El siguiente documento pertenece a una colección de recursos generados por la Fundación para el Pensamiento Crítico (Foundation for Critical Thinking) y que han sido traducidos a diferentes idiomas y puestos a la disposición del público. En este documento son presentadas y discutidas diferentes estrategias para promover el aprendizaje activo y cooperativo en el aula. Las siguientes ideas prácticas están basadas en los conceptos y principios del pensamiento crítico, con el objetivo de que el profesor pueda promover este tipo de razonamiento con sus alumnos en el aula.
Aunque traer el pensamiento crítico al salón eventualmente requiere un desarrollo serio y a largo plazo, usted no necesita sufrir ni esclavizarse para hacer cambios importantes en su manera de enseñar. Hay muchas estrategias simples, directas pero eficaces, que puede implementar inmediatamente. A continuación ofrecemos una muestra de estas estrategias. Son eficaces y útiles, porque cada una es una manera de lograr que los estudiantes piensen activamente en lo que están tratando de aprender. Cada estrategia representa una transferencia de la responsabilidad por el aprendizaje del maestro al estudiante. Estas estrategias sugieren maneras de lograr que sus estudiantes, y no usted, pasen el trabajo de aprender.
Muchas veces los estudiantes se atascan o no entienden lo que se supone que entiendan. Varios estudiantes trabajando juntos pueden corregir los malentendidos entre ellos mismos, logrando más progreso en las tareas. Cuando un estudiante se atasca, puede que otro tenga la idea precisa para encaminar las cosas nuevamente. Esto le permite a los estudiantes ser responsables por más de su propio aprendizaje. Con el tiempo, ellos empiezan a adoptar las estrategias que ven que sus pares usan con éxito y aprenden a hacerse las preguntas críticas que sus pares han traído.
Otra ventaja de las siguientes sugerencias es su variedad de aplicaciones.La mayor parte pueden aplicarse con éxito a cualquier asignatura, cualquier tema. La mayor parte pueden convertirse en la norma – técnicas que usted usa continuamente. Para algunas de las estrategias, proveemos ejemplos dirigidos hacia el contenido donde pueden ser utilizadas en la enseñanza. La médula de nuestro enfoque es un concepto realista de lo que hace falta para que una persona aprenda algo. En un sentido, mucha instrucción no es realista: “Si lo digo claramente, ellos deben comprenderlo. Si dan la contestación correcta, lo saben y lo entienden. Si les enseño qué hacer, les pido que lo hagan, y repiten lo que hice, han aprendido la destreza y la usarán cuando la necesitan. Si les digo por qué algo es cierto o es importante y ellos asienten con las cabezas y lo repiten, quiere decir que entienden la verdad o la importancia de lo que dije.”
Esto no es necesariamente cierto. A menudo, el que los estudiantes no logren salir bien, no apliquen el material cubierto, no recuerden un semestre lo que aprendieron en el anterior, es resultado de unos conceptos erróneos de lo que requiere el aprendizaje, ilustrado en el párrafo anterior. Sobre todo, el aprendizaje requiere pensamiento, pensamiento crítico. Para aprender, uno se debe preguntar continuamente “¿Qué quiere decir esto realmente? ¿Cómo lo sabemos? Si es cierto, ¿qué más es cierto?” En la médula de nuestro enfoque está la convicción que, en el fondo, los que aprenden deben contestar estas preguntas por sí mismos para aprender, para conocer, para realmente comprender. Las contestaciones que usted provee no se asimilan completamente a menos que las mentes de los estudiantes estén listos para recibirlas.
Las siguientes sugerencias o “estrategias de enseñanza” le proveen maneras para empezar este proceso de permitirle a los estudiantes pensar sobre el material que se espera que aprendan, a aprender a usar lo que aprenden y a usar el poder de sus propias mentes para “entender las cosas”.
27 estrategias prácticas para mejorar la instrucción
1. Haga preguntas a la clase durante las conferencias para estimular la curiosidad.
Si los estudiantes quieren saber algo – bien sea porque sienten curiosidad o porque les será de utilidad en su vida diaria – estarán motivados a aprenderlo.
Si las preguntas hechas en clase son de una naturaleza inquisitiva, también llevarán a una mayor comprensión.
2. Utilice preguntas guías.
Estas se pueden crear para cada tarea conferencia y presentación audiovisual.
Las preguntas motivan a los estudiantes a examinarse ellos mismos y entre ellos, porque los exámenes estarán basados completamente en estas preguntas. Estas preguntas guías deben probar la habilidad de entender, explicar, ilustrar y aplicar los conceptos y principios enseñados. Por ejemplo, en una lección de anatomía humana, antes que el maestro enseñe las ilustraciones del corazón humano, le daría las preguntas guías a la clase.
Estas preguntas prueban conceptos específicos y principios generales. A continuación unos ejemplos: a) ¿Qué es la válvula? b) ¿Cuál es la diferencia entre una vena y una arteria? c) ¿Qué es colesterol? ¿Por qué tener el colesterol alto es peligroso para la salud de una persona? d) Dibuje un corazón, identifique cada parte y explique cómo funciona dentro de la actividad total del corazón. e) Anote cinco funciones del sistema circulatorio y explique cómo se realiza cada una. f) Explique cómo la sangre se mantiene en una temperatura constante. g) Usando ejemplos, defina e ilustre el principio de “homeostasis”. ¿Qué procesos corporales están regulados por este proceso?
3. Dé una prueba corta de cinco minutos al comienzo de cada clase.
Estas pueden ser de unos cuantos ítemes de selección múltiple o cierto y falso derivados de las preguntas guías. Estas pruebas cortas motivan al estudiante a repasar sus notas de clase y mantenerse al día en las tareas asignadas. Por su cuenta, los estudiantes entre ellos mismos se hacen las preguntas guías para prepararse para los exámenes. Muchas veces aquellos que entienden el material se lo explican a los demás en grupos informales después de clase y antes de los exámenes.
4. Utilice visuales gráficos.
Los oradores públicos han encontrado que el uso de visuales gráficos y oraciones sencillas escritas, colocadas al frente del público, enfocan la atención hacia la pregunta planteada. Este método también facilita la asimilación y retención del material. Las gráficas también pueden ser usadas para unir todo en un conjunto coherente – donde todas las relaciones entre las partes son claras.
5. Enseñe principios del pensamiento crítico a la vez que enseña a la materia.
Utilice el material como ejemplos concretos del pensamiento crítico. Por ejemplo, cuando hable de la Revolución Americana, pida que los estudiantes comparen el punto de vista de los colonos con el del gobierno británico en una manera imparcial. Las siguientes preguntas guías pueden ser utilizadas para lograr que los estudiantes piensen más profundamente y críticamente sobre su tarea asignada: a) ¿Cuál fue el propósito de la revolución? b) ¿Cuál era el concepto de los colonos de la libertad? c) ¿Por qué los británicos no permitían que los colonos se separaran del Imperio Británico? d) ¿Qué suposiciones tenían cada una de las partes? e) ¿Qué evidencia citaron los colonos que los llevó a concluir que eran tratados injustamente? ¿Estaba correcta esta evidencia? ¿Estaba prejuiciado? ¿Dejaron fuera datos importantes? f) ¿Cuáles fueron las consecuencias inmediatas y a largo plazo de la Declaración de Independencia? Las preguntas de los exámenes deben estar basadas en estas preguntas guías para asegurar que los estudiantes pensarán sobre las preguntas y quizás hasta las discutan fueran de la clase. Durante la lección, los estudiantes aprenderán los elementos de razonar además de la historia americana. También aprenderán algo sobre cómo pensar con imparcialidad y objetivamente sobre la historia de los EE.UU.
6. Fomente que sus estudiantes se conozcan unos a otros.
El primer día de clases, coloque a los estudiantes en pares y pida que cada uno le haga preguntas a su compañero acerca de dónde viene, sus intereses, pasatiempos y opiniones – tomando notas para facilitar la memoria. Luego cada persona presenta su compañero al resto de la clase. De esta manera los estudiantes se conocen desde el comienzo. Esto sirve para romper el hielo y facilitar la comunicación entre ellos cuando estén organizados en grupos pequeños. También es un ejercicio efectivo para probar si escuchan con atención.
7. Coloque los nombres de los estudiantes en tarjetas y llame a todos los estudiantes, no sólo a los voluntarios.
¿Ha notado que cuando le hace preguntas a la clase, los mismos estudiantes siempre quieren dar la contestación? Si usted mira alrededor de la clase y escoge los estudiantes menos activos y le hace una pregunta, sentirán que usted quiere mostrar lo ignorante que son, y por consecuencia, lo resienten.
Así pues, trate ahora de colocar todos los nombres de los estudiantes en tarjetas, mézclelas y haga las preguntas a los estudiantes al azar. De esta manera, todos los estudiantes escucharán todas sus preguntas y todos los contestarán activamente. Esta técnica sencilla evita el problema común donde cuatro o cinco estudiantes monopolizan toda la discusión. También permite compartir una variedad más amplia de pensamientos de los estudiantes con la clase (y con el maestro). Y mantiene a la clase más alerta.
8. Fomente el pensamiento independiente.
Presente a sus estudiantes un problema que requiera algo de pensamiento independiente y tenga varias posibles soluciones. Pida a sus estudiantes escribir sus soluciones en un papel. Luego divida la clase en grupos de tres o cuatro y pídales que compartan sus contestaciones con el grupo. Entonces, pídale a cada grupo que utilice las mejores ideas de cada persona y que escojan a una persona para comunicar su solución integrada al resto de la clase. De esta manera todos los estudiantes participan en: 1) deducir la solución del problema, 2) comunicar su solución a los demás, 3) obtener retroalimentación de los demás, 4) llegar a una solución más adecuada al problema, y 5) en ocasiones hablar al frente del resto de la clase, practicando así hablar en público.
9. Fomente el escuchar con atención.
Con frecuencia seleccione estudiantes para resumir en sus propias palabras lo que dijo otro estudiante. Esto estimula al estudiante a escuchar activamente a los demás. Le ayuda a darse cuenta que puede aprender de los demás.
También sirve para disminuir su dependencia del maestro para todo. Escuchar los comentarios y las preguntas de otros estudiantes puede ser bastante educativo. Estar conciente de los errores o malentendidos de otro estudiante y escuchar a otro estudiante corregirlos también contribuye a una mejor comprensión. Los estudiantes que no escuchan a sus pares pierden estas aclaraciones. Así que, usted debe fomentar que sus estudiantes se escuchen consistentemente y cuidadosamente.
Una manera de lograr esto es con frecuencia pedirle a un estudiante que repita lo que otro estudiante acaba de decir. ¡Esto los mantendrá en alerta! Otra táctica que fomentamos promueve escuchar con cuidado. Coloque los estudiantes en pares. Entonces haga una pregunta controvertible. Los estudiantes comparten sus opiniones con su compañero y justifican sus posiciones. Sus compañeros escuchan con cuidado y luego repiten todo lo que se dijo – pero en sus propias palabras. Los primeros entonces señalan cualquier malentendido de los puntos de vista que expresaron.
10. Hable menos para que los estudiantes piensen más.
Trate de no hablar más del 20% del tiempo de la clase. Detenga su conferencia cada diez minutos y pida que sus estudiantes se hablen en grupos de dos o tres, donde resumirán los datos claves y aplicarán, evaluarán, o explorarán las implicaciones del material.
Cuando usted habla la mayor parte del tiempo, usted es el que piensa.
Según explica lo que sabe, tendrá que expresarse diferentemente, pensar en nuevos ejemplos y hacer nuevas conexiones. Si usted logra que sus estudiantes hablen más, ellos estarán pensando sobre el material y desarrollando una mayor comprensión. Como lo expresó un maestro, “El año que viene mis estudiantes tomarán mi clase; yo llevo 18 años tomándola.”
Las mentes de las personas se desenfocan durante los discursos largos y por eso se les escapa mucho de lo que se dice. El fragmentar las conferencias largas le da la oportunidad a los estudiantes a ser más activos – y también a asimilar y pensar sobre lo que escucharon. Es más fácil digerir mentalmente pedazos pequeños que grandes. Y, al unir sus percepciones, los estudiantes pueden a veces corregir los malentendidos de los demás antes de que éstos sean asimilados completamente. Pedirle que informen lo discutido entre ellos le permite al maestro corregir cualquier malentendido.
11. Sea un modelo.
Piense en voz alta al frente de sus estudiantes. Deje que ellos le escuchen descifrar lentamente los problemas de la materia. Trate de pensar en voz alta al nivel de los estudiantes de la clase. Si su pensamiento es muy avanzado o procede muy rápidamente, ellos no podrán entenderlo y asimilarlo.
