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¿Por qué innovar en educación? ¿Qué aportan los nuevos métodos?

Valerie Hannon, directora de la Innovation Unit de Londres, pone el énfasis de la innovación en la resolución de problemas y la consecución de mejores resultados, en oposición a otros tipos de ideas: La innovación “es la aplicación de ideas nuevas para agregar valor y resolver problemas inabordables y lograr mejores resultados. Puedes cambiar cosas y seguir aplicando métodos muy convencionales y conseguir resultados similares”, dice la experta. (educarchile.cl)

Compartimos con fines únicamente educativos – pastorales la publicación de COMPETENCIAS SIGO XXI” escrito por Marcelo López Cambronero. 

Innovar en Educación: ¿Qué aportan los nuevos métodos?
¿Por qué Innovar en Educación?

Cuando hablamos de innovar en educación casi siempre nos referimos a la manera de facilitar y/o transmitir el conocimiento, es decir, al método. Debemos tener en cuenta que el método es el camino a través del que queremos que los niños adquieran un saber o desarrollen una habilidad práctica y que, por lo tanto, la innovación siempre está supeditada a encontrar la mejor manera de alcanzar dicho objetivo. Por eso, antes de introducir cualquier elemento que nos sirva para innovar en educación lo decisivo va a ser la intención: qué queremos conseguir y cuál es la mejor sistema para lograrlo.

El Principio Fundamental de toda innovación educativa es tener clara la intención con la que aplicamos la metodología correspondiente

El proceso educativo consiste en un acompañamiento con el que facilitamos que el alumno se encuentre con un objeto de conocimiento o interiorice una destreza. Para lograrlo, la aplicación de todo método de innovación debe estar guiada por los siguientes criterios:

1. El sujeto del aprendizaje

La teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner nos ha mostrado que las personas contamos con distintas potencialidades que se activan según el marco cultural o la circunstancia en la que se produzca nuestro desarrollo. Según los estudios de Gardner los seres humanos no tenemos las mismas potencialidades en cada una de las inteligencias y, además, los primeros años del crecimiento provocan que unas u otras se activen en mayor o menor medida.

Cada objeto de conocimiento puede ser abordado desde diferentes perspectivas y algunas personas tienen más facilidad para comprenderlo desde un punto de vista o desde otro. Existen algunas metodologías concretas que inciden en una u otra inteligencia y que pueden ser de gran utilidad para personalizar la educación según necesidades específicas de los alumnos, o que son más apropiadas para aprender determinado contenido que está más conectado con alguna de estas potencialidades en concreto. Si desea conocer más sobre las inteligencias múltiples y sobre herramientas para desarrollarlas mire nuestro artículo “Inteligencias múltiples: su aplicación en el aula

Por otra parte los alumnos que llegan a los colegios, institutos o universidades en la actualidad tienen algunas peculiaridades que debemos tener en cuenta a la hora de innovar en educación:

a) Presentan necesidades afectivas particulares

El ritmo de la vida moderna y los cambios en el entorno familiar provocan que los niños y jóvenes contemporáneos presenten algunas necesidades afectivas que no eran tan intensas -o eran diferentes- en otras generaciones. La motivación, la aceptación de los roles en el aula y la integración dependen mucho de que perciban que existe afecto en la relación que establecen con su maestro. Es muy importante que se sientan queridos -incluso preferidos- y, desde luego, que no alimenten la creencia de que su personalidad o manera de expresarse es una dificultad insalvable para ser aceptados y queridos por los demás.

Este hecho nos exige a los profesionales de la educación una formación específica en Inteligencia Emocional: identificar las emociones y gestionarlas con empatía, asertividad y eficacia es un elemento indispensable para las nuevas generaciones de maestros y profesores.

b) Piden relaciones más horizontales

No vamos a proponer al “profesor-colega”, que puede ser muy útil para determinados alumnos pero que dificultará mucho la marcha de la clase y la disciplina en otros contextos. El profesor no está al mismo nivel que el alumno y éste lo sabe y necesita saberlo. Por tal motivo la relación no puede ser completamente horizontal: los chicos requieren ser acompañados por un adulto en el que puedan confiar.

Sin embargo, la autoridad del profesor, que en décadas pasadas podía darse habitualmente por supuesta, está hoy en día sometida a nuevas condiciones: según el niño va creciendo se ve impulsado a poner a prueba sus relaciones con los adultos y, también, con el maestro. Esto hace que los profesores sintamos que los estudiantes se han vuelto más exigentes, y es verdad. Para ganarse su confianza nos pedirán que demostremos dominar la materia con soltura, necesitarán percibir que nos interesan, incluso personalmente, que buscamos lo mejor para ellos y que tenemos un buen criterio a la hora de introducir innovaciones en el aula.

Aunque pueda resultarnos difícil, lo cierto es que estar al tanto de sus gustos musicales, de los programas de televisión que siguen, de los líderes de opinión que les interesan, de los juegos de ordenador o móvil en los que emplean su ocio, etc., puede ser de gran utilidad para que nos permitan entrar en determinadas conversaciones, siempre teniendo en cuenta que cuando “entremos en su terreno” no conviene pasarnos de listos: la intención debe ser el facilitar cierta conexión emocional que reafirme su interés y su motivación.

c) Están más estimulados

Que tengan más estímulos a su alrededor no significa que estén “sobreestimulados”. Más bien diríamos que ellos son capaces de moverse en un entorno que tiene muchos más estímulos de los que nosotros toleramos. El efecto de una mayor estimulación sobre sus sentidos y su mente es doble: tienen la habilidad de manejar más información, procesarla e integrarla, pero también son menos proactivos en entornos en los que disminuyen los estímulos. Los métodos innovadores que vamos a ver tienen muy presente este hecho y procuran incitar la proactividad de los alumnos, lo que incide directamente en la profundidad del aprendizaje.

