La taxonomía de Bloom es una estructura de clasificación educativa utilizada para categorizar diferentes niveles de habilidades cognitivas que los estudiantes pueden desarrollar. Fue originalmente propuesta por Benjamin Bloom en 1956 y se ha utilizado ampliamente en la planificación curricular y en la evaluación del aprendizaje.
La taxonomía de Bloom original constaba de seis niveles de habilidades cognitivas, que iban desde el nivel más básico de conocimiento hasta el nivel más alto de creación. Estos niveles son:
- Conocimiento: Comprender y recordar información.
- Comprensión: Comprender el significado de la información.
- Aplicación: Utilizar la información en situaciones nuevas o concretas.
- Análisis: Descomponer la información en partes y comprender las relaciones entre ellas.
- Síntesis: Combinar partes de información para formar un todo nuevo.
- Evaluación: Juzgar o evaluar la información basándose en criterios específicos.
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A lo largo de los años, se han propuesto diferentes revisiones y actualizaciones a la taxonomía de Bloom para reflejar los avances en la educación y la forma en que los estudiantes aprenden y procesan la información. Una de las actualizaciones más conocidas y utilizadas es la “Taxonomía de Bloom revisada” o “Taxonomía de Bloom actualizada” propuesta por Anderson y Krathwohl en 2001.
La Taxonomía de Bloom revisada mantiene los mismos niveles cognitivos básicos, pero con algunas modificaciones en sus descripciones y terminología. Los niveles de habilidades cognitivas en la Taxonomía de Bloom revisada son los siguientes:
- Recordar: Recuperar información previamente aprendida.
- Entender: Construir significado a partir de la información.
- Aplicar: Utilizar el conocimiento en situaciones nuevas o concretas.
- Analizar: Descomponer información en partes y comprender las relaciones entre ellas.
- Evaluar: Justificar una postura o decisión basada en criterios específicos.
- Crear: Generar nuevas ideas o productos a partir de la información.
Al diseñar una secuencia de actividades para una clase, es fundamental tener en cuenta la Taxonomía de Bloom. Esta herramienta nos permite clasificar y organizar las habilidades cognitivas que queremos que los estudiantes desarrollen a lo largo del proceso de enseñanza-aprendizaje. Comenzar con una comprensión clara de los diferentes niveles de la Taxonomía de Bloom nos ayuda a estructurar las actividades de manera progresiva, desde niveles más básicos de conocimiento hasta niveles más altos de aplicación, análisis y síntesis. Al utilizar esta taxonomía como marco, podemos promover un aprendizaje más profundo y estimulante para nuestros estudiantes.
El primer paso para diseñar una secuencia de actividades basada en la Taxonomía de Bloom es identificar el objetivo de aprendizaje específico que deseamos alcanzar. ¿Queremos que los estudiantes adquieran conocimientos básicos sobre un tema determinado? ¿O preferimos que apliquen ese conocimiento en situaciones prácticas? Definir claramente el objetivo nos permitirá seleccionar el nivel cognitivo adecuado de la Taxonomía de Bloom y construir actividades coherentes y desafiantes para nuestros estudiantes.
Una vez que tenemos claro el objetivo de aprendizaje, podemos proceder a diseñar las actividades en función de los diferentes niveles de la Taxonomía de Bloom. Por ejemplo, si queremos desarrollar el nivel de “comprender”, podríamos diseñar actividades que fomenten la interpretación y el análisis de conceptos clave. Esto podría incluir la lectura de textos relevantes, el debate en grupos pequeños o la resolución de problemas prácticos. A medida que avanzamos hacia niveles superiores, como “aplicar” o “evaluar”, podemos diseñar actividades que requieran que los estudiantes utilicen la información aprendida en contextos reales, tomen decisiones y justifiquen sus respuestas. Al construir una secuencia de actividades en torno a la Taxonomía de Bloom, podemos asegurarnos de abordar los diferentes niveles de habilidades cognitivas y brindar a los estudiantes oportunidades de aprendizaje significativas y progresivas.
Cómo diseñar una secuencia de actividades utilizando la Taxonomía de Bloom y ChatGPT
El profesor José David a creado un video didáctico en su canal de YouTube en donde nos muestra cómo utilizar estas dos herramientas para crear una Secuencua de Actividades.
A continuación te dejamos los pasos desarrollados por el profesor José David, de mismo modo te dejamos el video para que lo puedas revisar.
Primero, explicaré brevemente qué es la Taxonomía de Bloom. Es un marco de referencia para la educación, que clasifica los objetivos educativos en seis niveles, desde el nivel más básico de recordar hasta el nivel más avanzado de crear. Estos niveles son recordar, comprender, aplicar, analizar, evaluar y crear. Diseñar actividades educativas que abarquen todos los niveles de la Taxonomía de Bloom es esencial para crear una experiencia de aprendizaje completa y efectiva.
Para ayudarnos a diseñar estas actividades, vamos a utilizar ChatGPT, un modelo de lenguaje de inteligencia artificial. En este video, voy a mostrarte cómo podemos utilizar ChatGPT para generar preguntas y actividades para cada uno de los niveles de la Taxonomía de Bloom. Vamos a empezar con el nivel más básico: recordar.
Usando ChatGPT, podemos generar preguntas que ayuden a los estudiantes a recordar información clave. Por ejemplo, si estamos enseñando matemáticas, podemos pedir a ChatGPT que genere preguntas de este tipo: “¿Cuál es la fórmula para calcular el área de un círculo?” o “¿Cuál es el resultado de la multiplicación de 8×7?”.
Para el siguiente nivel, comprender, podemos utilizar ChatGPT para generar actividades que ayuden a los estudiantes a entender el material en un nivel más profundo. Por ejemplo, si estamos enseñando historia, podemos pedir a ChatGPT que genere preguntas como “¿Por qué la Guerra Fría fue un momento clave en la historia del mundo?” o “¿Cómo afectó la Revolución Industrial a la economía europea?”.
Para el nivel de aplicación, podemos utilizar ChatGPT para generar actividades que ayuden a los estudiantes a aplicar lo que han aprendido. Por ejemplo, si estamos enseñando ciencias, podemos pedir a ChatGPT que genere preguntas como “Diseña un experimento para demostrar el efecto de la luz sobre el crecimiento de las plantas” o “Resuelve un problema que involucre la ley de conservación de la energía”.
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