Así como a veces complementa sus instrucciones orales con una demostración visual de lo que quiere que sus estudiantes hagan, es beneficioso modelar para ellos los tipos de procesos de pensamiento que quiere que practiquen. Ilustrar cómo leer cuidadosamente, formular preguntas, o solucionar problemas enseña lo que usted quiere que hagan mucho más que tan sólo instrucciones orales. Por eso es crucial que usted ilustre el trabajo al nivel del estudiante, no al nivel de un experto. Esto incluye cometer errores y corregirlos. No tan sólo le enseña a los estudiantes que los “callejones sin salida” y los errores son inevitables, pero ayuda a enseñarles cómo identificar cuando han caído en uno.
12. Utilice el método socrático para hacer preguntas.
Regularmente use el método socrático para hacer preguntas a sus estudiantes: ¿Qué quiere decir cuando usa esa palabra? ¿Qué punto trata de hacer? ¿Qué evidencia hay para apoyar esa aseveración? ¿La evidencia es confiable? ¿Cómo llegaste a esa conclusión? ¿Pero, cómo explicas esto? ¿Ves lo que eso implica? ¿Cuáles serían los efectos no deseados de su propuesta? ¿Cómo cree que sus opositores ven esa situación? ¿Cómo pueden ellos responder a tus argumentos?
13. Fomente la colaboración.
Con frecuencia, divida la clase en grupos pequeños (de dos, tres o cuatro), asígnales a los grupos tareas específicas y límites de tiempo. Luego, pídales que informen qué parte de la tarea completaron, qué problemas tuvieron y cómo resolvieron sus problemas. Esto provee una excelente manera para que los estudiantes realicen tareas difíciles y logren una mejor calidad de trabajo que cuando trabajan solos. Los estudiantes pueden descubrir mucho del contenido del curso por sí mismos cuando trabajan en grupos pequeños en unas tareas escogidas antes de leer o recibir explicaciones del maestro.
Los estudiantes que a menudo tienen que explicar o argumentar sus ideas con sus pares y escuchan y evalúan ideas de sus pares, pueden lograr un progreso significativo para mejorar la calidad de su manera de pensar.
14. Trate de usar la enseñanza en pirámide.
Pida que los estudiantes discutan una pregunta o problema en pares para llegar a un consenso. Luego pida a cada par que se junte con otro par hasta llegar a un consenso. Entonces dos grupos de cuatro se juntan y así sucesivamente.
Esta es una técnica excelente para involucrar a cada estudiante y desarrollar su confianza para ofrecer sus ideas a sus pares. No es difícil para ellos hablar con otro estudiante, y una vez que han expresado y aclarado sus ideas, no es tan difícil hablar en grupos de cuatro, ocho, o dieciséis. No tan sólo le enseña a cada estudiante a participar, pero las ideas de los estudiantes forman parte del esfuerzo grupal como un todo.
Es una manera de ampliar tanto la variedad como la evaluación de las ideas. Cada vez que se agrandan los grupos, una idea recibe más escrutinio. Los estudiantes se dan cuenta que la idea necesita ser modificada. Así, con cada paso la idea mejora en calidad.
15. Pida que sus estudiantes redacten ejercicios de pre-escritura.
Antes de dar la conferencia o que sus estudiantes lean sobre un tema, pídales que escriban en cinco minutos unas notas preliminares para ellos mismos sobre el tema. Pueden usar éstos como base para una discusión en clase o en grupos pequeños. Esto sirve a varios propósitos. Logra que cada estudiante piense activamente sobre el tema y activa los conocimientos y las experiencias previas del estudiante. Cuando los estudiantes piensen sobre el material y anoten sus ideas, podrán contribuir más efectivamente a las discusiones de grupo o clase. Y por último, que sus mentes están lidiando con sus ideas y las de sus compañeros, podrán comprender y retener mejor nuevos conceptos.
