Australia se ha convertido en el primer país del mundo en establecer, mediante ley, que ningún menor de 16 años podrá abrir cuentas en redes sociales como TikTok, Instagram, Facebook, Snapchat, X (antes Twitter) o YouTube a partir del 10 de diciembre de 2025. La norma, enmarcada en la Online Safety Amendment (Social Media Minimum Age) Act 2024, busca enfrentar los efectos adversos que estas plataformas tienen en la salud mental de los jóvenes.
Con multas que podrían alcanzar los 49,5 millones de dólares australianos para las compañías que no cumplan, el gobierno ha dejado claro que la responsabilidad no recaerá en los adolescentes ni en sus familias, sino en las empresas tecnológicas, que deberán implementar sistemas de verificación de edad fiables.
Salud mental en el centro del debate
La decisión del gobierno australiano se apoya en la creciente evidencia científica sobre los efectos negativos del uso intensivo de redes sociales en adolescentes: aumento de ansiedad, depresión, trastornos del sueño e incluso aislamiento social. Expertos en psicología y educación advierten, sin embargo, que una prohibición estricta no sustituye la necesidad de formación digital que enseñe a los jóvenes a usar internet de forma crítica y responsable.
El primer ministro australiano resumió la filosofía detrás de la medida con una frase que refleja la intención del gobierno: “Queremos que los chicos estén más en el parque que frente a una pantalla”.
Plataformas afectadas y excepciones
El listado de redes restringidas incluye a las plataformas más populares entre los adolescentes: TikTok, Instagram, Facebook, Snapchat, X y YouTube. Aunque inicialmente se había planteado dejar fuera a YouTube, el gobierno terminó incluyéndolo por su potencial de daño, especialmente a través de algoritmos que recomiendan contenido adictivo o nocivo.
No obstante, se estudian excepciones para servicios de carácter educativo o de comunicación familiar como YouTube Kids, Google Classroom o WhatsApp, considerados de menor riesgo en el contexto del aprendizaje y la interacción escolar.
El reto de la verificación de edad
Uno de los mayores desafíos de esta política será el método de verificación de edad. Actualmente, se analizan opciones como escaneos faciales, sistemas biométricos, validación de documentos mediante terceros o algoritmos que infieren la edad según el comportamiento del usuario.
Estas propuestas han generado controversia, ya que organizaciones defensoras de la privacidad temen un exceso de control estatal o una vigilancia masiva que comprometa la libertad individual.
Reacciones encontradas
Las familias han mostrado en gran medida su apoyo, considerando la medida como una protección necesaria para sus hijos. Muchas voces celebran que por primera vez un gobierno priorice la salud mental de los menores frente al poder de las grandes tecnológicas.
Por el contrario, las empresas del sector han advertido que esta prohibición podría provocar un efecto no deseado: que los adolescentes busquen refugio en plataformas menos reguladas y potencialmente más peligrosas.
Organismos internacionales también siguen de cerca la experiencia australiana, ya que podría marcar un camino a imitar en otros países que enfrentan los mismos dilemas entre libertad digital y protección infantil.
Un debate global abierto
El caso australiano se ha convertido en un laboratorio social que pondrá a prueba la efectividad de restringir legalmente el acceso de los adolescentes a las redes sociales. Más allá de las sanciones y de la implementación tecnológica, la medida abre una reflexión de fondo: ¿es suficiente prohibir o es necesario educar digitalmente?
Australia ha decidido actuar con una señal clara: la infancia debe estar protegida, incluso frente al atractivo de las pantallas. El reto ahora será demostrar que proteger no significa restringir derechos, sino garantizar que los jóvenes puedan desarrollarse en un entorno más sano y seguro.
Redacción | Web del Maestro CMF