Juan Vaello Orts, psicopedagogo, orientador y experto en educación, ha dedicado su trayectoria a explorar estrategias efectivas para la enseñanza. En su intervención en el III Congreso Excelencia, abordó una de las preguntas más recurrentes entre los docentes: “Si el alumno no quiere aprender, ¿realmente no hay nada que hacer?”
Según Vaello, la falta de interés en aprender puede tener múltiples causas: desconexión con el contenido, problemas emocionales, dificultades familiares o un ambiente poco estimulante. No obstante, rechaza la idea de que el docente deba resignarse. En su libro Cómo dar clase a los que no quieren, sostiene que el aula debe ser un espacio de contagio inevitable de ideas, conocimientos y emociones, al igual que un vagón de metro lleno de interacción constante. Para él, cada elemento en el aula puede modificarse y mejorarse para hacer de la educación una experiencia integral.
Estrategias para generar interés en el aprendizaje
- Cambio de enfoque del docente Antes de exigir esfuerzo y atención al alumnado, el profesor debe preguntarse: “¿Qué puedo ofrecerles yo a ellos?”. Una clase debe ser atractiva, organizada y útil. Vaello propone un boletín de evaluación docente basado en cinco aspectos esenciales:
- Atención: ¿El alumnado está concentrado?
- Empatía: ¿Hay un vínculo emocional con la clase?
- Interés: ¿La materia resulta motivadora?
- Orden: ¿Se mantiene un ambiente estructurado y funcional?
- Utilidad: ¿Lo que aprenden les resulta significativo?
- Trabajo en equipo La educación es un reto colectivo. Para mejorar la convivencia, la motivación y el rendimiento, el profesorado debe actuar como un equipo sincronizado, evitando esfuerzos aislados y descoordinados. Un modelo colaborativo permite que cada clase contribuya positivamente a la siguiente y fortalezca los avances previos.
- Proactividad y simplicidad Vaello resalta la importancia de la proactividad frente a la reactividad. En lugar de lamentarse por lo que no funciona, los docentes deben centrarse en qué soluciones pueden implementar con los recursos disponibles. Además, insiste en la economía de esfuerzos: los procesos educativos deben ser simples y efectivos, reduciendo burocracia y optimizando el tiempo.
- Poder de influencia del docente No todas las estrategias funcionan en todos los contextos porque su éxito depende del poder de influencia del profesor. Una misma técnica aplicada por dos docentes puede dar resultados distintos, dependiendo de su carisma, autoridad y conexión con los alumnos. Cuando un profesor tiene poca ascendencia sobre un estudiante, puede reforzar su mensaje con el apoyo de otro docente con mayor impacto.
- Evaluación anticipada y cultura de soluciones En lugar de esperar al final del trimestre para detectar problemas, los docentes deben anticipar dificultades desde el inicio del curso. Reunirse en septiembre para prever conflictos y aplicar soluciones de manera sistemática aumenta la eficacia de las estrategias y reduce la frustración.
Enseñar a querer aprender
Para Vaello, el aprendizaje efectivo no solo implica conocimientos, sino también voluntad y autoestima. Es fundamental que los alumnos experimenten el éxito y el reconocimiento para reforzar su confianza. Además, destaca la combinación de motivación intrínseca (interés por lo que les gusta) con fuerza de voluntad (capacidad de hacer lo que no les agrada pero es necesario).
Finalmente, el docente debe proteger su bienestar emocional. Aceptar que no todo está bajo su control y centrarse en lo que sí puede cambiar es clave para evitar la frustración y el desgaste profesional. La educación debe ser un espacio para disfrutar y hacer disfrutar, transformando la enseñanza en un proceso gratificante tanto para alumnos como para profesores.
REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF