La respuesta final es que, según los investigadores, la madre es parte fundamental de la transmisión de la inteligencia de sus hijos. Sin embargo, no es lo único que tiene peso en su desarrollo cognitivo: aditivos como los valores, la autonomía, la confianza y el vínculo emocional con que el niño o niña crece aportan irreversiblemente en su vida y, por ende, a sus comportamientos y respuestas. (I).

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