Los alumnos que usan menos tecnología en el aula rinden mejor

Los resultados del último informe PISA, publicado en diciembre de 2023, han reabierto el debate sobre el uso intensivo de la tecnología en el aula. Más allá de las caídas generalizadas en el rendimiento escolar por el impacto de la pandemia, los datos dejan una alerta clara: los estudiantes que utilizan dispositivos digitales todos los días en clase obtienen peores resultados que aquellos que los emplean con menor frecuencia.

Según los análisis realizados por la OCDE, los alumnos que hacen un uso moderado de la tecnología superan hasta en medio curso académico (alrededor de 20 puntos en las pruebas) a quienes dependen de ella diariamente. Esta correlación negativa se ha observado especialmente en matemáticas, el área más perjudicada globalmente en esta edición de PISA.

¿La tecnología ayuda o distrae?

Aunque las herramientas digitales ofrecen grandes posibilidades educativas, el informe sugiere que el uso excesivo dentro del aula podría estar teniendo un efecto contraproducente, especialmente si no va acompañado de una guía pedagógica clara. Las matemáticas, por ejemplo, requieren una comprensión conceptual profunda, razonamiento abstracto y resolución de problemas, competencias que difícilmente se desarrollan con prácticas automáticas o ejercicios asistidos por dispositivos.

De hecho, como subraya el periodista Ignacio Zafra en El País, en esta edición del estudio —basado en 690.000 estudiantes de 81 países— España obtuvo su peor puntuación histórica en matemáticas (473 puntos). Pero curiosamente, también ha salido “mejor parada” que muchos países de su entorno, que han caído más abruptamente. La diferencia parece estar más relacionada con las condiciones de aprendizaje, la presencialidad y la calidad de las relaciones humanas en el aula que con la mera incorporación de tecnología.

El mito de lo digital como solución universal

La pandemia aceleró el uso de tecnologías en la educación, pero también dejó claro que la digitalización no es garantía de aprendizaje eficaz. En el caso español, el propio informe PISA indica que los estudiantes fueron de los que menos sintieron que sus profesores estaban disponibles durante el cierre escolar, y también fueron de los que menos percibieron que sus docentes estuvieran preparados para la enseñanza virtual.

Aun así, España ha resistido relativamente bien el impacto del COVID en sus indicadores. La clave, apunta el informe, podría estar en otras medidas más analógicas: presencialidad temprana, protocolos sanitarios estrictos, refuerzo del profesorado y buena relación entre estudiantes y docentes.

Tecnología: cuándo, cómo y para qué

No se trata de rechazar la tecnología, sino de usarla con propósito pedagógico claro y de forma equilibrada. El informe señala que los estudiantes que la usan solo ocasionalmente para resolver problemas o complementar aprendizajes obtienen mejores resultados. En cambio, cuando la pantalla se convierte en protagonista —especialmente en edades tempranas o sin una mediación docente efectiva— el rendimiento baja y la concentración disminuye.

Además, el índice de ansiedad matemática, donde España ocupa uno de los puestos más altos de la OCDE, se ve amplificado por el uso inadecuado de plataformas educativas que sustituyen el acompañamiento real por prácticas mecánicas. Las chicas, los estudiantes vulnerables y aquellos de entornos desfavorecidos sufren especialmente este tipo de ansiedad.

Un modelo más humano y menos dependiente de pantallas

Los resultados del informe no dejan dudas: la tecnología debe ser un apoyo, no un sustituto del vínculo educativo presencial ni del pensamiento crítico. El exceso de digitalización, sin un modelo claro, puede generar dependencia, reducir la capacidad de atención, fomentar aprendizajes superficiales y aumentar la desigualdad.

En palabras del propio Ignacio Zafra, España ha mostrado resiliencia educativa gracias a factores como la equidad, la integración escolar y el sentido de pertenencia de los alumnos a sus centros. Estos son valores que no se descargan de internet, sino que se construyen en el aula, con tiempo, contacto humano y compromiso pedagógico.

Conclusión

El informe PISA 2022 no solo mide competencias, también invita a repensar nuestras prioridades educativas. Si los alumnos que usan menos tecnología en clase rinden mejor, quizás ha llegado el momento de dejar de deslumbrarnos por las pantallas y volver a apostar por lo esencial: la pedagogía, la presencia, el pensamiento y la relación educativa. Porque la mejor herramienta sigue siendo un buen maestro.

Fuente: Por Ignacio Zafra | Adaptación y análisis editorial | El País

REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF 


1 comments
  1. Creo que es una interpretación segada del artículo de El País. De hecho, para respaldar lo que digo, basta con LEER los últimos párrafos de dicho artículo, que parecen indicar que no se pueden sacar conclusiones tan simplistas:
    Los resultados educativos son como una mesa de billar donde ruedan a la vez multitud de bolas.[…] En otros [factores] como los efectos del uso de la tecnología en clase […] QUEDA MUCHO POR ESTUDIAR

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