Maestros al servicio de la educación

Miguel Ángel Santos Guerra: Una institución que no es capaz de aprender no puede enseñar a que los demás aprendan

Toda institución educativa necesita un análisis crítico sobre tu razón de ser, revisar su itinerario y reorientar (si es necesario) la gestión y la labor docente; es decir, actualizarse, pasar del enseñar al aprender. La educación y sus instituciones necesitan evaluación continua y formación permanente, si quieren ser respuesta a los desafíos de un mundo que cada vez pone más instrumentos y recursos que apoyan su misión y visión.
Y en esta tarea estamos todos llamados, por vocación, a involucrarnos con creatividad y esperanza. La indiferencia y el conformismo son síntomas de esterilidad, de una “institución paralítica” que sólo se mueve con “andaderas legales”.

La Plataforma del Magazine INED21, ha publicado una entrevista del Licenciado en Filosofía José Luis Coronado al Doctor en Ciencias de la Educación Miguel Ángel Santos Guerra, y de la cual compartimos, con fines únicamente educativos – pastorales, algunas de las respuestas, con reducciones y resaltados nuestros, referentes a ¿Por qué tiene que aprender la escuela? ¿Qué tiene que aprender la escuela? ¿Cómo lo puede aprender? ¿Qué dificultades obstaculizan el aprendizaje de la escuela?

JOSÉ LUIS CORONADO: Recuerdo la lectura sugerente de una obra suya con un nombre ilustrativo: “La escuela que aprende” (Ediciones Morata, 2006). Además de la función clásica de enseñar, y para que nuestros lectores puedan hacerse una idea: ¿qué significa e implica una escuela que aprende en el s. XXI?

MIGUEL ÁNGEL SANTOS GUERRA:

“La escuela suele ser estudiada y entendida como una institución que enseña. Pocas veces se la contempla como una institución que tiene que aprender.

¿POR QUÉ TIENE QUE APRENDER LA ESCUELA?

La escuela tiene que saber si se están consiguiendo aquellos objetivos que se ha propuesto.

Si queremos que salgan alumnos con espíritu crítico, debemos ver si es así o si salen adocenados. Si queremos que amen el conocimiento, debemos comprobar que es así o, por el contrario, si lo aborrecen. Si queremos que salgan solidarios, tenemos que cerciorarnos de lo hemos conseguido o si salen competitivos en solidaridad, ¿porqué?

  1. Por un principio de responsabilidad. De lo que pase en las aulas va a depender la vida de los alumnos y alumnas. De algunos quirófanos salen, a veces, cadáveres. También de las aulas.
  2. Por un principio de profesionalidad. Para ser mejores profesionales, es preciso reflexionar con rigor sobre la práctica. De esa forma se puede comprender y mejorar lo que se hace. La mejora profesional se consigue a través de la investigación que hace el profesional sobre su práctica.
  3. Por un principio de perfectibilidad. La mejora de la escuela no se consigue sobre todo a base de prescripciones [normatividad]. Se consigue a través de la indagación de los profesionales sobre el quehacer de la institución.
  4. Por un principio de colegialidad. Hablamos de la escuela como la unidad funcional de diseño, desarrollo, innovación y evaluación del currículum. La colegialidad exige una planificación de la mejora a través del trabajo compartido. Aprender juntos.
  5. Por un principio de ejemplaridad. Una institución que no es capaz de aprender no puede enseñar a que los demás aprendan. Una institución cerrada a la autocrítica y a la crítica, instalada en la comodidad y la rutina, no puede trasmitir el deseo de aprender.
  6. Por un principio de felicidad. Un conjunto de profesionales comprometidos, deseosos de aprender, decididos a mejorar, son más felices que los que se abandonan a la pereza y al individualismo.
¿QUÉ TIENE QUE APRENDER LA ESCUELA?

Son muchas las cosas que la escuela tiene que aprender. Y lo ha de hacer de forma continua, no de una vez para siempre.

