La mitad de los profesores sufre un desgaste emocional significativo por su trabajo

Una reciente encuesta nacional a docentes ha puesto sobre la mesa una realidad preocupante: casi uno de cada dos profesores en España experimenta un desgaste emocional significativo como consecuencia de su trabajo diario. A pesar de su vocación y compromiso, el entorno educativo está dejando huella en la salud mental del profesorado.

El estudio, impulsado por la Federación de Enseñanza de CCOO y elaborado por Demométrica, recogió la opinión de más de mil docentes de todos los niveles educativos, desde Infantil hasta Formación Profesional. Los resultados reflejan un escenario donde la fatiga emocional convive con una formación percibida como insuficiente: el 50% de los encuestados considera que la preparación recibida no está a la altura de las exigencias del aula.

Formación deficiente y falta de práctica real

Los profesores señalan como uno de los grandes déficits la escasa preparación práctica durante su formación inicial. Un abrumador 84% cree que debería incorporarse un periodo de prácticas extensas, tutorizadas y remuneradas antes de ejercer. Además, casi la mitad considera que su formación en metodologías de enseñanza y contenidos disciplinares ha sido insuficiente.

Esta preocupación también alcanza al máster de formación del profesorado de secundaria, que recibe una aprobación apenas mayoritaria (51%), bajando al 48% entre quienes trabajan en la escuela pública.

La paradoja del docente: alta satisfacción, alto desgaste

Pese al desgaste, tres de cada cuatro docentes afirman sentirse satisfechos con su trabajo y solo un 7% piensa en abandonarlo. La relación con los estudiantes, sus colegas y, en menor medida, con las familias, es valorada muy positivamente. No ocurre lo mismo con la relación con la administración educativa, donde la satisfacción baja notablemente, especialmente en el sector público.

En cuanto al ambiente en el aula, mientras que un 27% de los profesores de centros privados encuentra insatisfactoria la disciplina de los alumnos, no se ha recogido el dato correspondiente en los centros públicos, dejando una laguna sobre la situación en ese ámbito.

Condiciones laborales: luces y sombras

Aunque el 73% está conforme con su jornada laboral y un 59% con su salario, hay aspectos críticos: solo el 56% está satisfecho con las instalaciones físicas, y un 65% con los materiales didácticos. Las conexiones a internet tampoco convencen a todos: solo un 67,5% las valora positivamente.

Una demanda ampliamente compartida (94%) es la mejora de los complementos salariales en centros de difícil desempeño, una medida vista como justa y necesaria para equilibrar el esfuerzo que requieren ciertos contextos educativos.

Evaluación docente: entre la necesidad y la duda

El debate sobre cómo evaluar la labor del profesorado cobra fuerza: el 80% apoya que se implanten sistemas sistemáticos de valoración para determinar ascensos profesionales. Un 64% cree que también deberían influir en las retribuciones, y un 62,5% incluso para aplicar sanciones si corresponde.

Las entrevistas con el equipo evaluador (69%) y los informes sobre el desempeño (60%) son las herramientas más respaldadas, junto a las observaciones en clase (56%). Además, siete de cada diez consideran positivo que exista una evaluación voluntaria del trabajo de los docentes y equipos directivos.

El tamaño de las aulas, una vieja deuda

La masificación en las aulas continúa siendo una preocupación. El 54,5% de los docentes afirma que el número de alumnos por clase es excesivo. Actualmente, los máximos permitidos son 25 estudiantes en Primaria, 30 en la ESO y 35 en Bachillerato, aunque algunas comunidades superan estas cifras bajo criterios de excepcionalidad. El descenso natural de la natalidad ha suavizado en parte esta situación, pero no lo suficiente para muchos profesionales.

Ley educativa y reformas recientes

Los cambios impulsados por la ley educativa más reciente han dejado opiniones divididas. Solo un tercio aprueba las evaluaciones diagnósticas en 4º de primaria y 2º de ESO. En contraste, un 46% respalda que la Formación Profesional Básica permita obtener el título de ESO. Sin embargo, un alto porcentaje de encuestados evita responder sobre estos temas, posiblemente por no estar directamente implicados en esas etapas educativas.

La urgencia de cuidar al que enseña

El informe evidencia una contradicción estructural: se exige cada vez más al docente, pero se le forma y se le cuida poco. La pasión por la enseñanza no basta para sostener un sistema educativo exigente, si no se dota a los profesionales de herramientas, condiciones y reconocimiento adecuados. Mientras se debate sobre evaluaciones y reformas, la urgencia está clara: hay que empezar por escuchar y respaldar a quienes están cada día en las aulas.

REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF 



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