Raúl Santiago: Hay que pasar de la ‘forma pasiva enlatada’ a métodos más activos, algo que involucre a los alumnos

Docente experto en flipped classroom (aula invertida), Raúl Santiago nos explica en qué consiste este modelo educativo, y por qué es tan efectivo para motivar a los alumnos e implicarlos en un aprendizaje activo.
El interés por otro tipo de metodologías educativas surge como respuesta a la necesidad de encontrar opciones de enseñanza alternativa que resulten más adecuadas para los alumnos actuales, cuyas necesidades poco tienen que ver con las de generaciones anteriores. En Aprender al revés (PAIDÓS Educación) los profesores Jon Bergman y Raúl Santiago resuelven muchos interrogantes acerca de uno de estos nuevos modelos, el Flipped learning o Flipped Classroom, que no sólo pone en el centro del aprendizaje al alumno, sino también al profesor.

Doctor en Ciencias de la Educación y docente y director del máster de Metodologías y Tecnologías Emergentes aplicadas a la Educación en la Universidad de la Rioja, Raúl Santiago es también una referencia mundial en el ámbito de la innovación educativa con más de ocho libros sobre el tema y más de cien artículos de investigación o divulgativos. “Hay que pasar de la ‘forma pasiva enlatada’ a métodos más activos, algo que involucre a los alumnos”, dice de un modelo que se ha convertido en una auténtica revolución que se extiende por todo el mundo, “desde Estados Unidos hasta Australia, Nueva Zelanda, India, China, Europa (España, Francia, Reino Unido e Italia especialmente), Argentina, Ecuador, Chile y México”. Santiago afirma que el cambio llegará a través de las personas, y será sólo así cuando después se podrán “modificar las estructuras”.

¿Qué ventajas tiene el aprendizaje activo frente a las metodologías deductivas?

En el aprendizaje activo, el docente presenta desafíos específicos a los estudiantes para que los descifren. Los datos experimentales a interpretar, el estudio de un caso a analizar, problemas complejos del mundo real, o cuestiones hipotéticas a verificar, son algunos de esos desafíos. Al afrontar su resolución, los alumnos reconocen la necesidad de habilidades, conocimientos o comprensión conceptual. En este proceso también aprenden a descubrir y decidir por sí mismos qué es lo que necesitan conocer y saber hacer para responder al desafío.

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Cualquier instrucción que empieza con un desafío cuya solución precisa un conocimiento que no ha sido proporcionado previamente, es un aprendizaje inductivo, también denominado aprendizaje basado en la indagación (Inquiry Based Learning).

Cualquier cambio en el aula supone un cambio también del profesor. ¿Están los maestros dispuestos a implicarse en los cambios que la educación necesita?

El cambio ha de producirse a través de las personas. No podemos esperar que una modificación de currículo conduzca por sí misma a un cambio de los enfoques didácticos. Realmente, ocurre al contrario: la necesidad de un marco legal e institucional será atendida después, cuando se hayan generalizado una serie de nuevos valores y prácticas en el plano educativo. Es la innovación sostenida la que debe proceder de la base para luego llegar a modificar las estructuras.

Si el flipped learning no nos conduce a la mejora de la calidad de la metodología en el aula, estaremos perdiendo el tiempo

Para llevar a cabo esta tarea es necesaria una palanca de cambio, un nuevo paradigma de desarrollo que lleve a la enseñanza a encontrar de nuevo su rol en la sociedad y a responder a las demandas que de ella recibe. En este sentido, se debería apostar por el liderazgo como elemento de innovación. Este concepto puede ser a la época actual lo que los estándares fueron en los años 90.

Te lo pregunto porque dices en el libro que enseñabas de la forma que te habían enseñado a ti y reconoces que no estabas haciendo las cosas bien. No fuiste consciente hasta 2007, cuando comenzaste a grabar las clases y a emplear el tiempo en la escuela de forma diferente. En estos 11 años, ¿qué balance haces del camino recorrido?

Un balance muy positivo. Y cada año más. Cada curso académico disfruto más con mis clases y con mis estudiantes.

Aprender es algo más que acumular información

Muchos estudiamos en colegios –y creo que aún se hace– memorizando libros enteros para recitarlos en un examen con la mayor fidelidad posible. ¿Sirve para algo ese ejercicio de memorización?

No hay que denostar el papel de la memoria pero, a nuestro juicio, la dinámica de acumular datos y posteriormente expulsarlos se reduce a puntos muy específicos de algunos contenidos de las materias de aprendizaje. La memoria deja de estar sólo en la cabeza: se valoran otras formas de memoria, como la de tipo procedimental.

Hasta ahora, y de forma general, se ha valorado dentro del aula un único tipo de inteligencia: la de acumular información

Hablas de conectar información con la ayuda del “docente guía” en lugar de memorizar sin más. ¿En qué consiste exactamente ese entrenamiento para conectar información?

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En efecto, hasta ahora, y de forma general, se ha valorado dentro del aula un único tipo de inteligencia: la de acumular información.

Los individuos que componen el grupo dentro del aula no son iguales: el conjunto de las capacidades y dificultades de cada uno es un universo en sí mismo. Por esta razón, van a acceder, profundizar y comprender el contenido de maneras distintas. La función de guía del docente se intensifica: teniendo en cuenta las potencias y carencias de cada individuo, debemos analizar y, de forma creativa, señalar el camino más adecuado para él dentro del tejido de la información. Todo esto es lo que se conoce como Diseño Universal del Aprendizaje.

Este modelo incrementa la motivación, hace protagonistas a los alumnos de su propio aprendizaje y transforma al docente en un guía dentro y fuera del aula

Como el contenido que engloba la nube y los puntos de acceso a ella son infinitos, también van a serlo los mecanismos de profundización del aprendizaje. Se trata de que los docentes del siglo XXI conozcamos las herramientas que nos ofrece el universo tecnológico, y seamos capaces de utilizarlas de manera creativa y en función de la heterogeneidad de mentes, potencialidades y dificultades personales.

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Flipped learning, un modelo que aumenta la motivación

Se define el flipped learning como “un modelo pedagógico que transfiere la instrucción directa del espacio grupal al individual”. Sin embargo, dentro de esa individualidad, la parte grupal tiene mucha importancia. ¿Cómo deben ser las actividades del aula para conseguir que los estudiantes se involucren?

La mayoría de los profesores que utilizan Flipped Learning encuentran una gran cantidad de desafíos al diseñar actividades de aprendizaje significativas en el espacio que comparte el grupo. El tiempo de grupo-espacio es crítico para cualquier clase o lección de Flipped Learning. De hecho, no puedes llamarlo Flipped Learning a menos que haya algún tipo de tiempo sincrónico en ese espacio grupal, normalmente, el aula.

Algunos datos no científicos preliminares ya sugieren que la aplicación del modelo del flipped classroom puede producir beneficios

Un error común que hemos observado es que los docentes se centran tanto en la creación de objetos de aprendizaje como, por ejemplo, vídeos, que se olvidan de revitalizar el tiempo de espacio grupal. Un maestro incluso me admitió que repitieron el proceso de aprendizaje del contenido durante el Espacio Individual durante el grupal. Estaban frustrados y estaban considerando acabar con el proyecto. Como, en realidad, no había rediseñado el Espacio de grupo, su clase “al revés” estaba condenada al fracaso.

¿Por qué dirías que es mayor la implicación de los estudiantes de esta forma?

Este modelo genera una sinergia en los diálogos y las interacciones, además de que incrementa la motivación, hace protagonistas a los alumnos de su propio aprendizaje y, entre otras muchas cosas, también transforma al docente en un guía dentro y fuera del aula.

Aunque los estudiantes no lo sepan, se mejoran sus procesos cognitivos. En concreto, de tres maneras: la Teoría de la auto-determinación (SDT), que nos permite examinar los tipos de motivación que las personas pueden tener; la Teoría de la carga cognitiva (CLT), que consiste en programar ciertas tareas en el aula que requieren atención y esfuerzo al mismo tiempo que se emplea el tiempo y el espacio grupal en actividades dirigidas a la toma de decisiones, juicio crítico, y aplicaciones prácticas de lo aprendido; y el Aprendizaje Autorregulado en el que los alumnos son participantes activos no sólo en actividades de aprendizaje, sino en el proceso y los atributos del aprendizaje en sí mismo, con una visión particular que implica la conciencia y la iniciativa en su propio aprendizaje.

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‘Aprender al revés’ es tu tercer libro sobre flipped classroom. Como novedad con respecto a los dos anteriores profundizas mucho más en cómo llevar esta metodología al aula. ¿Es la respuesta a una demanda creciente por parte del profesorado?

Es más que eso, es la evolución propia del modelo. Si el flipped learning no nos conduce a la mejora de la calidad de la metodología en el aula, estaremos perdiendo el tiempo. Si este modelo no nos permite un currículo mucho más personalizado, igualmente estaremos perdiendo el tiempo.