  1. La escuela tiene que aprender que aparecen nuevas funciones en sus cometidos y que otras cambian. Son nuevas funciones las que exige haber entrado en la era digital. Hay otras que cambian. Cuando solo la escuela tenía el conocimiento, era importante seleccionarlo y transmitirlo. Hoy el conocimiento está disperso en muchos lugares. La nueva función de la escuela es enseñar a buscarlos y facilitar criterios para discernir cuándo el conocimiento es riguroso y cuándo está adulterados por intereses religiosos, políticos o económicos.
  2. Tiene que conocer el contexto donde está situada. Un triple contexto. El contexto neoliberal que se sustenta sobre unos ejes que contradicen los presupuestos de la educación: individualismo, competitividad, obsesión por la eficacia, relativismo moral, privatización de bienes y servicios, olvido de los desfavorecidos… El contexto digital, que presenta el conocimiento en nuevas y multiplicadas formas. Contexto que, por otra parte, modifica las relaciones ente las personas, propiciando la relación a través de máscaras diversas. Contexto lleno de potencialidades educativas y de peligros nuevos. El contexto institucional que hace peculiar en cada momento la vida de la institución. La escuela es una institución llena de prescripciones, de tal forma que algunos la han llamado institución paralítica, ya que no se mueve sin las andaderas legales.
  3. Tiene que conocer la configuración psicológica de los alumnos, es decir sus intereses aficiones, motivos, expectativas. Decía un pedagogo italiano: “Para enseñar latín a John, más importante que conocer latín es conocer a John”.
  4. Tiene que aprender que cada ámbito del conocimiento se desarrolla y se diversifica sin cesar. Se investiga, se crea, se inventa… Todos los ámbitos del saber crecen y se multiplican sin cesar.
  5. Los saberes pedagógicos crecen de manera exponencial. Los profesionales de la escuela tienen que saber que no se es maestro de una vez para siempre. Como sucede con los médicos. Nadie puede anquilosarse en la práctica si no quiere estar abocado [arrimado] al fracaso.
¿CÓMO LO PUEDE APRENDER?

Voy a plantear una propuesta simplificada, a través de diez verbos que se encadenan ente sí.

  1. Interrogarse. Si este verbo no se conjuga, no es posible iniciar el proceso de mejora. Si no se formulan preguntas, no habrá forma de buscar respuestas. Hay que poner en tela de juicio las prácticas, hacerse preguntas sobre ella. Hay que dudar. Ya sé que la duda es un estado incómodo. A algunos no les deja dormir. Lo que pasa es que, si la duda es un estado incómodo, podríamos afirmar que la certeza es un estado intelectualmente ridículo. Repetir lo que se hace sin formular la menor pregunta es el mejor modo de asentarse en las limitaciones y los errores.
    Téngase en cuenta que existe la lógica de autoservicio, es decir, un mecanismo intelectual que consiste en que hacemos hablar a la realidad para que nos dé la razón. Un profesor que tiene un inusitado nivel de fracaso hará hablar a la realidad para que le dé la razón con el fin de seguir haciendo lo que hace. Y dirá que la causa de ese fracaso es que siempre le tocan a él los peores alumnos, que tienen un nivel insuficiente y que no muestran el necesario interés ni hacen el esfuerzo suficiente.
  2. Compartir. Hemos de hacer preguntas sobre la propia práctica y hemos de compartirlas con otros docentes. Porque, en definitiva, el curriculum ha de ser colegiado y no individualista. De lo que se trata es de formar personas y profesionales competentes a través de un proyecto compartido.
    El individualismo es una lacra en un proyecto tan complejo como la formación de personas y de ciudadanos. Remar en la misma dirección es una exigencia sine qua non si se quiere avanzar en una buena dirección.
  3. Investigar. La contestación a las preguntas no se hace mediante suposiciones, sino con el rigor de la investigación. Habitualmente los profesores investigamos sobre las materias de nuestra especialidad, pero pocas veces lo hacemos sobre la docencia. Hablo de una investigación sobre las prácticas, encaminada a comprenderla y a mejorarla. Hablo de investigación en la acción (action research). Es la que hacen los profesionales sobre sus propias prácticas con el fin de comprenderlas y transformarlas en su racionalidad y en su justicia.
  4. Comprender. La respuesta a las preguntas genera comprensión. Comprender lo que sucede es el único modo de poder mejorarlo. Esa comprensión tiene su origen en la investigación compartida sobre la práctica.
  5. Decidir. Se comprende para intervenir no para estar entretenidos comprendiendo, no para quedarse impasibles después de haber comprendido. Así es, a mi juicio. Los profesores son los protagonistas de la transformación. Y la van conseguir a través de procesos rigurosos de indagación conducentes a la comprensión de la realidad.
  6. Escribir. Al plasmar en un escrito el pensamiento caótico y errático que solemos tener sobre la práctica, debemos someterlo a la disciplina de la redacción. Para escribir, necesitamos ordenar el pensamiento y plasmarlo según una estructura. Para escribir tenemos que argumentar y pasar de unas partes a otras mediante razonamientos concatenados.
    Por eso la escritura ayuda a comprender la práctica. Por eso sería aconsejable que, con más frecuencia, nos sometiésemos al ejercicio de la escritura, a la narración de las prácticas docentes y a la redacción de informes sobre investigación acerca de la práctica.
  7. Difundir. Si se difunden los informes de investigación, la comunidad encontrará un motivo de estímulo Algunos pensarán que no están solos en el empeño de hacer bien lo que tienen que hacer, que hay otras personas con el mismo compromiso. Somos más dados a compartir los males que nos aquejan.
  8. Debatir. Es importante generar una plataforma de discusión acerca de la enseñanza, de su sentido, de su éxito y de su fracaso. La difusión de los informes de estas investigaciones constituye un interesante vehículo para establecer esa discusión. A través del análisis de los procesos y de los resultados podremos establecer las iniciativas que tendríamos que emprender para mejorar lo que estamos haciendo.
  9. Comprometerse. Pienso que el conocimiento ha de generar compromiso. Esta es una profesión que no depende exclusivamente de cuánto se sabe sino de cómo se es. El compromiso con la enseñanza hace que nos preocupemos por la calidad del aprendizaje y nos insta a mejorar nuestra acción. Comprometerse con la institución y con la tarea exige clarividencia y valentía. Exige saber cuál es el sentido de nuestra actividad y, a su vez, compartir un proyecto colegiado y sentirnos responsables de aquello que hacemos.
  10. Exigir. Las condiciones en las que hoy nos encontramos no son las mejores imaginables. No debemos asistir impasibles al deterioro de las condiciones de la buena enseñanza. Para exigir con eficacia hace falta unidad, perseverancia, valentía, optimismo y creatividad. Lo que llamo “poner una vaca púrpura en las cosas”, es decir, algo extraordinario, algo llamativo.

