Pantallas súper pobladas no ayudan al proceso de enseñanza aprendizaje

Docentes advierten que la superpoblación puede dificultar el aprendizaje, mientras que en muchos edificios las aulas son pequeñas y apenas queda espacio para circular entre los bancos o carpetas. “No se puede llegar al fondo del salón porque no hay pasillos entre banco y banco, no hay lugar”.
Ante esta realidad, es necesario desarrollar estrategias de enseñanza que promuevan la participación de todos “como el trabajo en grupo o la socialización de los temas tratados en las clases”.

“Si no se logra la atención de la clase, “los chicos pierden el interés, hablan y se mueven”. “Aparecen así,  problemas de conducta, se atrasan con la carpeta y bajan las notas”.

A continuación compartimos con fines educativos y pastorales la publicación del blog Educación quienes hacen una reflexión sobre el tema de la sobrepoblación de estudiantes en las aulas y que impacto negativo tiene en los alumnos.

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Aulas superpobladas

Entre los problemas que plantea en la actualidad el proceso de enseñanza-aprendizaje, uno muy importante es la cantidad de niños que están en una misma aula a cargo de un solo docente. Si bien es bueno que se atienda a la diversidad y a la inclusión, esto debe hacerse responsablemente y reconociendo las limitaciones que tiene un único ser humano, el maestro, por más voluntad y capacitación que tenga, de atender las necesidades personalizadas de más tres decenas de niños, que la mayoría de las veces ni siquiera tienen un espacio físico adecuado que los contenga cómodamente, ya que faltan sillas, mesas de trabajo y material didáctico, para tantos niños.

La UNESCO, en el Pronunciamiento de Tailandia (Educación para todos) estableció un máximo de treinta alumnos por curso para que pueda darse una educación de calidad. Por supuesto, que haya pocos educandos no significa indefectiblemente que se hará un seguimiento individualizado, que habrá más motivación, más diálogo, interacción y explicaciones, pues eso dependerá además de que el maestro tenga aptitudes, vocación y conocimientos; pero en un aula superpoblada un docente por más que lo intente y tenga las mejores herramientas se encontrará con un obstáculo numérico que sobrepasa los límites humanos.

¿Cómo observar a más de treinta alumnos? ¿Cómo evaluar día a día su compromiso? ¿Cómo motivarlos de acuerdo a su tipo de inteligencia? ¿Cómo armar un debate sin que se genere un caos? ¿Cómo escucharlos a todos?

Es por ello, que las aulas deben contar con un número mínimo de 12 o 15 niños, para poder trabajar en grupos, crear espacios de debate y puestas en común; y un máximo que no supere los treinta.

Para el maestro es un desgaste físico y mental enorme, que genera muchas veces pedidos de licencias, atender a tantos chicos, corregir sus tareas, mantener un clima adecuado, poner límites, ser escuchado; y para los alumnos es muy difícil escuchar en un aula ruidosa, poder intervenir, concentrarse en sus tareas, sentirse parte de un grupo, pero a su vez reconocido en forma individual.

Este contenido ha sido publicado originalmente por Educación en la siguiente dirección: ideasqueayudan.com



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