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¿Cómo tomo el fracaso académico, y cómo enseño a superarlo?

Cuando no se consiguen los objetivos académicos que programamos, y podemos tener la sensación que hemos fracasado, el profesor José Antonio Marina aconseja que “debemos poner a prueba toda nuestra prudencia pedagógica” (cf José Antonio Marina: Este año académico tiene que ser peculiar, flexible, un ejemplo del «adaptative learning»).

Que sería tener la capacidad de detenernos y pensar sobre la posibilidad del “siguiente paso”. Sin embargo, esta es una práctica que escasamente se enseña en la formación inicial docente. y puede llevar sobre todo a los profesores con menos expertise o novatos, a sentirse derrotados por su primeros fracasos e imposible de ver otra ruta de aprendizaje de la planificada. Recordemos que nosotros y nuestros hemos entrado o vamos a entrar en contacto con el fracaso en nuestra vida: un amigo que no le deja un juguete, un amor platónico que no le corresponde o un suspenso en una asignatura son fracasos a los que nos enfrentamos a lo largo de su vida.

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Fracaso académico

Recordemos que el sentirse fracasados en la niñez y la adolescencia es una experiencia común, pero existen formas de abordar estos sentimientos y fomentar una mentalidad positiva. Aquí les compartimos algunos consejos que podrían ayudarle a usted y dialogar con sus padres de familia, colegas y sus estudiantes.

  1. Cambia tu perspectiva sobre el fracaso: En lugar de ver el fracaso como algo negativo, trata de verlo como una oportunidad para aprender y crecer. Los errores son una parte normal del proceso de desarrollo y te permiten adquirir nuevas habilidades y conocimientos.
  2. Establece metas realistas: Es importante establecer metas alcanzables y adaptadas a tus habilidades y circunstancias. Evitar el sentirte abrumado por expectativas poco realistas.
  3. Celebra tus logros, por pequeños que sean: Reconoce y celebra cada paso que das en la dirección correcta. No subestimes los logros pequeños, ya que todos ellos contribuyen a tu crecimiento y desarrollo.
  4. Aprende a manejar la autocrítica: Es normal ser autocrítico en ciertas ocasiones, pero evita ser demasiado duro contigo mismo. En lugar de centrarte en lo que no lograste, enfócate en lo que has aprendido y en cómo puedes mejorar en el futuro.
  5. Desarrolla habilidades de afrontamiento: Aprende formas saludables de lidiar con el estrés y las emociones negativas, como la práctica de la meditación, la respiración profunda, el ejercicio o hablar con alguien en quien confíes.
  6. Encuentra tus pasiones e intereses: Identifica aquellas actividades que realmente te apasionen y que te hagan sentir bien contigo mismo. Cultivar tus intereses puede aumentar tu autoestima y darte un sentido de identidad.
  7. Busca el apoyo de adultos de confianza: Hablar con padres, maestros, consejeros escolares u otros adultos de confianza puede proporcionarte una perspectiva objetiva y consejos útiles para superar desafíos.
  8. Aprende de los modelos a seguir: Encuentra modelos a seguir en tu vida, ya sean personas cercanas o figuras públicas, que hayan superado adversidades y fracasos. Sus historias pueden inspirarte y mostrarte que el éxito es el resultado de la perseverancia.
  9. Desarrolla habilidades de resiliencia: La resiliencia es la capacidad de enfrentar la adversidad y recuperarse de ella. Practica la adaptabilidad, la flexibilidad y la búsqueda de soluciones en lugar de quedarte atrapado en las dificultades.
  10. Busca ayuda profesional si es necesario: Si los sentimientos de fracaso persisten y afectan negativamente tu bienestar emocional y mental, considera hablar con un psicólogo o consejero. El apoyo profesional puede brindarte herramientas adicionales para manejar tus emociones y pensamientos.

El profesor Cristian Granados (Egade Business School), opina que, aunque algunos creen “que fracasando podemos aprender, diversos estudios aseguran que en muchas ocasiones el fallo tiene efectos opuestos, pues podría hacerlo difícil de observar o imposible de extraer algo positivo de un suceso negativo”. Los profesores, podemos estar en ese grupo de personas poco preparadas para aprender de los fracasos, pues “los seres humanos solemos esconder la cabeza cuando nos enfrentamos ante fallos que nos exponen”.