16. Asigne tareas escritas que requieran pensamiento independiente.
Requiera tareas escritas regularmente para su clase. No necesita corregir todo lo que le entreguen. Puede escoger un muestreo al azar de los trabajos, o pida que sus estudiantes escojan su mejor trabajo para revisar y entregar para nota. Poner los estudiantes a criticar los trabajos escritos de los demás puede disminuir grandemente el tiempo que usted necesita para leer y comentar sobre estos trabajos. La crítica de sus pares le provee a los estudiantes una manera de recibir retroalimentación importante sin sobrecargar al maestro. También desarrolla apreciación por los criterios de la buena redacción, la habilidad de reconocer errores, o la necesidad de mejorar.
Sería difícil sobreestimar el beneficio que brinda la escritura a la calidad de pensamiento – y en especial a las revisiones de trabajos escritos. La escritura obliga a las personas a poner sus pensamientos en palabras, juntar las palabras para formar pensamientos completos y organizar sus pensamientos en párrafos que fluyen de manera lógica. Todo esto obliga a los estudiantes a pensar más de los que harían de otra manera y desarrollan su forma de pensar aún más. También revela el pensamiento. Los estudiantes pensarán en ideas nuevas según escriben. Y cuando leen lo que han escrito, con frecuencia encontrarán razones para revisarlo.
La revisión es esencial para desarrollar el pensamiento y la expresión
disciplinada. Cuando nos vemos obligados a mirar a nuestro trabajo aprendemos a hacernos preguntas cruciales y evaluar el pensamiento y la expresión.
17. Pida que los estudiantes evalúen los trabajos de los demás.
Asigne a sus estudiantes, o grupos de estudiantes, la tarea de evaluar los trabajos de los demás. Estas tareas pueden tomar muchas formas: evaluar y comentar sobre el trabajo de un individuo, escogiendo el “mejor del grupo” para compartirlo con el resto de la clase, y sugiriendo que un estudiante ya está listo para entregar una tarea o tomar un examen o prueba. Las notas de las evaluaciones por los pares se deben entregar.
La evaluación por los pares tiene ventajas para todos: alivia la carga al instructor y es útil para ambos: los que hacen la evaluación y los que se están evaluando. Los estudiantes tienden a trabajar más cuando saben que su compañeros de clase van a ver su trabajo. Tienen más motivación para dar lo mejor de sí mismo cuando tienen “un público real”. También tienden a tomar los comentarios y sugerencias más en serio, en vez de atribuir la crítica a la arbitrariedad del maestro.
Pero quizás la ventaja más importante es para los estudiantes que hacen la evaluación. Ganan muchísima apreciación por los criterios de un buen trabajo al aplicar esos criterios a trabajos que no son de ellos. Cuando justifican o explican sus comentarios y sugerencias, están obligados a explicar esos criterios explícitamente.
18. Utilice cuadernos de aprendizaje.
Pida que sus estudiantes tengan un cuaderno de dos columnas: 1) pida que anoten material que aprenden de la lectura y la redacción, y 2) pida que anoten sus propios pensamientos reaccionando a lo que están aprendiendo.
Esta segunda incluiría: preguntas, hipótesis, su propia reorganización del material, sus propias gráficas y tablas, así como comentarios sobre sus procesos de pensamiento y progreso. Estos cuadernos se pueden compartir en grupos, donde los estudiantes compartirán sus ideas. Las hipótesis y preguntas pueden ser la base de asignaciones futuras o proyectos especiales; los cuadernos se pueden entregar periódicamente para recibir su retroalimentación.
19. Organice debates.
Pida en ocasiones sus estudiantes que presenten debates sobre asuntos controversiales. Por ejemplo, pregunte cuántos en la clase piensan que la educación física debe ser requisito para todos los estudiantes de la escuela.
Cuando alcen las manos, escoja dos o tres estudiantes que piensan que debe ser requisito. Pídales que se junten y desarrollen su razonamiento.
Haga lo mismo con aquellos que creen que la educación física no debe ser requisito. Los grupos toman un poco de tiempo de clase para desarrollar sus estrategias. Presentan sus debates al día siguiente. Después, pregunte a los estudiantes que no tuvieron opinión al principio cuál argumento les convenció y por qué.
20. Pida a sus estudiantes que escriban diálogos constructivos.
Asigne a sus estudiantes una tarea escrita donde deben tener diálogos imaginarios entre personas con perspectivas diferentes sobre algún asunto de actualidad como la acción afirmativa o la política de cero tolerancia. Los diálogos también pueden ser de distintos puntos de vista de partes opuestos en una disputa internacional. O podría haber un diálogo entre una persona liberal y una conservadora. Se le dice a los estudiantes que las personas del diálogo deben ser inteligentes, racionales y sin prejuicios.