¿QUÉ DIFICULTADES OBSTACULIZAN EL APRENDIZAJE DE LA ESCUELA?

Hay dificultades institucionales como la rutina, las malas condiciones, los jefes tóxicos, la fagocitosis de los innovadores, la burocracia, las malas experiencias…

Otras que son de carácter actitudinal: pesimismo, fatalismo, desaliento ante las dificultades o los fracasos, cansancio, pereza, individualismo…

Las dificultades solo desalientan a los malos profesionales. Hay un arte maravilloso en la vida y en la profesión, que es el que consiste en transformar dos signos menos en un signo más”.

La entrevista completa, que toca temas sobre el valor educativo de la dirección escolar, la organización escolar, las características imprescindibles de ese buen docente en el siglo XXI, la identidad profesional de la docencia, el aprendizaje por competencias, la transformación del currículo actual, las pruebas internacionales y las tres claves la educación en el siglo XXI, puede Usted leer en ENTREVISTA A MIGUEL ÁNGEL SANTOS GUERRA.

REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF



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comentarios 1
  1. Me parece muy útil las observaciones que se hacen en materia educativa , las mentes que dirigen los institutos de formación docente continua , aquellos que son llamados formador de FORMADORES deberian rever sus prácticas docente .He observado que en muchos lugares estos formadores evalúan al futuro profesor como alumno y no como futuro profesional dentro de un aula …algunos se han recibido en un Instituto y luego ejercen allí eternamente, con la misma bibliografía y conductas de su profesor inicial ,Esperando de los estudiantes : la aceptación de la misma ( porque es lo único que conoce y seria un verdadero desastre que el estudiante aparezca con otra cosa .¿no ? Es decir el resultado , será memorístico sin práctica como se espera para aprobarlo..y no salir DEL lugar de confort e incursionar en la practica docente o en el contenido y la didáctica dar una clase . Deberían dejar los lugares perpetuos y también abrir sus mentes .ya que vemos que a la hora de concursar los colegas que evalúan..podrán tener títulos altos pero con las mismas estructuras educativas siempre son los mismos , los que fueron alumnos y ahora son docentes en el mismo Instituto y tienen a su docente sponsor también….ellos son , los que regulan la aceptación o la aprobación de un postulante a una cátedra desierta ..pero ..seamos sinceros ..evaluarán una clase donde reine la experiencia y operatividad ?verán la capacidad y trayectoria del docente que se presenta ? o ven a un enemigo de su estructura práctica pedagogica ? y si es diferente y está revelando cosas que podrian poner en jaque muchas falencias del jurado? ¿QUIÉN va a tomar a alguien que desde el vamos piensa diferente?
    Muchas cosas para evaluar en esto de formar a formadores …pero cómo romper con las ideologías cauterizadas si no dejan lugar al que siempre se está evaluando .

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