El premio Nobel de economía Daniel Kahneman opina que las personas sufrimos del sesgo de “aversión a la perdida”, que nos empuja a lamentar más las perdidas que las ganancias. (cf El fracaso es un gran maestro, pero es difícil escucharlo). Es una tendencia no tan rara, que tienen algunos, los lleva a disgustarle por las pérdidas más de lo que disfruta ganancias, incluso los motiva a mentir para evitar las consecuencias de tener que aceptar los errores involuntarios que nunca faltan, y decir que va a poner mayor cuidado. Incluso se justifican buscando “culpables”.

Como educadores, es bueno invertir un momento, para reflexionar y tener muy claro que vale la pena saber que la diferencia entre “fracasar” y “sentirse fracasado“, porque esta experiencia es principalmente una cuestión de perspectiva y actitud. Y así, “fracasar en los estudios”, se refiere a no alcanzar un objetivo o resultado deseado en un examen, tarea, curso o en general en el ámbito académico, que puede ser experiencia temporal y específica, donde no se logra un objetivo concreto, No necesariamente significa que uno sea incapaz de tener éxito en el futuro.

fracaso académico

Sin embrago que psicólogo Francisco Pérez nos dice que el fracaso suele ser intensa, vital, dolorosa y, en ocasiones, beneficiosa para el desarrollo personal, siempre y cuando se acepte que “lo normal es que la persona, pasados los momentos iniciales, razone sobre los motivos de su fracaso, y después conseguirá superarlo y evitar que vuelva a producirse. Los especialistas coinciden en afirmar que el fracaso es sin duda un gran maestro que nos muestra aprendizaje para tomar mejores decisiones. ¿Cree usted esto? ¿Lo enseña a sus estudiantes? ¿Lo ha conversado con sus padres de familia y estudiantes?

Ordinariamente, cuando alguien siente un fracaso y está viviendo ese sentimiento, ya sea en los estudios, en sus relaciones personales, familiares o la vida escolar, es muy probable que experimente una profunda sensación de desánimo, insuficiencia y autocrítica negativa con respecto a su desempeño académico. Esta sensación puede ser muy abrumadora y puede manifestarse por un período largo o corto, que dependerá de la fortaleza espiritual de cada uno, de su resiliencia, y se exterioriza -a veces- de diferentes maneras, Aquí hay algunas características se podrían manifestar los estudiantes frente al fracaso escolar, y que podrían ayudarnos a detectar, dialogar, motivar o derivar a un especialista a quienes están en el área de nuestra influencia educativa:

  • tienden a enfocarse en sus errores y debilidades, exagerando su importancia,
  • desarrollan un sentimiento de incompetencia o incapacidad de lograr habilidades académicas,
  • generan una autocrítica excesiva, de manera constante y negativa, enfocándose en sus errores y debilidades académicas,
  • creen que no son lo suficientemente inteligentes o capaces,
  • desarrollan -o acrecientan- una baja autoestima,
  • muestran signos de sufrimiento e incapacidad de analizar sus sentimientos, están a la defensiva, o se sienten señalados,
  • muestran signos de sentir que no van avanzar más, se dejan invadir de un gran sentimiento de desesperanza y pesimismo,
  • muestran sentimientos de ansiedad y estrés,
  • muy propensos a acrecentar el miedo al fracaso y buscan el aislamiento social,
  • No muestran capacidad de tener una perspectiva a largo plazo, y se estancan en el presente,
  • muestran miedo al opiniones, juicios o putos de vista de los demás,
  • incapacidad de buscar ayuda, o rechazan cualquier ingreso a su vida interior.

Según el psicólogo Álvaro Bilbao, en la Universidad de Princeton se ha pedido a sus estudiantes que elaboren un currículum en el que, en lugar de incluir los éxitos académicos y profesionales, enumere sus fracasos. “Este currículum de fracasos tenía como fin concienciar a sus alumnos de que el éxito no es un camino de rosas, sino de superación de obstáculos.  ¿Serviría en nuestra realidad educativa? Como educadores, ojalá nos interese leer sobre experiencias este tema y dialogar entre colegas y especialistas para saber cómo ayudar -inicialmente- al estudiante a superar los fracasos.

Bilbao comparte que en sus conferencias, los padres de familia le suelen preguntar: ¿Cómo ayudar a mi hijo a tener un carácter fuerte? ¿Cómo puedo hacer para que tenga confianza en sí mismo? ¿Qué puedo hacer para que mi hijo sea indestructible? “Cuando pedí que me aclarara la pregunta (no sabía si el papá estaba preocupado por las críticas, los fracasos o la criptonita) me aclaró que lo único que quería era que su hijo no se viniera abajo cuando las cosas le fueran mal. Quería que su hijo supiera levantarse y seguir luchando.” Y esto le llevó a compartir cinco claves que podrían ser de utilidad para ayudar a no venirse abajo con los fracasos. Y que compartimos por motivos únicamente educativos y de formación permanente.