2. Profundización del aprendizaje

Edgar Dale y William Glasser fueron un pedagogo y un psiquiatra que prestaron una atención especial a qué actividades o medios conseguían una mayor profundidad en el aprendizaje, es decir, una mejor comprensión y un recuerdo más duradero de lo que se ha intentado transmitir. El resultado de sus investigaciones, que resultó un apoyo para la difusión de la conocida “taxonomía de objetivos en la educación” o “taxonomía de Bloom”, puede representarse de manera visual en este sencillo gráfico:

Como podemos ver sus experimentos demostraron que el sistema predominante en la enseñanza -la transmisión oral de contenidos a sujetos que permanecían la mayor parte del tiempo pasivos- es el menos eficaz, mientras que el aprendizaje a través de la experiencia es el método que logra una mayor profundización.

Cuando descubrimos algo así nos damos cuenta de la importancia de innovar en educación, buscando que los estudiantes participen en experiencias activas que les ayuden a conseguir un aprendizaje más profundo.

Lo veo y lo olvido. Lo escucho y lo recuerdo. Lo hago y lo comprendo (Confucio)
3. El objeto de aprendizaje

Los tiempos cambian rápido y en la era digital la transformación es vertiginosa. Los sistemas educativos tienen que adaptarse tanto para acoger los nuevos conocimientos que se deben enseñar como para acercarse a ellos desde nuevas perspectivas que se han revelado como decisivas.

En los últimos años los objetos de aprendizaje han sufrido dos cambios esenciales:

  1. Las nuevas tecnologías: Los alumnos deben conocer y utilizar las nuevas tecnologías y, sobre todo, entenderlas y hacerse un criterio sobre su sentido y utilidad. Aquí hay que destacar que tan importante al menos como la destreza en el uso de los programas y aplicaciones (que se adquiere, en general, con cierta facilidad y práctica), es comprender cómo usarlas en relación a lo que se desea conseguir, lo que requiere no sólo práctica, sino desarrollar un criterio sobre la realidad.
  2. Competencias del siglo XXI: Nuestros chavales se van a encontrar con un entorno laboral que les exige, además de conocimientos específicos en el área concreta en la que deseen trabajar, una serie de competencias o destrezas que tienen que interiorizar a lo largo de los años. Estas competencias se han convertido en la actualidad, de hecho, en el elemento diferencial para lograr el éxito profesional. (Contamos con un potente infográfico en el que se recogen y explican las 28 competencias más importantes). Para que los alumnos interioricen estas competencias se hace preciso innovar en la educación actual, consiguiendo que los procesos que ayudan a adquirir conocimientos consigan, a la vez, desarrollarlas.
4. El uso del tiempo

La queja sobre la desmotivación de los alumnos es general, pero también es general la sensación entre los chavales de que en el colegio, y también en las actividades que tienen que realizar en casa, se pierde el tiempo. La sensación de pérdida de tiempo o el no comprender para qué se está realizando determinada actividad es el principal elemento de desmotivación del alumnado y una de las quejas más habituales entre los alumnos.

Los maestros y profesores tenemos una responsabilidad muy importante en aprovechar el tiempo que los chicos pasan en el centro educativo, luchando contra una mentalidad, muy extendida, que da por supuesto su presencia como si se encontrasen en una “guardería”.

Cuando iniciemos un trabajo colaborativo, la introducción de un juego de aprendizaje o cualquier otra herramienta que dinamice el aula, debemos preguntarnos, además de los planteamientos que manda el sentido común (si la actividad es adecuada a la edad y desarrollo de los chicos, si es óptima para adquirir el conocimiento o destreza que se plantea como objetivo, etc.), si estamos aprovechando el tiempo, si no es un camino demasiado lento y si los alumnos van a mantener verdaderamente una situación proactiva durante todo el desarrollo de la actividad.

Hay que buscar un equilibrio entre velocidad y profundidad en el aprendizaje. Si yo les digo a los alumnos lo que tienen que saber consigo que el mensaje les llegue con rapidez, pero la profundidad es baja. Si, por el contrario, desarrollo una experiencia en clase que sea divertida y proactiva seguramente conseguiré una mayor profundización, pero si en el desarrollo de la misma todos o alguna parte de los alumnos tienen “tiempos muertos” o no perciben pronto el sentido de lo que están haciendo se dispersará la atención y la actividad fracasará.

Los alumnos tienen que percibir de inmediato el sentido de las actividades de innovación, o de lo contrario perderán interés y se desmotivarán al pensar que el tiempo se pierde en vano
¿Cuáles son los métodos más adecuados, con sus ventajas y sus inconvenientes?

Desde este blog apostamos por el método de enseñanza SKILLS21, que pretende que al innovar en la educación nunca nos olvidemos de promover y desarrolla las competencias que nuestros alumnos necesitan para su mejora personal y su éxito profesional.

Sin embargo, SKILLS21 no es un método alternativo que impida el uso de los demás, sino que se ha diseñado para que se integre con facilidad dentro del resto de metodología innovadoras.

Vamos  ver tres de los métodos innovadores más populares para comprender en qué consisten, cómo se pueden utilizar y de qué manera mejoran cuando se combinan con la metodología Skills21. Lo haremos en entradas separadas para que el lector pueda elegir en cuál de ellos quiere profundizar:

Este contenido ha sido publicado originalmente por Competencias Siglo XXI en la siguiente dirección: competenciasdelsiglo21.com



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