Mónica González Mujica: Si solo se leen los titulares, seguimos siendo ignorantes

Mónica González Mujica (Premio Nacional de Periodismo 2019), Nació en Santiago el 24 de octubre de 1949. Ingresó en 1967 a la Escuela de Periodismode la Universidad de Chile, en el edificio ubicado en la recordada calle “Los Aromos”, hoy Juan Gómez Millas, en las instalaciones de la actual Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE). Desde ahí inició su trayectoria, ejerciendo como ayudante y profesora auxiliar de la cátedra de Periodismo Interpretativo que impartía Mario Planet, Director de la Escuela de la época y Decano de la Facultad de Ciencias Sociales.

En 2002 funda y dirige la revista Siete + 7, que tres años después pasa a ser el Diario Siete. Desde mayo de 2007 dirigió hasta 2019 el Centro de Investigación Periodística (CIPER), que fundó con el periodista estadounidense John Dinges.

Tiene siete libros como autora y coautora, publicados entre 1986 y 2014, entre ellos: “Bomba en una calle de Palermo”, “Los secretos delf Comando Conjunto”, “Los secretos del Imperio de Karadima” y “La Conjura. Los mil y un días del golpe”.

Mónica González ha recibido otras distinciones como el Premio María Moors Cabot (2001), el Premio Gabriel García Márquez de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano en la categoría de Homenaje (2006) y el Premio Mundial de la Libertad de Prensa Unesco – Guillermo Cano (2010), entre otros.

Sobre el Premio Nacional

La decisión del jurado se basó en “su trayectoria de más de cuarenta años dedicados al periodismo, que ha ennoblecido el oficio, con estricto apego a la ética y a los más altos estándares que regulan la profesión… Su trabajo ha sido un aporte para la recuperación de la libertad de expresión en Chile. Investigó y escribió reportajes que se transformaron en un importante aporte para la defensa de la libertad de prensa y la restitución de la democracia en el país”.

‘Si solo se leen los titulares, seguimos siendo ignorantes’

De visita por Colombia, gracias a una invitación de la Contraloría General, Mónica González, una de las periodistas más importantes de América Latina, ganadora del Premio Mundial de Libertad de Prensa Guillermo Cano en 2010 y directora del Centro de Investigación e Información Periodística (Ciper), habló con El Espectador sobre el ejercicio del periodismo en Colombia y su visión sobre las relaciones del mismo con el poder.

¿Cuál es su opinión sobre aquellos periodistas que tienen relación cercana con los círculos del poder?

No se puede generalizar. No son todos los periodistas pero nos falta mucha autocrítica porque hay personas que hacen un mercado con la fuente y se convierten finalmente en unos propagandistas del poder. Obtienen buena información pero al mismo tiempo les ocultan todas sus irregularidades. Los periodistas en muchas ocasiones son hostigados en sus redacciones. Cuesta mucho una libertad editorial que te permita de verdad hacer tu trabajo, encontrar, buscar y publicar lo que encuentras. Muchas veces los periodistas terminan muy cansados de guardarse sus informaciones y encuentran una excusa maravillosa para este tipo de actitudes. Sea cual sea las causas y las razones nosotros necesitamos reivindicar el periodismo.

¿Cuál debe ser entonces la relación con la fuente?

A mi no me gustar dar recetas. Creo que la relación con la fuente debe ser una relación profesional y ética. Significa que a las fuentes se les tratas como tal. Es una fuente, ellos quieren utilizarte y lo que uno tiene que saber es para qué quieren hacerlo. Pero también uno quiere sacar una información porque el ciudadano tiene que estar informado y eso es lo más importante.

Usted tiene uno de los centros de investigación periodísticos más importantes de América Latina, publicando sus contenidos en una página de Internet. ¿Conoce usted trabajos similares en Colombia?

No. Aunque La Silla Vacía es lo más parecido. Nosotros somos aliados de ellos, de hecho los aprecio mucho tengo una gran relación con el consejo de redacción y creo que han hecho una gran labor para elevar el estándar ético y de calidad de los periodistas y eso es lo que requiere hoy día.

¿Cómo ve el periodismo en Colombia?

Me impresiona lo que se ha desarrollado, además se encuentran muy buenos periodistas de investigación. De hecho pienso que este país, si no fuera por los periodistas, no sabría sobre sus desaparecidos, sobre sus corruptos y sobre los nexos de los paramilitares con la política. Cuando supe acerca de la orden de captura contra Luis Alfredo Ramos me nació rendir un homenaje en silencio a todos esos periodistas colombianos que con el riesgo de sus vidas han denunciado los nexos de la política y los paramilitares que han dejado un reguero de muertos.

Ha trabajado en prensa pero hoy tiene un portal de Internet ¿Piensa que gracias a la aparición de Internet la prensa va a desaparecer como dicen muchos?

