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¿Cómo estimular el lenguaje en niños de 0 a 4 años?

Los niños/as desarrollan el lenguaje a partir de las interacciones con las personas que los cuidan y esto se ve facilitado cuando el ambiente en el cual crecen es rico en conversaciones adecuadas para su entendimiento. Es muy bueno hablar claro con el niño/a para favorecer su comprensión y aprendizaje. Muchas veces cuando los adultos hablan como guagua para imitarlos, los confunden y no les ayudan a aprender correctamente.
Mientras los niños/as están aprendiendo a hablar, es recomendable no corregirlos demasiado pues se puede correr el riesgo de inhibirlos. Es importante alentarlos a que digan nuevas palabras y comuniquen de esta forma sus necesidades e ideas.

Mientras realizas alguna actividad hogareña cuéntale lo que hay que hacer y porqué. Es posible que te quiera ayudar espontáneamente y pregunte más al respecto.

Invítalo y ayúdalo para que te imite en actividades que impliquen un acercamiento al lenguaje. Por ejemplo: “Mira Paulina, estoy leyendo el diario ¿te gusta? Hay que tratarlo con cuidado, mira cómo se dan vuelta las páginas. Ahora inténtalo tú. ¡Bien, ya estás leyendo el diario!”

¿De qué podemos hablar?

Muchas veces puede faltar el tiempo que se quisiera para compartir y conversar con los niños/as. Si a esto se suma el hecho de que hay quienes creen que los niños no se dan cuenta porque no entienden lo que decimos, estamos perdiendo importantes oportunidades de apoyarlos/as en su desarrollo.

Es importante considerar que todo es novedoso y atractivo para los niños/as porque están ávidos de conocer y explorar el mundo.

Las cosas más simples pueden ser entretenidas para él/ella, a la vez que son importantes instancias para aprender y crecer contigo.

Logros esperados

Entre los 2 y 3 años es esperable que tu hijo o hija:

  • Participe en pequeños diálogos y expresa emociones.
  • Comience a usar su lenguaje de forma imaginativa.
  • Proponga temas de conversación.
  • Se reconozca a sí mismo por su sexo (hombre/mujer).
  • Utilice cerca de 500 palabras (proporción con etapas anteriores).
  • Identifique acciones mostradas en láminas.
  • Reconozca algunos colores y formas básicas.
  • Comience a utilizar detalles descriptivos para facilitar la comprensión del interlocutor.
  • Utilice dispositivos-partículas lingüísticas para captar la atención del otro (decir “hey”!)
  • Sea capaz de unir ideas no relacionadas y elementos de historias
  • Comience a utilizar artículos (tales como “una”, “la”, “el”)
  • Utilice terminaciones verbales (presente progresivo, presente y pasado), uso de términos en plural, usa adjetivos unido al verbo “ser-estar” (“el gato es grande”).
  • Comience a utilizar pronombres de segunda persona (tú, ustedes).
  • Responda a algunas preguntas simples con las partículas “qué”, “quién”, “dónde”.

Entre los 3 y 4 años es esperable que tu hijo o hija:

  • Participe en largas conversaciones con otros.
  • Simule ser otra persona en los juegos.
  • Simplifique su lenguaje si habla con un bebé.
  • Pida permiso para hacer cosas.
  • Haga preguntas, bromas, chistes, etc.
  • Corrija al otro y se rectifica si el otro no le entiende.
  • Utilice cerca de 1500 palabras (aproximación).
  • Pronuncie mejor las palabras y oraciones
  • Utilice el “y” como conjunción.
  • Identifique locativos como “arriba/abajo” y “adelante/atrás”. • Realiza órdenes relacionadas con tres acciones/dos objetos (órdenes por separado).

a. Realizar un “baño de palabras”: Convérsale constantemente a tu niño(a) sobre las cosas que realizas y sobre el entorno en el que se encuentran (por ejemplo; “mira, estoy haciéndote la papa, mira qué rica va a quedar…”, etc.). Nombra constantemente las cosas cercanas a tu niño(a), muéstraselas, etc.