Para que los estudiantes redacten un diálogo, requiere que piensen en dos perspectivas diferentes. Hacer el diálogo por escrito facilita a los estudiantes ver la perspectiva de una persona con quien no están de acuerdo – y hacerlo sin prejuicios. También los obliga a poner a personas con perspectivas diferentes a hablarse entre sí: traer objeciones y preguntas y proponer alternativas. Los estudiantes deben entonces descifrar cómo responderán.
Esto los obliga a desarrollar aún más su comprensión de cada perspectiva, sus fortalezas y debilidades. También les ayuda ver por qué las personas pueden tener una posición en particular y cómo responderían a puntos de vista alternos. Los estudiantes tienden a presentar argumentos mucho más fuertes para las distintas perspectivas cuando escriben los diálogos. Para poder redactar un diálogo efectivo, tienen que sentir empatía por aquellos con un punto de vista que no aceptan. Meramente describir el punto de vista de un adversario no requiere mucha empatía.
21. Pida que los estudiantes expliquen su tarea y su propósito.
Pedir que sus estudiantes expliquen la tarea ayuda a aclarar cualquier malentendido antes de ellos empezar. Luego de explicar el propósito de una tarea en sus propias palabras, los estudiantes podrán enfocarse más en ese propósito. Son más propensos a seguir trabajando en armonía con el propósito, en vez de irse por la tangentes.
22. Fomente que el estudiante determine el siguiente paso.
Pida que los estudiantes determinen el próximo paso en el estudio del tema actual. “Dado lo que ya sabemos de este tema, ¿qué cree que debemos hacer o en qué nos enfocamos ahora? ¿Qué información necesitamos? ¿Qué necesitamos descifrar? ¿Cómo podemos verificar nuestra hipótesis?”
Pida que la clase decida lo que deben hacer luego. Esta estrategia desarrolla la autonomía de pensamiento y responsabilidad intelectual. Le pone algo de la carga al estudiante para reconocer lo que ellos necesitan enfocar. Los pensadores independientes necesitan desarrollar el hábito de evaluar dónde están, qué saben y qué necesitan saber. Darle esta decisión a la clase le da a los estudiantes un sentido de control sobre lo que harán. Y así crea mayor envolvimiento de parte de los estudiantes y más compromiso – y por ende, más motivación.
23. Pida que los estudiantes documenten su progreso.
Pida a sus estudiantes que escriban lo que piensan sobre un tema antes de empezar a estudiarlo. Después de la lección, pídales que escriban lo que piensan ahora sobre el tema y que lo comparen con sus pensamientos anteriores. Una ventaja de esta táctica es que pone los estudiantes a pensar sobre un tema antes de exponerlos a lo que el maestro y el libro de texto dicen. Su mayor fortaleza, sin embargo, es que le demuestra claramente a los estudiantes el progreso que han tenido. Está todo ahí en el papel para ellos poder ver cómo ha cambiado su manera de pensar. Usted puede hasta integrar esto a su evaluaciones para notas – dando crédito a base de cuánto progreso cada estudiante ha tenido.
24. Descomponga proyectos en partes más pequeñas.
Asigne una serie de pequeñas tareas escritas, cada uno un sub-tema de un tema más amplio. La asignación final puede ser juntar las secciones en un trabajo más largo. Luego, pida que los estudiantes diseñen una serie similar de tareas para ellos mismos cuando se atasquen en algún proyecto grande. Los estudiantes que se bloquean con proyectos grandes a menudo no los dividen en tareas pequeñas, más manejables. Darle a los estudiantes tareas cortas y relativamente fáciles, les permite completar cada una como una unidad – mucho menos intimidante que un trabajo largo. Al combinar los escritos cortos en una redacción más larga, los estudiantes no tan sólo han vuelto a pensar sobre lo que escribieron, sino que han logrado completar un escrito más largo y sofisticado. Desarrollan, así confianza en su habilidad de completar proyectos más grandes.