¡A mí me carga eso! A la gente le encanta andar pregonando el fin de las cosas. Cuando salió la TV se dijo lo mismo de la radio y no es verdad. Yo creo que los diarios cumplen un gran papel pero efectivamente han perdido mucha influencia porque hicieron algo muy malo.

¿Qué fue eso tan malo que hicieron los periódicos?

Como entró en crisis el modelo de negocios sacaron a sus periodistas de mayor calidad. A los periodistas de investigación, los analistas políticos y optaron por quedarse con periodistas más baratos, con menos bagaje, con menos preparación y mas susceptible a ser cooptado por el poder económico corrupto y mafioso.




Muchos de los dueños y encargados del negocio de los impresos dirán: ¿cómo hacemos para afrontar la crisis económica que aqueja a la prensa?

El modelo de negocio del periodismo sigue en crisis pero estamos en una revolución completa. Entonces los diarios se han dado cuenta que si quieren distinguirse por calidad y cautivar audiencia hay que entregar algún porcentaje de su producto que se diferencie por el análisis, el contexto, la proyección y la investigación. Los diarios van a tener que entrar en su nicho, es tal la vorágine de noticias inmediatistas que finalmente el resultado es que la gente cree saber y no sabe nada. Sabemos titulares, y con eso sigues siendo un gran ignorante. No estamos en una competencia de quien sabe más titulares, la competencia real está en quién entiende de verdad el centro del núcleo de la relación de poder, quién manda detrás de los políticos. Creo que los diarios van a especializarse y van a ordenar la información, porque los ciudadanos tienen poco tiempo y necesitan que alguien les ordene. Van a subsistir aquellos que tengan credibilidad e influencia en ciertas capas sociales.

Los periodistas se quejan por la inmediatez que existe en los medios de comunicación ¿Cómo pelear contra la presión y la rapidez que se exige en las redacciones?

Esa es un la lucha constante que no es de hoy. Antes se daba igual pero ahora es más intensa. Muchos periodistas tienen que luchar con editores que quieren todo de inmediato y privilegian la espectacularidad el sensacionalismo, la noticia de farándula y que además hacen negocio con el poder. Admiro a esos periodistas que tienen que enfrentar eso. Tengo el mayor respeto porque estoy convencida que si no protegemos y valoramos el periodismo diario no estamos entendiendo el rol del periodismo con los ciudadanos y el servicio público. Esa es una pelea que hay que dar en equipo. Los periodistas de cada medio deben agruparse para hacerle entender a los editores qué es calidad porque a veces no lo saben. Y cómo se cautivan audiencias porque en esta crisis tenemos que saber también vender.




¿Y cómo se vende?

Sin mentiras y manipulación. Se vende con buen periodismo. Más que nunca se requiere buen periodismo y eso desgraciadamente sale de nuestro bolsillo, porque estudiar, perfeccionarse e investigar lo tenemos que asumir nosotros.

En su visita a nuestro país, le han tocado ver momentos delicados que afronta nuestro país, marchas, protestas, paros etc. ¿Cuál es el papel que debe jugar la prensa pues muchos critican la forma en que hemos trabajado?

Me encanta algo que hemos aprendido a hacer en CIPER y no quiero decir que tengamos la verdad. Lo digo con mucha modestia. Y es desmenuzar la consigna esa es la labor de los periodistas.  La gente tiene una rabia sorda y  hay que darle una válvula  de escape,  abrir canales para cambiar los focos de la indignación que son la impunidad de la corrupción.

¿Denunciar no empeoraría la violencia?

En estas efervescencias los periodistas tienen que mostrar causa, mostrar porque se origina la indignación y si hay razones para esta.  Hay que mostrar qué está pasando en la justicia, mostrar quienes son cómplices de la corrupción y que la gente sienta que vamos avanzando y mostrar que esto no es un nudo ciego.  Hay que decirle al ciudadano que no está solo, que los periodistas no somos  súper héroes  pero  que buscamos qué nichos del Estado se activan para  dar una lucha contra la corrupción; Así como ayer la dimos contra las dictaduras y las masacres que se dieron en nuestros países.




Ha investigado tanto la corrupción en el sector público, como en el sector privado de su país ¿Por qué tendemos a fijarnos más en la corrupción estatal?

Habría que preguntarse por qué. Es una trampa fijarse solo en el sector público, pues es la parte más débil. La corrupción depende de un público  y un privado que corrompe y que es más importante porque tiene el dinero para corromper. Y que finalmente perjudica a los ciudadanos porque tiene una ganancia ilícita,  un dinero que sale del Estado y que se le quita a las políticas públicas sociales. Hemos sido prisioneros de una trampa asquerosa y deliberadamente creada. Generalmente el que paga ante la justicia  es el funcionario público y la mano privada que da ese dinero no se sabe jamás y queda impune y sigue corrompiendo.