b. Comenta también sobre lo que tu niño(a) está haciendo (por ejemplo, “mira estás tomando la papa”, “uy, mira cómo estás moviendo tus brazos…”; etc.).

c. Cuando interactúes con tu niño(a), muéstrale cosas, juguetes y pregúntale “¿Qué es eso?”, si no responde puedes darle la respuesta. Dependiendo de cómo la da, puedes repetirla de forma correcta para no frustrarlo.

d. Si tu niño(a) dice algo parecido a lo que usted reconozca como una palabra, o si dice una palabra de forma errónea, no lo(a) corrijas; repítela de la forma correcta varias veces usando varias oraciones para eso.

e. Agrega información nueva a lo que tu niño(a) dice (por ejemplo; “tato”, “Sí, el zapato rojo”).

f. Al conversar y jugar con tu niño(a) realízale preguntas del tipo “Qué”, “Quién”, “Dónde” (por ejemplo; “¿dónde está la tortuga?, etc.). Ten atención de que entienda la pregunta y ayúdalo a responderla si él (ella) no puede espontáneamente.

g. Coloca dos o tres objetos llamativos en diferentes lugares de la sala y dile donde se encuentra en referencia a dónde está el niño (ej.: la pelota está lejos; la muñeca está cerca, etc.).

h. Siéntate frente a tu niño(a) a una altura que queden frente a frente. Manipula objetos diferentes con propiedades diferentes del tipo: • Chico-Grande • Largo-Corto • Duro-Blando

i. Haz oraciones con esos objetos, juntando un artículo (un, una, el, la, etc.), el objeto y el adjetivo (ej.: el conejo blanco, etc.) Luego puedes darle órdenes con dichas oraciones “dame el conejo blanco”.

j. Selecciona varios objetos y realiza acciones que relacionen unos objetos con otros. Entre ellos pueden ser: un muñeco y un caballo, una muñeca y una escoba, un muñeco y un teléfono de juguete, entre otros ejemplos. Verbaliza cada una de las acciones.

k. Selecciona varios objetos y cámbielos de lugar. Por ejemplo poner un animalito afuera y adentro de un corral (verbalizando la acción: el animal está afuera del corral, ahora está adentro del corral), una pelota afuera y adentro de una caja, una muñeca arriba y abajo de una silla, etc.

l. Dale órdenes a tu niño(a). Estas órdenes deben estar relacionadas con un objeto “ponte los zapatos”, “dame la polera”, “quítate los calcetines”. Cuando tu niño(a) lo logre, pídele realizar las mismas acciones y otra más “ponte los zapatos y ven”. Luego puedes relacionar dos acciones con dos objetos, pero que estén relacionadas “trae la pelota y déjala en la caja”.

m. Luego da 2 órdenes con objetos y que no estén relacionadas “dame la pelota y ponte el pollerón”. Siempre debe incentivar a su niño(a) a hacer estas acciones, animándolo(a) y felicitándolo(a) al realizarlas. No olvides ayudarlo(a) si no puede o tiene dificultades.

n. Siéntate junto a tu niño(a) y muéstrale libros de cuentos para su edad con figuras claras, coloridas y de fácil identificación y nómbrale los objetos familiares para él/ella que puedan aparecer en éstas. Luego pregúntale sobre los objetos y personajes y comienza a narrarle la historia (por ej.: “¿Qué es eso?”, “¿Quién es él?, etc.), durante el tiempo que atienda. También narra la historia con distintas voces para los personajes, marcando muy bien la entonación en cada parte, para hacerla más notoria. Realízale preguntas simples a tu niño(a) como las antes citadas u otras como “¿Qué pasó?”, “¿Qué hicieron…?”, etc

a. Realizar un “baño de palabras”: Convérsale frecuentemente a tu niño(a) sobre las cosas que realizas y sobre el entorno en el que se encuentran (por ejemplo; “mira, estoy haciéndote la papa, mira qué rica va a quedar…”, etc.). Nombra frecuentemente las cosas cercanas a tu niño(a), muéstraselas, etc.

b. Comenta también sobre lo que tu niño(a) está haciendo (por ejemplo, “mira estás tomando la papa”, “uy, mira cómo estás moviendo tus brazos…”; etc.).

