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Tarea de los educadores frente al enfado de niños (y de algunos adultos) – Parte II

El 27 de agosto del presente año, publicamos la primera parte del artículo: TAREA DE LOS EDUCADORES FRENTE AL ENFADO DE NIÑOS (Y DE ALGUNOS ADULTOS) – PARTE I. Continuando con el tema, les brindamos la segunda parte.
Habrá muchos padres y maestros que sí, pero estoy segura, nos dice la Terapeuta emocional y Pedagoga Yaiza, en su Portal YaiYoga, de que la mayoría tiene que responder un ROTUNDO NO a estas 3 preguntas.
TAREA DE LOS EDUCADORES FRENTE AL ENFADO DE NIÑOS (Y DE ALGUNOS ADULTOS) – PARTE II

También suele suceder, que en la casa y/o en la escuela, nos quejamos de los continuos enfados de un niño(a), entonces es bueno hacernos estas tres preguntas:

  1. ¿Les damos las herramientas adecuadas para que sepan o eviten que su enfado llegue a un nivel alto y más difícil de calmar?
  2. ¿Les damos las herramientas suficientes para que un niño sepa reconocer que está enfadado y que desde ahí pueda resolver casi por sí mismo esa situación?
  3. ¿Les enseñamos herramientas con las que entiendan que enfadarse no sirve en la mayoría de los casos para algo bueno?

Habrá muchos padres y maestros que sí, pero estoy segura, nos dice la Terapeuta emocional y Pedagoga Yaiza, en su Portal YaiYoga, de que la mayoría tiene que responder un ROTUNDO NO a estas 3 preguntas.

“Cuando un niño se enfada los adultos solemos atacar al niño en vez de al enfado. Muchas veces parece que a nosotros mismos nos enfada que ellos se enfaden una y otra vez por las mismas cosas. ¿Y esto no tiene sentido verdad? ¿Cómo nos vamos a enfadar porque un niño se enfada, cuando también nos estamos enfadando nosotros? No tiene sentido, pero es habitual que suceda esto, y no nos paramos a pensar en ello lo suficiente. El enfado controla a niño y adulto y todo gira en torno a una espiral de rabietas, gritos, llanto y estrés, mucho estrés”. Le recomendamos este enlace: TÉCNICAS PARA TRABAJAR LA RABIA CON NIÑOS.

No podemos pretender que los estudiantes no se enfaden, o lo hagan en menor medida, si no les damos las herramientas suficientes para que sean capaces de controlarse, y aquí tenemos una opinión, sobre cinco sencillos pasos fáciles de seguir para poder «domar» al mal genio:

  1. Conocer lo que le saca de sus casillas: Así podrá ver venir el posible enfado y atajarlo cuanto antes.
  2. Reconocer las señales que emite su cuerpo cuando se va a enfadar: calor, temblores, dolor…
  3. Detenerse y pensar: ¿Qué siento? ¿qué ha hecho que me enfade?
  4. «Enjaular» su rabia: Alejarse del motivo del enfado, intentar controlarlo, recuperar la calma. Decirse: ¡Eres más fuerte!
  5. Decidir qué hacer: Hablarlo, expresar su opinión y sus sentimientos son opciones muy válidas.

Luego, será muy beneficioso (aunque no siempre sencillo) el preparase a tener una conversación con la persona causante del enfado y poder explicarle cómo se ve el problema; escuchar lo que piensa para entender lo que ha pasado; explicarle cómo nos sentimos para que queden claros sus efectos; y finalmente, cómo intentar exponer ideas para resolver el conflicto y elegir una para ponerla en práctica. Esta es la opinión de Elizabeth Verdick y Marjorie Lisovskis, en su libro «Cómo quitar el «grrrr» al enfado» (Eleftheria, 2017), analizado por Mónica Setien (ABC, España): UNA PEQUEÑA AYUDA PARA QUE LOS NIÑOS CONTROLEN SUS ENFADOS.

Aunque nos hemos aproximado (sobre todo) a la parte que corresponde a la escuela, es bueno saber que estas emociones de enfado no hacen discriminación alguna. Si desea saber un poco más sobre cómo enfrentar, gestionar o manejar los casos de enfados o rabietas o pataletas de sus hijos y/o estudiantes, de padres de familia, o de directivos, o de profesores, sabiendo que esa conducta puede aparecer en cualquier momento, en cualquier lugar y en cualquier temporada académica; le sugerimos este vínculo GUÍA DE DISCUSIÓN: CONTROLAR EL ENOJO.

David Goleman, sobre el tema, nos aconseja:En primer lugar debemos de tratar de quitarles razón a las convicciones que alimentan el enfado. Cuantas más vueltas le demos a los motivos que nos llevaron al enojo, más “buenas razones” y más justificaciones encontraremos para seguir enfadados. Los pensamientos obsesivos son la leña que alimenta el fuego de la ira, un fuego que solamente podrá extinguirse contemplando las cosas desde un punto de vista diferente. Uno de los remedios más poderoso para acabar con el enfado consiste en volver a encuadrar la situación en un marco más positivo (repensar los motivos desde una óptica distinta)”. “El enfado es una emoción muy intensa que secuestra el cerebro. Cuando el enfado nos atrapa hace que se nos reorganice la memoria hasta el punto de que uno puede olvidarse, en plena discusión, de porqué ha empezado”. El Papa Francisco dice: “para hacer las paces no es necesario llamar a las Naciones Unidas […]. Es suficiente un pequeño gesto, una caricia, y adiós. Y ¡hasta mañana! Y mañana se comienza otra vez. Esta es la vida, llevarla adelante así, llevarla adelante con el valor de querer vivirla juntos. Y esto es grande, es hermoso” (02/04/2014).

“Cuando crezcas, descubrirás que ya defendiste mentiras, te engañaste a ti mismo o sufriste por tonterías. Si eres un buen guerrero, no te culparás por ello, pero tampoco dejarás que tus errores se repitan” (Paulo Coelho)

REDACCIÓN WEB DELMAESTRO CMF



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