Cada profesor debe adaptar a sus circunstancias el modelo, atendiendo a las necesidades de sus estudiantes, centro, currículo, incluso a sus propias preferencias

Hay que pasar de la “forma pasiva enlatada” a métodos más activos, algo que involucre a los alumnos. Hay mucha investigación que arroja este simple hecho: el aprendizaje activo es mejor. Cualquiera que sea su contexto, nivel económico, estatus o raza, todos se implican más. Además, los profesores que se “pasan” a metodologías activas están encantados y casi ninguno volvería atrás.

Dado que cada profesor en el aula decide cómo organiza sus clases no sé si es posible encontrar datos aproximados del alcance real del flipped classroom.

Este modelo se está extendiendo por todo el mundo, desde Estados Unidos hasta Australia, Nueva Zelanda, India, China, Europa (España, Francia, Reino Unido e Italia, especialmente), Argentina, Ecuador, Chile, México… Miles de docentes de todo el mundo trabajan diariamente en sus aulas desarrollando y mejorando el modelo de clase inversa, consiguiendo con ello retroalimentarlo y mejorarlo, a través de lo que denominamos “Prácticas Globales”.

En lo que se refiere a la investigación, cada día que pasa vamos logrando una base de estudios científicos que nos dan pistas sobre la eficacia de las aulas que siguen el modelo FC. Algunos datos no científicos preliminares ya sugieren que la aplicación del modelo puede producir beneficios. Estas investigaciones suelen ser publicaciones que realiza el profesorado universitario con datos sobre el rendimiento de sus alumnos tras la implementación del modelo.

También bastantes profesores de secundaria y bachillerato elaboran informes que suelen publicarse en conferencias, congresos, revistas de educación, encuentros y entornos educativos, blogs o redes de internet, y suelen describir el proceso de enseñanza-aprendizaje, las calificaciones que han obtenido los alumnos siguiendo el modelo, y alguna encuesta de satisfacción aplicada a los alumnos o a sus familias, sobre la metodología seguida a lo largo del curso.

Cómo introducir el método ‘flipped classroom’ en el aula

¿Qué es necesario para empezar a trabajar con flipped classroom?

Hay que ir poco a poco, con bastante formación y un poco de osadía, o de atrevimiento. El flipped learning gira en torno al replanteamiento de lo que se produce en el espacio individual y en el grupal. Así, para que la implementación sea efectiva, debemos tener muy claro cómo utilizamos cada espacio en este contexto. Aun así, sabemos que cada profesor debe adaptar a sus circunstancias el modelo, atendiendo a las necesidades de sus estudiantes, centro, currículo, incluso a sus propias preferencias.

¿Qué recomendaciones le darías a un docente que se encuentre perdido y no sepa muy bien por dónde empezar a cambiar sus clases?

Yo daría seis recomendaciones que creo que pueden ser muy útiles para “comenzar a dar la vuelta a la clase”: fijar una fecha de comienzo; preparar una buena acción de marketing para lograr que a los estudiantes les vaya generando ciertas expectativas (es importante mostrarse ilusionado y positivo acerca de este cambio, e involucrar a los estudiantes en la planificación y la preparación para el día flip; no olvidar que estamos hablando de una pedagogía centrada en el estudiante y que el profesor se convierte en una guía; asegurarnos de que todo el mundo tiene acceso a Internet (ni un solo estudiante debe poder quedarse fuera de este proyecto por cuestiones técnicas); utilizar  evaluaciones de modo periódico para conocer lo que los alumnos saben en cada momento; y, por último, ofrecer a los estudiantes una razón para estar preparados (en un Aula Flipped, los estudiantes deben entrar a clase habiendo trabajado lo que se espera en el tema del día).

Para asegurarnos de que los estudiantes hagan su tarea al cien por cien, ofrezcamos incentivos. Produzcamos nuestros vídeos idealmente de entre 5-10 minutos, y consideremos el empleo de estrategias como la gamificación. Al ofrecer un ambiente donde la participación y las evaluaciones conducen a niveles ganados y títulos dados, los estudiantes pueden presentarse en clase motivados y bien preparados.

Este contenido ha sido publicado originalmente por Web Consultas en la siguiente dirección: webconsultas.com



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comentarios 1
  1. En mi caso, cada desafío profesional nuevo, lo trabajo en lo particular y luego lo mejoramos con los estudiantes, en la medida que manejen el tema y nivel de avance del currículo, cosas reales, prácticas, emergentes, necesarias para la empresa

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