El humo blanco volvió a elevarse desde la Capilla Sixtina y, con él, la esperada proclamación: “Habemus Papam”. La Iglesia Católica tiene un nuevo líder: Robert Francis Prevost, quien ha adoptado el nombre de León XIV para iniciar su pontificado. Nacido en Chicago (EE.UU.) en 1955, su historia no solo conecta con el mundo eclesiástico internacional, sino también con el corazón del Perú.
Prevost es miembro de la Orden de San Agustín y desde joven se entregó a la labor pastoral y misionera. Su vínculo con el Perú comenzó en los años ochenta, cuando fue enviado como misionero a Chulucanas, en Piura. Años más tarde, en 2015, fue designado obispo de la Diócesis de Chiclayo, donde dejó una profunda huella pastoral y social. Fue en este periodo que obtuvo la nacionalidad peruana, confirmada oficialmente por la Superintendencia Nacional de Migraciones y el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec).
El nuevo pontífice no solo conoce la realidad latinoamericana, la ha vivido. Aprendió el idioma, compartió con comunidades locales, y en reconocimiento a su labor, recibió la Medalla de Oro de Santo Toribio de Mogrovejo, el máximo galardón del Episcopado Peruano. En sus primeras palabras como Papa, no olvidó sus años en Chiclayo: “Un saludo de modo particular a mi querida diócesis de Chiclayo”, expresó emocionado.
Una elección en tiempo récord
La elección de Prevost ocurrió en el segundo día del cónclave. Alrededor de las 11:00 a.m. (hora peruana), la fumata blanca anunció al mundo que los cardenales habían llegado a un consenso. El proceso, como dicta la tradición, se desarrolló en la más estricta confidencialidad dentro de la Capilla Sixtina. Solo los cardenales menores de 80 años participan como electores, y se requieren al menos dos tercios de los votos para nombrar a un nuevo Papa.
Prevost no solo fue uno de los elegidos, sino también uno de los electores. En representación del Perú, también participó el arzobispo de Lima, Carlos Castillo. Ambos llevaron consigo la voz del catolicismo latinoamericano a este momento decisivo.
Un Papa con doble ciudadanía y doble compromiso
Prevost, ahora León XIV, encarna una figura de unión entre continentes. Su nacionalidad peruana, adquirida el 24 de agosto de 2015, representa más que un dato administrativo: es símbolo de un profundo compromiso con el pueblo que lo acogió. Desde Chiclayo, cientos de fieles celebraron la elección entre vítores y oraciones, recordando al obispo que caminó con ellos, habló su idioma y escuchó sus preocupaciones.
Su trayectoria no se limita al Perú. En 2023 fue nombrado prefecto del Dicasterio para los Obispos por el papa Francisco, uno de los roles más influyentes en la curia vaticana. En 2024, fue creado cardenal, lo que consolidó su perfil como figura clave en el liderazgo eclesial global.
Confirman su nacionalidad peruana
En entrevista para Radioprogramas, Rubí Rivas, vocera de Reniec comentó: “Tenemos un registro con esos nombres, naturalizado desde el 2015, efectivamente en Chiclayo, tiene actualmente su DNI vigente”.
¿Cómo se elige a un Papa?
La elección del Papa se realiza mediante el cónclave, un procedimiento centenario que solo involucra a los cardenales electores. El proceso incluye votaciones secretas —hasta cuatro al día— y tras cada ronda, las papeletas se queman. Si el humo es negro, no hay consenso. Si es blanco, el mundo entero sabe que hay nuevo pontífice.
Al aceptar el cargo, el elegido escoge un nombre para su pontificado y es presentado al mundo desde el balcón central de la Basílica de San Pedro. Desde ese momento, asume oficialmente como jefe de la Iglesia Católica.
León XIV: un pontificado que comienza con raíces profundas
El nombramiento de Robert Prevost como León XIV no solo marca el inicio de una nueva etapa en la Iglesia, también refleja la creciente proyección del catolicismo latinoamericano dentro del Vaticano. Su experiencia, marcada por la cercanía con los fieles, la interculturalidad y el compromiso pastoral, lo posiciona como una figura de puente entre hemisferios, entre la tradición y el cambio.
El pueblo peruano lo celebra como uno de los suyos, y la Iglesia lo recibe con esperanza. León XIV tiene ante sí el enorme reto de guiar a más de mil millones de católicos en un mundo en constante transformación. Y lo hará llevando en el corazón, además de su fe, una parte del norte del Perú.
REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF