Maestros al servicio de la educación

No eres “Maestra o Madre” sino “Madre y Maestra”

El Día de la Madre no se celebra el mismo día en todos los países y su razón ha ido evolucionando a lo largo del tiempo. La mayoría lo festejan el segundo domingo de mayo en coincidencia con la propuesta de Anna Jarvis. Sin embargo, es bueno saber que en Latinoamérica hay más variación: el 10 de mayo en Belice, El Salvador, Guatemala y México; el 15 de mayo en Paraguay; 27 de mayo en Bolivia; 30 de mayo en Nicaragua; Haití y República Dominicana el último domingo de mayo; Costa Rica el 15 de agosto; Argentina el tercer domingo de octubre y Panamá el 08 de diciembre. (Disculpen los no mencionados). En Europa, muchos países lo celebran el primer domingo de mayo (España, Hungría, Lituania y Portugal). En Noruega, el 11 de febrero; en Indonesia, el 22 de diciembre. Irlanda e Inglaterra el Cuarto Domingo de Cuaresma. Corea del Sur celebra el día de la madre y del padre juntos.

Desde la Web del Maestro CMF, queremos decirles a todas las madres que también son maestras:

  • sabemos que Ustedes lo dan todo, sin recibir mucho (y a veces nada);
  • quieren a todos sus estudiantes, sin hacer ninguna distinción, con todo su corazón, sin esperar nada a cambio;
  • motivan, dan confianza y dan fuerzas para que no perdamos la confianza ante las dificultades;
  • creen en sus estudiantes cuando todos los demás dicen que ya no hay posibilidad que aprendan o se comporten mejor;
  • practican la paciencia y demuestran confianza para insistir hasta que aprendamos, …
GRACIAS por ser nuestras MADRES Y MAESTRAS.

De una manera especial, al recordar el Día de la Madre, les invitamos a tratar de recordar a la mujer -con las disculpas para quienes fue su padre, su abuelo o un profesor- quién les enseñó a leer con un cartón que tenía impreso el abecedario o con papelotes con sílabas o con libros con figuritas, … Les queremos agradecer a las profesoras que nos enseñaron a tomar un lápiz, un esfero, un birome, una pluma, un bolígrafo, … y trazar los primeros palotes, y luego a escribir. A todas las mujeres –madres y maestras- quienes nos enseñaron, como dice Mario Vargas Llosa, a convertir el sueño en vida y la vida en sueño, para que las historias que nos leyeron o leímos antes de dormir, en el aula o como tarea, no se terminaran allí donde decían o tuvieran el final que nosotros queríamos darles. (El País, 08/12(2010).

Permítannos compartir este mensaje musical de Nicole Pillman:

GRACIAS MAMÁ (3´22”)

Para no pocos de los que estamos como profesoras y profesores en las aulas -o ya las hemos dejado-, sin dejar de ser maestros y maestras; existe en nuestra memoria la imaginen de una mujer que nos enseñó a leer, a escribir -para algunos la bendición de nuestra madre-, … y que desde nuestra pequeña estatura la llamamos “señorita”, y con el tiempo pasó a ser la profesora o la “miss”. Con ellas aprendimos que la imaginación no sólo es la “loca de la casa”, sino también el motor y motivo de vivir nuestra niñez, y que no hay fantasía que no se viviera con la emoción de una realidad, cuando nos hacían describir qué habíamos entendido sobre una lectura o nos ensayaban para las actuaciones escolares. Y luego, tan solo luego de haber dado rienda suelta a la imaginación, nos ayudaron a descubrir que podíamos escribir “mamá”, en un cartoncito, por el día de la madre o copiar un párrafo en una hoja de papel. Y que necesitábamos seguir leyendo mucho para escribir y comunicar lo que pensamos, con mayor destreza y claridad. Gracias por ser Madres y Maestras.

El Portal de la Derrama Magisterial de Perú, publicó un testimonio de la Profesora Mari Carmen Heredia Melero, y que compartimos (los resaltados son nuestros) por su sencillez y profundidad: “No cabe duda que el “ser madre” ha marcado mi “ser maestra”. No obstante, también he de admitir que no soy “maestra o madre” sino “madre y maestra”. Que no puedo evitar eso que algunos llaman “deformación profesional” y que yo no puedo llamar de otra forma que “vocación”, o si lo prefieren “misión”. Que cuando estoy con mis hijos me surge la vena didáctica que llevamos todas las madres y que nos conduce a explorar el mundo del conocimiento con ellos. Asimismo, tampoco puedo evitar querer a mis alumnos y alumnas con corazón de madre, sufrir con sus problemas, desear lo mejor a sus familias, enorgullecerme de sus logros y lamentar sus tropiezos. En definitiva, ser madre me ha ayudado a ser la maestra que quiero ser y a considerar como pilares fundamentales en mi práctica educativa: la afectividad, el aprendizaje colaborativo y la creatividad. Tres pilares en los que es fundamental la aceptación del niño como persona y no como un número o una operación exacta que siempre tiene que cuadrar de la misma forma”. SER MADRE Y SER MAESTRA A LA VEZ, UN RETO PROFESIONAL Y PERSONAL.

[socialpug_tweet tweet=”Nos alegramos (y nos emocionamos) al recordar a esas mujeres que fueron y son madres de cada uno de nosotros en la escuela, y también (muchas de ellas) madres en sus hogares.” display_tweet=”Nos alegramos (y nos emocionamos) al recordar a esas mujeres que fueron y son madres de cada uno de nosotros en la escuela, y también (muchas de ellas) madres en sus hogares. Mujeres, madres y maestras que, “deben realizar en simultáneo labores propias del ejercicio educativo y labores de ser madre, y combinar ambas tareas, con el mismo amor y dedicación, tanto en casa como en el aula. Independientemente de si esto es beneficioso o no para el cabal cumplimiento de sus objetivos pedagógicos, personales, o sus sueños.”]

A ellas les queremos agradecer, con la gratitud de hijos (nosotros y los suyos) porque han pasado por nuestras vidas como madres y maestras. Y decirles:

“Llevas tu bolso de profesora
lleno de libros y anotaciones
y en tu mirada iluminadora
brillan de tu alma las ilusiones.
Pasan los días, meses y años,
crecen los hijos y a la palestra,
sigues saltando pues no hay cansancio
en tu alma noble de gran maestra” (Fernando el Grande).

GRACIAS A TODAS LAS MUJERES QUE HAN SIDO, SON Y SERÁN NUESTRAS MADRES Y MAESTRAS.

Cuenta una leyenda que a un angelito que estaba en el cielo, le tocó su turno de nacer como niño y le dijo un día a Dios:

  • Me dicen que me vas a enviar mañana a la tierra. ¿Pero, cómo vivir? tan pequeño e indefenso como soy.
  • Entre muchos ángeles escogí uno para tí, que te está esperando y que te cuidará.
  • Pero dime, aquí en el cielo no hago más que cantar y sonreír, eso basta para ser feliz.
  • Tu ángel te cantará, te sonreirá todos los días y tú sentirás su amor y serás feliz.
  • ¿Y cómo entender lo que la gente me hable, si no conozco el extraño idioma que hablan los hombres?
  • Tu ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar y con mucha paciencia y con cariño te enseñará a hablar.
  • ¿Y qué haré cuando quiera hablar contigo?
  • Tu ángel te juntará las manitas te enseñará a orar y podrás hablarme.
  • He oído que en la tierra hay hombres malos. ¿Quién me defenderá?
  • Tu ángel te defenderá más aún a costa de su propia vida.
  • Pero estaré siempre triste porque no te veré más Señor.
  • Tu ángel te hablará siempre de mí y te enseñará el camino para que regreses a mi presencia, aunque yo siempre estaré a tu lado.
  • En ese instante, una gran paz reinaba en el cielo pero ya se oían voces terrestres, y el niño presuroso repetía con lágrimas en sus ojitos sollozando…
  • ¡Dios mío, si ya me voy dime su nombre!. ¿Cómo se llama mi ángel?
  • Su nombre no importa, tu le dirás : MAMÁ.

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REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF 



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