Los especialistas sostienen que muchas perturbaciones interiores o trastornos de la personalidad están relacionadas con algún problema de apego (Greengerg, Speltz y DeKliyen, Spender, Scott, Van Ijzendoorn). No obstante que el apego es ese vínculo emocional que se establece entre un bebé o niño y un adulto cuidador, es necesario que madure, se desarrolle correctamente y sea útil. Éste trastorno es – según el Doctor en psicología, especialista en Terapia Cognitiva y Magister en Bioética, el italiano Walter Riso- el principal motivo de sufrimiento de la humanidad, hasta el punto que cree que se deberían hacer campañas de prevención durante el ciclo educativo: desde primaria hasta los doctorados. El psicólogo tiene claro que, si consideras que algo o alguien en tu vida es indispensable para tu felicidad, tienes un grave problema porque “estás a la sombra de tu amo” (LA VANGUARDIA).
Pero resulta que “en múltiples ocasiones escuchamos hablar de esta palabra [o] la utilizamos en diversos contextos y para un gran número de circunstancias. […] y no es de extrañar que se use de un modo inadecuado”. Como educadores -padres y/o profesores- necesitamos saber que el apego es “un vínculo obsesivo con un objeto, idea o persona que se fundamenta en cuatro creencias falsas: que es permanente, que te va a hacer feliz, que te va a dar seguridad total y que dará sentido a tu vida. Cuando tienes un vínculo de este tipo no estás preparado para la pérdida y no aceptas el desprendimiento” (Walter Riso). La psicóloga española, Rocío Pescador García, se pregunta ¿Puedo transformar mi estilo de apego inseguro en un estilo seguro?, y nos responde que sí, pero “se necesita hacer un trabajo para reparar, ya que con un apego inseguro se destruye parte del sistema que regula la seguridad”. Si desea ampliar este, y otros conceptos relacionados, le sugerimos la lectura de: EL APEGO: EL ORIGEN DE MUCHOS PROBLEMAS PSICOLÓGICOS.
Las personas que desarrollan un “apego desorganizado o perturbado”, que pueden llegar a nuestras escuelas, sentarse enfrente de nosotros, participar de nuestras actividades escolares, y “necesitan que los demás satisfagan sus necesidades. Si ven que el otro no puede hacerlo, intentan contener las emociones, pero cuando salen lo hacen de forma exagerada y descontrolada. […] son estudiantes que en su] vida adulta pueden desarrollar trastorno límite de la personalidad o trastorno histriónico. Tienden a generar dependencia emocional, ya que las mismas personas que les cuidan son quienes les hacen sufrir y se aferran a ellas como tabla de salvación”. ¿QUÉ ES EL APEGO EN EL ADULTO?
Aquí entendemos el apego como adicciones a situaciones, a cosas o personas, pero no a sustancias psicoactivas; porque hay apegos que están bien vistos socialmente. Quienes maduran sus apegos infantiles son personas que se arriesgan “que tienen más tolerancia al dolor y a la frustración, esto las fortalece y las lleva a sentirse capaces y fuertes de enfrentar los cambios que se generan. Las personas que se arriesgan a probar cosas diferentes con frecuencia encuentran pasatiempos y distracciones que favorecen NO estar enfocados solamente a lo que hace o deja de hacer la pareja, o el hijo o la hermana o… etc., [es una la persona que explora y logra] abrir su panorama y observar alternativas diferentes de hacer las cosas por lo que se vuelve flexible. Y por último se pierde esa actitud de miedo-culto a la autoridad que impide explorar y que ayuda a ver otras opciones y a contemplar que nadie tiene la última palabra, OJO no estoy proponiendo anarquía, solo que puedas contemplar que es posible romper algunas reglas sin consecuencias fatales, por ejemplo, pisar el pasto”. RESUMEN DEL LIBRO “AMAR O DEPENDER” WALTER RISO.
Compartimos con Ustedes, (por motivos únicamente educativos – pastorales), para su reflexión personal y el diálogo en la comunidad educativa, el video colgado por jmagago en YouTube con el mensaje atribuido a Paulo Coelho, esperando les sirva de recurso para profundizar en su tarea docente, al tratar este tema.
CERRANDO ETAPAS
CERRANDO CÍRCULOS
“Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos, como quieras llamarlo. Lo importante es poder cerrarlos, y dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.
¿Terminó tu trabajo?, ¿Se acabó tu relación?, ¿Ya no vives más en esa casa?, ¿Debes irte de viaje?, ¿La relación se acabó? Puedes pasarte mucho tiempo de tu presente “revolcándote” en los porqués, en devolver el cassette y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho. El desgaste va a ser infinito, porque en la vida, tú, yo, tu amigo, tus hijos, tus hermanos, todos y todas estamos encaminados hacia ir cerrando capítulos, ir dando vuelta a la hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la vida y seguir adelante.
No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos porqué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo, hay que desprenderse.
No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes. ¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir!
Por eso, a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, romper papeles, tirar documentos, y vender o regalar libros.
Dejar ir, soltar, desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas marcadas, y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir, hay que dar vuelta a la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente…
El pasado ya pasó. No esperes que te lo devuelvan, no esperes que te reconozcan, no esperes que alguna vez se den cuenta de quién eres tú… Suelta el resentimiento. El prender “tu televisor personal” para darle y darle al asunto, lo único que consigue es dañarte lentamente, envenenarte y amargarte.
La vida está para adelante, nunca para atrás. ¿Noviazgos o amistades que no clausuran?, ¿Posibilidades de regresar? (¿a qué?), ¿Necesidad de aclaraciones?, ¿Palabras que no se dijeron?, ¿Silencios que lo invadieron? Si puedes enfrentarlos ya y ahora, hazlo, si no, déjalos ir, cierra capítulos. Dite a ti mismo que no, que no vuelven. Pero no por orgullo ni soberbia, sino, porque tú ya no encajas allí en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en esa oficina, en ese oficio.
Tú ya no eres el mismo que fuiste hace dos días, hace tres meses, hace un año. Por lo tanto, no hay nada a qué volver.
Cierra la puerta, da vuelta a la hoja, cierra el círculo”. PAULO COELHO.
“Sentarse a llorar ante el primer tropiezo y querer que la vida sea gratificante las veinticuatro horas es definitivamente infantil” (Walter Riso).
REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF