En tiempos donde la sensibilidad social ha aumentado —y con razón— frente a conductas inapropiadas en entornos escolares, los docentes debemos ser más conscientes que nunca de cómo nuestras acciones pueden ser interpretadas. No se trata de desconfiar de nuestra vocación ni de perder cercanía con los estudiantes, sino de entender que, aunque tengamos buenas intenciones, estamos expuestos a juicios, denuncias o malinterpretaciones que pueden poner en riesgo todo lo que hemos construido como profesionales.
Aquí compartimos algunas recomendaciones clave para protegerte y proteger tu ejercicio docente:
1. Evita quedarte a solas con estudiantes en espacios cerrados
Aunque estés brindando apoyo académico, orientación o contención emocional, es fundamental cuidar las formas. Las puertas cerradas, las conversaciones privadas o los espacios sin supervisión pueden ser malinterpretados.
Recomendación: Siempre que sea posible, mantén la puerta abierta o elige un lugar visible. Si necesitas hablar en privado, procura que haya otro adulto cerca o al menos a la vista.
2. Saluda con respeto, sin contacto físico innecesario
El saludo afectuoso que tal vez era costumbre años atrás hoy puede generar malentendidos. Especialmente en secundaria, donde las relaciones son más delicadas, lo mejor es evitar besos o abrazos.
Recomendación: Opta por saludos verbales, con la mano o con gestos cordiales sin contacto físico. La cercanía emocional no necesita del contacto corporal.
3. Cuida tus mensajes y comunicaciones con estudiantes
Las redes sociales, los mensajes privados y los chats pueden ser herramientas útiles, pero también son un terreno riesgoso. A veces una palabra, un emoji o el horario de un mensaje pueden jugar en tu contra.
Recomendación: Utiliza canales oficiales. Si necesitas escribir a un estudiante, hazlo en grupos institucionales, con la participación de apoderados o manteniendo la conversación centrada en lo académico y en horario laboral.
4. Evita tomar fotografías a estudiantes o compartirlas sin autorización
Incluso con fines pedagógicos, tomar fotos o grabar videos de estudiantes sin consentimiento puede generar conflictos legales o éticos.
Recomendación: Asegúrate de contar con autorización institucional y del apoderado antes de registrar imágenes. Y evita compartirlas en redes personales.
5. No hagas comentarios sobre la apariencia física de los estudiantes
Un cumplido inocente puede convertirse en una acusación. En particular con adolescentes, cualquier comentario sobre el cuerpo, la ropa o el aspecto puede prestarse a interpretaciones peligrosas.
Recomendación: Centra tus comentarios en lo académico o en el esfuerzo personal. Si notas algo preocupante en la vestimenta o la salud de un estudiante, canalízalo por los conductos adecuados: coordinación, inspectoría o apoderado.
6. Infórmate y mantente actualizado sobre protocolos institucionales
Cada colegio tiene sus normativas y protocolos frente a denuncias, acoso, maltrato o vulneración de derechos. Conocerlos te ayuda a actuar con respaldo en cualquier situación.
Recomendación: Participa activamente en capacitaciones, lee los reglamentos y consulta cuando tengas dudas. La prevención parte del conocimiento.
7. Frente a cualquier situación incómoda o sospechosa, comunica y documenta
Si algo te incomoda o percibes que puede escalar, no lo enfrentes en soledad. Habla con tu equipo directivo, con otro colega de confianza o con el encargado de convivencia.
Recomendación: Deja constancia escrita de lo ocurrido, con fechas, horarios y testigos si los hay. Esa documentación puede ser clave para tu defensa en caso necesario.
Conclusión
Ser docente hoy no solo requiere vocación, sino también prudencia, inteligencia emocional y conciencia profesional. No basta con “no hacer nada malo”, también es necesario cuidar las formas, anticiparse a los riesgos y actuar siempre con transparencia.
Tu trabajo vale. Tu reputación importa. Tu vocación merece protección.
REDACCIÓN WEB DEL MAESTOR CMF