25. Fomente el descubrimiento.
Diseñe actividades para que los estudiantes descubran la apreciación, los principios y las técnicas por ellos mismos antes de presentar el material mediante conferencia o lectura. Por ejemplo, un maestro de mecanografía, en vez de darle a los estudiantes la fórmula complicada para centralizar una tabla en la página, le dio la tarea de descifrar cómo hacer una tabla centralizada. Entablar un discusión en la clase en respuesta a un problema facilita tales descubrimientos. Estas actividades por lo general se realizan mejor en grupos pequeños, más que de manera individual. También es instructivo que los estudiantes discutan los problemas que surgieron y cómo los resolvieron.
Los estudiantes entenderán mejor cualquier cosa que descubran por sí mismos. Aprenderán no sólo que es así, sino que entenderán por qué es así. Los estudiantes adquieren práctica en descifrar cosas y resolver problemas por sí mismos, en vez de tener que recibir instrucciones de qué hacer y cómo. Además, mientras más experiencias tienen descubriendo conocimiento importante por sí mismos, más confianza tendrán en sus propias habilidades para pensar.
Cuando los estudiantes se involucran en un proyecto independiente, a veces se motivan mucho y resulta en más pensamiento independiente. Tales proyectos deben ser fomentados. La supervisión periódica acompañado de palabras de estímulo ayudan a mantener la motivación.
26. Fomente la auto evaluación.
Detalle exactamente los criterios intelectuales que usará en sus evaluaciones para notas. Enseñe a los estudiantes a evaluar su propio trabajo, utilizando esos criterios. Quizás antes pueda pedir que los estudiantes formulen lo que ellos consideran deben ser los criterios para evaluar su trabajo. Entonces la clase puede discutir cuán apropiado es cada criterio propuesto. Otra manera de enseñar la auto evaluación es darles copias de trabajos viejos de estudiantes (un trabajo de A, uno de C, uno de D, sin nombres, por supuesto), y pedirles que le signen un nota a cada uno. Luego, pida que los estudiantes trabajen en grupos pequeños para llegar a un consenso sobre las notas y los criterios. La discusión con la clase completa puede compartir los resultados de esto y darle a usted la oportunidad de traer cualquier punto que se le haya quedado a los estudiantes.
Los criterios que usa para evaluar los trabajos de sus estudiantes son más obvios para usted que para sus estudiantes. El poder enumerar los criterios no es lo mismo que poder utilizarlos. Reconocer cuándo se cumplen estos criterios y cuándo no, y poder revisar algo hasta que quede más cerca de los criterios establecidos es algo que requiere bastante práctica. Los estudiantes no adquieren esta habilidad al recitar principios abstractos.
Enseñar a los estudiantes cómo evaluar su propio trabajo es una de las cosas más importantes que usted puede hacer para lograr que mejoren la calidad de su trabajo.
27. Enseñe aplicaciones útiles.
Enseñe conceptos, hasta donde sea posible, en el contexto de su uso como herramientas funcionales para la solución de problemas reales y el análisis de asuntos de importancia. Aprendemos lo que apreciamos saber. Cuando sencillamente se le dice a los estudiantes que lo que aprenden es valioso, pero no experimentan ese valor y poder, tienden a dudar o no creer en verdad que es importante lo que aprenden.
Debemos continuamente demostrar el valor de lo que enseñamos. Ningún argumento abstracto engendra la convicción sincera y arraigada que el conocimiento es valioso. Esta convicción requiere la experiencia de usar este conocimiento. Si los estudiantes empiezan con una pregunta o un problema interesante, y encuentran que tienen más progreso cuando tienen la apreciación y las destrezas que provee la lección, valorarán más el material de esa lección.
Al asimilar el material sin aplicarlo a asuntos de importancia, los estudiantes no aprenden cómo aplicar lo que aprendieron. La mejor manera de resolver el problema de transferencia es no crearlo en primer lugar. La transferencia está impedida cuando los maestros separan el aprendizaje de la aplicación o posponen la aplicación exitosa indefinidamente.
Este contenido ha sido publicado originalmente por The Foundatión for Crtical Thinking en la siguiente dirección: criticalthinking.org
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Me gusto mucho el trabajo que se realiza en esta pagina, es de mucha ayuda al trabajo docente y las investigaciones muy aplicadas, concisas y actualizadas a la nueva globalización que se esta viviendo en las aulas. Gracias por su ayuda y compromiso por la educación