Aunque está dirigido a los padres de familia, estas cinco unas claves podrían ser útiles para que nuestros estudiantes, según el psicólogo Álvaro Bilbao, reciban el apoyo de nuestra intervención y no se sientan fracasados, aunque de vez en cuando fracasen en algo.

  1. Sé un modelo para él

La capacidad para soportar la frustración y el fracaso es una de las habilidades que en mayor medida se aprende a través de la observación de los padres. Si el hecho de que tus hijos no acaben su cena a tiempo o que desobedezcan de vez en cuando es un drama para ti, ellos aprenderán a vivir los pequeños fracasos en sus vidas como auténticas tragedias. Aprende a asumir tus frustraciones con deportividad y tus hijos serán más resistentes al fracaso.

  1. Normaliza el fracaso

La palabra fracaso es fuente de terribilitis; hace de un error un estrépito. Frases como “todo el mundo se equivoca”, “ya aprenderás” o “el próximo día lo harás mejor”, le harán saber que el fracaso no es terrible, sino parte natural de la vida de todas las personas.  Intenta no hacerle sentir mal por sus errores; al fin y al cabo tendrá que sufrir muchos a lo largo de su vida.

  1. Enséñale a apreciar sus puntos fuertes

Un error habitual de las personas que se sienten fracasadas es no valorar sus puntos fuertes y reutilizarlos en los siguientes intentos. En todo “fracaso” hay muchas cosas que salieron bien. Ayuda a tus hijos a valorar su esfuerzo, su imaginación, su ilusión, así como todos los puntos en los que el intento estuvo cerca del acierto; le servirán para acertar la próxima vez.

  1. Ayúdale a aprender de sus errores

A nivel neurológico los éxitos y fracasos sirven para mejorar y ser más eficientes en nuestra vida. Cada vez que tenemos un resultado positivo (éxito) o un resultado negativo (fracaso) esas experiencias se van almacenando en un lugar concreto del cerebro que se llama precúneo y que es muy importante para resolver problemas de manera eficiente.

  1. Enséñale a levantarse

Hay niños que se vienen arriba frente a los desafíos y otros que se desmotivan ante el primer obstáculo. La diferencia entre unos y otros tiene que ver tanto con la genética (hay un gen en el cromosoma 17 que predispone al abandono) como con lo que tú le enseñes. Si tu hijo tiende a venirse abajo con las dificultades puede ser bueno que le ayudes a afrontar sus miedos y aceptar los desafíos con fortaleza.  Puedes animarle a retomar aquellas actividades que no le salieron bien, acompañarle para que se sienta seguro haciéndolo a tu lado, ayudarle a superar sus miedos paso a paso o poneros objetivos más pequeños o accesibles para él/ella para que vaya cogiendo confianza.

Por ejemplo, si le da miedo la bici porque se cayó aprendiendo, retomadlo poco a poco, pero retomadlo. A veces un paso tan pequeño como que vuelva a ponerse el casco o que se siente a tocar el timbre de su bici es suficiente para que su voluntad gane la partida al miedo. Con tu ayuda aprenderá que una dificultad no es un fracaso sino solo un obstáculo que superar. Serán muchas las veces que a lo largo de su vida te lo agradecerá. Cf 5 claves para que tu hijo no se sienta nunca un fracasado

La confianza es uno de los mejores caminos de acercamiento que podemos desarrollar para ayudar a nuestros estudiantes frente al fracaso. Siempre s posible encontrar en las redes muchas otras estrategias que nos ayudarán a superar trabajar con los padres de familia el fracaso, los miedos, la falta de autoestima, …  y desarrollar el acercamiento, como recomienda el profesor José Antonio Marina y que les animamos leer en este enlace: José Antonio Marina: Los niños sólo necesitan tres cosas: ternura y cariño, límites, comunicación

Recordemos que todos enfrentamos momentos de desafío y dificultad en la vida, que podemos experimentar como fracaso, pero lo importante es cómo respondemos a ellos y cómo utilizamos esas experiencias para crecer y evolucionar. Cómo nos hemos preparado en nuestra resiliencia emocional.

“La mayor gloria en la vida no consiste en no caer nunca, sino en levantarnos cada vez que caemos.”
(Ralph Waldo Emerson)



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