¿Cómo hacer entonces para crear mayor investigación de la corrupción del sector privado?

El periodista no puede seguir siendo parte de esa farándula en donde no se investiga al privado. Hay que acabar con eso. Tenemos que hacer todo el esfuerzo y exigir que la justicia publique las pruebas que indican y evidencian la corrupción. La justicia debería dar el nombre y apellido de los dueños y dirigentes de las empresas que pagaron la corrupción.




¿Debe opinar el periodista?

No soy quien para dar recetas.  Diría que no pero yo opino constantemente y la verdad es que todos tenemos un punto de vista. Tenemos privilegios porque conocemos mejor a la sociedad que otros. Tenemos información privilegiada, conocemos lo mejor y lo peor de nosotros y de la sociedad. Muy difícil no opinar. Lo que hay que hacer es la diferencia entre un reportaje que recoge hechos y  las notas de  opinión.

¿Están siendo amenazados los periodistas o los grandes medios de comunicación en América Latina?

Estamos viviendo desgraciadamente una envestida de algunos presidentes y del poder político que han convertido a los periodistas y a los medios en su enemigo. Desgraciadamente algunos tienen razón porque los medios son parte de grupos económicos que están en contra de esos mandatarios. Y los periodistas terminamos convertidos en el jamón del sándwich.

¿No puede ser que algunos medios en el continente  están direccionando solo sus investigaciones solo a ciertos círculos del poder?

Si, pero  a los periodistas lo que nos debe interesar es todo y los más importante lo que más le este doliendo al ciudadano. Y desgraciadamente no tenemos libertad para administrar esa agenda, a mi me parece tan nefasto lo que está pasando porque nos deja a nosotros en una situación terriblemente incomoda, sin norte.




Alguna vez en entrevista con Gustavo Petro, para este mismo espacio, este me dijo que si no sería más bien que en América Latina los periodistas nos estamos equivocando…

Es que no lo hacen todos bien. Hay que tener mucho cuidado. Hemos vivido tanto autoritarismo que cómo vamos a caer en los brazos de otro solo porque se dicen progresistas.  Lo único que oigo es que llevamos más de una década sin la bota militar como la impronta de América Latina pero no hemos avanzado ni un milímetro en reducir la brecha entre ricos y pobres. Somos el continente más desigual del mundo. Algo está pasando, algo nos está enturbiando el alma y los periodistas estamos ahí para mostrarlo.

No puedo dejar de preguntarle por la política en su país…

Yo soy periodista, la gente no quiere saber por quién voto. La gente quiere saber si voy a seguir haciendo mi trabajo tan neutralmente como lo he hecho hasta ahora. Voy a honrar ese compromiso. La política en Chile en este momento esta muy interesante la disfruto cada día y hay una gran expectativa social y eso claro me emociona y espero que no se defraude porque sería terrible.

¿Todavía en las calles de su país se siente el miedo arraigado después de la dictadura?

¿Y no lo siente usted en Colombia cuando va a las regiones?




Sin duda, pero no los efectos de una dictadura…

Y  tienen ustedes más muertos que todas las dictaduras juntas.  Estamos conmemorando cuarenta años del golpe. Es algo tan traumático que  ha removido tantas fibras y han revolucionado y  cambiado tanto las estructuras sociales y económicas del país que es imposible dar vuelta la hoja así no más. Los que quieren hacerlo son los que mataron, los que se enriquecieron y los cómplices. Entonces este es un septiembre muy especial. Hoy los jóvenes quieren saber qué paso y eso me impresiona mucho. Porque lo importante no es  de manera morbosa recordar cómo quemaron cuerpos, cómo violaron mujeres, como tiraron cuerpos al mar, como reventaron cuerpos a palo y mataron gente. Recordar esas torturas y esos campos de concentración secretos es para no volver a repetir la explosión de esa máquina de muerte. Porque eso son las dictaduras. Hay que saber detenerla y detectar a tiempo esa máquina de muerte y en eso los periodistas somos fundamentales.

Son procesos totalmente distintos  pero si hay una enseñanza, ¿Para solucionar un conflicto qué es mejor, perdón y olvido o verdad y reconciliación?

Es muy difícil decirlo, porque depende de los dolores y de cómo se vive. Olvidar no se debe hacer jamás, pero para un país verdad y justicia es muy importante porque o si no cómo lo haces. Colombia por ejemplo, tiene cinco millones de victimas entre desplazados, muertos  y desaparecidos.  Hay un caudal de memoriales que no se han hecho nunca por sus victimas, cómo les piden que se olviden, ustedes tienen que empezar a recordar primero,  para poder  olvidar. Muchos países hemos sufrido amnesia. Para olvidar hay que recordar, hay que asumir.

Este contenido ha sido publicado originalmente por EE en la siguiente dirección: elespectador.com



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