c. Cuando interactúes con tu niño(a), muéstrale cosas, juguetes y pregúntale “¿Qué es eso?”, si no responde puedes darle la respuesta. Dependiendo de cómo la da, puedes repetirla de forma correcta para no frustrarlo.

d. Si tu niño(a) dice algo parecido a lo que usted reconozca como una palabra, o si dice una palabra de forma errónea, no lo(a) corrijas; repítela de la forma correcta varias veces usando varias oraciones para eso.

e. Agrega información nueva a lo que tu niño(a) dice (por ejemplo; “tato”, “Sí, el zapato rojo”). Incentiva a tu niño(a) a decir muchas palabras que empiecen, que tengan en la sílaba del medio o en la final distintos sonidos

  • /m/, /n/ (por ejemplo: mesa, cama; nota, tina)
  • /p/, /t/, /c-k/ (por ejemplo: pala, topo; tina, pato; casa, saco)
  • /b-v/, /d/, /g/ (por ejemplo: vaca, llave; dado, codo; guitarra, lago).
  • /f/ /s-c/, /ch/, /j/ (por ejemplo: foca; cielo, taza; chancho, techo; jamón, caja)
  • /l/(por ejemplo: león; cola)

f. Para realizar esto, puede usar juguetes, fotos, dibujos, etc. Si el niño(a) se equivoca, no lo corrijas, repite la palabra más lento, o bien varias veces para que tu niño(a) las diga de nuevo.

g. Pon cerca de tu niño(a) objetos o figuras de varios colores, primero de a dos. Nómbrale el color de cada uno, y luego pídele que te pase uno a uno los objetos por su color “dame el verde”. Así vas aumentando también la cantidad de objetos.

h. Puedes realizar lo mismo con figuras geométricas básicas (triángulo, círculo, cuadrado). Una vez que logre esta actividad y la anterior, pídele los objetos por sus dos características “pásame el cuadrado rojo”.

i. Utilizar juguetes, libros de cuentos u otros objetos para estimular a tu niño(a) a formar oraciones con distintas ideas opuestas:

Dentro-Fuera: Usa una caja y varios juguetes; pon algunos dentro de la caja y otros afuera. Dale un tiempo para observar, nómbrale los objetos y hazle preguntas con la palabra “dónde” para que responda (por ejemplo: “¿Dónde está la pelota?, ¿Dentro o fuera de la caja?”). Dale ejemplos y ayudas cada vez que necesite. No corrijas todo, repite lo que él diga de forma correcta, felicítalo y continúa.

Encima-Debajo: Coloca los objetos encima y luego debajo de una silla o mesa pequeñas, nombrando donde están cada cosa primero y después preguntándole dónde están: “¿Dónde está?, ¿Encima o debajo de…?

Adelante-Detrás: Haz esto colocando los objetos adelante-atrás de una caja, nombrando y realizando preguntas“¿Dónde está?, ¿Adelante o atrás de…?

 Cerca-Lejos: Puedes poner un objeto cerca y otro lejos primero del niño(a), para que aprenda el concepto en referencia a su cuerpo, primero mostrando, verbalizando y luego preguntando “¿Dónde está?, ¿Cerca o lejos de ti? Luego en referencia a un objeto cualquiera: “¿Dónde está?, ¿Cerca o lejos?

Rápido-Lento: Utiliza dos autos y muévelos a velocidades distintas, uno lento y otro rápido, muéstrale y dile al, luego pregúntale “mira, este va rápido y ese va lento”. ¿Cuál va rápido?, ¿Cuál va lento?

Abierto-Cerrado: Use cajas pequeñas, muebles reales o de juguete, y vaya abriendo y cerrando mientras va verbalizando lo que hace. Luego el niño(a) debe hacerlo diciendo “está abierto”, “está cerrado”.

Limpio-Sucio: Utiliza objetos o juguetes más nuevos y otros más viejos y muéstrale a tu niño(a) cómo están “Este está limpio y ese está sucio”. Luego incita a tu niño(a) a repetir: “el muñeco está sucio”. Luego pregúntale “¿Cuál está limpio y cuál está sucio?”.

Caliente-Frío: Puedes realizar esto simplemente a la hora de almuerzo describiendo cómo está la comida (caliente) y cómo está el postre o el jugo (frío). Luego hazle preguntas: “¿Cuál está caliente y cuál está frío?”. Puedes hacerlo con comida de juguete también. Primero debes decirlas tú y después tu niño(a). Siempre dale demostraciones, completa las frases que no pueda formar bien y felicítalo cada vez que acierte.

j. Dale órdenes a tu niño(a). Estas órdenes deben estar relacionadas con un objeto “ponte los zapatos”, “dame la polera”, “quítate los calcetines”. Cuando tu niño(a) lo logre, pídele realizar las mismas acciones y otra más “ponte los zapatos y ven”. Luego puedes relacionar dos acciones con dos objetos, pero que estén relacionadas “trae la pelota y déjala en la caja”.

k. Luego da 2 órdenes con objetos y que no estén relacionadas “dame la pelota y ponte el polerón”. Siempre debe Incentívalo a hacer estas acciones, animándolo(a) y felicitándolo(a) al realizarlas. No olvides ayudarlo(a) si no puede o tiene dificultades.

l. Siéntate junto a tu niño(a) y muéstrale libros de cuentos para su edad con figuras claras, coloridas y de fácil identificación y nómbrale los objetos familiares para él (ella) que puedan aparecer en éstas. Luego pregúntale sobre los objetos y personajes y comienza a narrarle la historia (por ej.: “¿Qué es eso?”, “¿Quién es él (ella)?, etc.), durante el tiempo que atienda. También narra la historia con distintas voces para los personajes, marcando muy bien la entonación en cada parte, para hacerla más notoria. Incita a tu niño(a) a imitarte, a hablar como los personajes, imitando entonaciones y memorizando enunciados. Realízale preguntas simples a tu niño(a) como las antes citadas u otras como “¿Qué pasó?”, “¿Qué hicieron…?”, etc. Luego avanza con preguntas más complejas como “¿Qué dijo él (ella)?, “¿Por qué hizo eso?”. Siempre entrégale la respuesta correcta si tu niño(a) no la encuentra, y felicítalo cada vez que acierte.

Existen algunos mitos que impiden reconocer un retraso en el desarrollo del lenguaje y que por lo tanto retardan su oportuno tratamiento. Algunos de estos mitos son:

  • “Sus hermanos le dan todo lo que él quiere y así no tiene necesidad de hablar ni pedir”. Aunque los niños/as pueden mostrar un pequeño retraso del lenguaje expresivo, no debe haber ningún retraso en el lenguaje receptivo.
    Es importante estar atentos y apoyar a los niños, pero OJO: la ayuda innecesaria o extremadamente sobreprotectora también puede frenar su desarrollo.
  • “Él es hombre, ¿qué esperabas? Los niños hablan menos que las niñas”. La diferencia de género en el desarrollo del lenguaje es pequeña a favor de las niñas sobre los niños, tanto en cantidad como en complejidad a partir del primer año de vida, pero los atrasos significativos no pueden ser explicados por diferencias de género.
  • “Es flojo, por eso no habla”. Un niño/a nunca es flojo para aprender nuevas cosas. Por el contrario, tienen un fuerte deseo interno de aprender y dominar el lenguaje, por lo que siempre ejercitan las nuevas destrezas que van desarrollando: “Desde que Andrés aprendió a decir ´abrazo´ repite la palabra muchas veces en el día”.
  • “Crecerá y lo superará”. Es común que la gente crea que las dificultades en el lenguaje se superan solas y muy certeramente, la mayoría de los niños/as aprende a hablar. Sin embargo, es importante recordar que trabajar un retraso tempranamente puede permitir que se eviten problemas posteriores, además de problemas de comportamiento y dificultades emocionales.

Si tienes sospechas de que tu hijo/a tiene dificultades en el desarrollo de su lenguaje, consulta con el pediatra.

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Este contenido ha sido publicado originalmente por Crece contigo (Chile) en la siguiente dirección: crececontigo.gob.cl



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