particulares y una capacidad que brota (tantas veces)  de ese amor a la vocación docente, compartimos por motivos únicamente este video del motivador Yokoi Kenji].

EL MAESTRO QUE ME HIZO LLORAR (05´ 17”)

 Pero en esta acción motivadora, nuestra prudencia práctica, nuestra sagacidad educativa, debe evitar dos extremos igualmente perniciosos:

Por una parte, hemos de evitar la puntanimidad y cobardía que desconfía de las posibilidades del muchacho y que seca toda motivación. Creer en él significa apelar a su responsabilidad ante los valores […] la voluntad no se educa mediante la repetición machacona de actos […] sino con ideas claras, que se conviertan en profundas convicciones, en ideales que arrastren y muevan la voluntad. Muchas veces los jóvenes dejan de actuar no por falta de ganas, sino porque no saben en qué proyectos claros invertir sus energías.

Por otra parte, hemos de evitar la hipermotivación angustiosa, que impide al individuo el mejor rendimiento de sus posibilidades. […]

Publicación anterior:

Evidentemente, esto es lo que ocurre con el afán desmedido de muchos padres, que insisten tanto en los resultados académicos de sus hijos, en que obtengan «buenas notas», que parecen querer más a éstas que a sus propios hijos. La ansiedad y la preocupación con que éstos estudian se vuelve contra ellos impidiéndoles un mejor rendimiento. Se inquietan por la nota, pero no disfrutan aprendiendo”.

En las redes puede Usted encontrar enlaces que ofrecen descargas PDF (gratuitas) de esta obra del profesor Tierno. Nuestra Fuente, que sugerimos leer, son las páginas del 32 al 34 de:  VALORES HUMANOS

Dejamos constancia, que nos hemos permitido dejar algunas partes, intercalar enlaces relevantes y un video relacionado, así como indicar que las letras en negritas y cursivas, son nuestras. Con este recurso deseamos escuchar al profesor Tierno, y sobre todo reflexionar con quien nos sugiere que “una lectura sosegada que facilite tu aprendizaje hacia el equilibrio psicofísico y hacia una profunda paz interior, de la que te sentirás cada vez más pleno, a medida que te adentres en sus páginas. Toda la obra pretende ayudarte a saber vivir y a ser feliz”.

Esta publicación pertenece a la SERIE SOBRE LOS VALORES, LA EDUCACION Y LA DOCENCIA

“Los humanos apenas empleamos una quinta parte de nuestras posibilidades. Cuando alguien es consciente de sus potencialidades, prácticamente nada le parece imposible”.
(la vanguardia 23/04/2014)

REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF



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