Controversia en escuela primaria tras accidente: maestro ordena a niña abrir el portón de la escuela y este le cae encima

Las escuelas necesitan infraestructura adecuada, mantenimiento constante y personal suficiente para garantizar entornos verdaderamente seguros.

Un incidente ocurrido en la escuela primaria Raúl Isidro Burgos, en la colonia Margarita Maza de Juárez, ha desatado un intenso debate entre padres de familia, autoridades educativas y docentes del Estado de México. Una estudiante resultó lesionada luego de que un portón metálico se desplomara mientras lo abría, acción que —según los testimonios— le fue solicitada por un maestro. Aunque el accidente no tuvo consecuencias graves, ha puesto en el centro de la discusión temas sensibles: la seguridad escolar, la responsabilidad docente y la falta de personal de apoyo en las instituciones públicas.

El incidente y la investigación

De acuerdo con la información proporcionada por testigos, el maestro habría pedido a dos alumnos que abrieran el zaguán para permitir el ingreso de un vehículo. En ese momento, el portón —en aparente mal estado— cedió y cayó sobre una niña. La menor fue trasladada a un centro médico y atendida de inmediato. Aunque sufrió lesiones leves, el hecho derivó en una investigación interna por parte de la supervisión escolar y en la separación temporal del maestro involucrado.

Las autoridades argumentaron que la acción del docente infringió la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, cuyo artículo 14 establece que las instituciones deben garantizar la seguridad, supervivencia y desarrollo de los estudiantes. También citaron los lineamientos del programa “Entornos Escolares Seguros”, que prohíbe asignar a los alumnos tareas que no estén relacionadas con su formación académica o que representen riesgo.

Apoyo de los padres y reclamos a la dirección

La separación del maestro generó descontento en la comunidad educativa. Padres de familia se manifestaron frente al plantel para exigir su reinstalación, afirmando que el profesor mantenía una relación positiva con los alumnos y había actuado sin mala intención. Los manifestantes también cuestionaron la actuación de la directora y la supervisora escolar, a quienes acusaron de falta de empatía y de una gestión poco transparente.

Durante la protesta, algunos padres denunciaron irregularidades administrativas, entre ellas la supuesta mala utilización de recursos asignados para el mantenimiento del plantel, y señalaron que el deterioro del portón era un problema conocido por la dirección desde hace meses. “¿Cómo no se dieron cuenta del estado del zaguán si todos los días se abre?”, expresó uno de los padres.

El padre de la niña lesionada declaró públicamente que no presentó denuncia alguna contra el maestro y que, incluso, recibió apoyo económico y acompañamiento del docente. Sin embargo, lamentó la depresión que su hija ha desarrollado tras la separación de su profesor y la incertidumbre vivida en la escuela.

Falta de personal y responsabilidad compartida

El caso ha reavivado un viejo problema en muchas escuelas del país: la carencia de personal de intendencia y asistencia educativa. En numerosos planteles, la ausencia de conserjes o auxiliares obliga a directivos y maestros a asumir funciones que no les corresponden, o incluso —como en este caso— a delegarlas a los estudiantes, lo que puede derivar en situaciones de riesgo.

Docentes consultados señalaron que la falta de plazas de apoyo operativo compromete la seguridad y el orden dentro de las escuelas. Además, recordaron que las autoridades educativas deben garantizar condiciones mínimas para el funcionamiento del plantel, incluyendo infraestructura segura, mantenimiento preventivo y suficiente personal no docente.

Implicaciones legales y éticas

El incidente abre una discusión más amplia sobre los límites de la responsabilidad docente. Si bien el maestro actuó imprudentemente al enviar a los alumnos a abrir el portón, también es cierto que las deficiencias estructurales y la falta de apoyo institucional crearon un entorno propicio para el accidente.

Expertos en derecho educativo recuerdan que la responsabilidad es compartida: el docente por la acción inmediata, la dirección por el mantenimiento del inmueble y la autoridad educativa por no garantizar las condiciones adecuadas de seguridad y personal. Asimismo, advierten que este tipo de casos deben analizarse con prudencia, priorizando el bienestar de los estudiantes sin caer en sanciones desproporcionadas ni en linchamientos públicos.

Reflexión final

Afortunadamente, la alumna se encuentra fuera de peligro. Sin embargo, el episodio deja una lección clara: la seguridad escolar no puede depender de la improvisación. Las escuelas necesitan infraestructura adecuada, mantenimiento constante y personal suficiente para garantizar entornos verdaderamente seguros.
La formación y el cuidado de los niños no pueden recaer en la buena voluntad ni en la costumbre; deben sustentarse en responsabilidad institucional, respeto a la ley y compromiso ético de toda la comunidad educativa.

Redacción | Web del Maestro CMF


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