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Cuatro estrategias y seis consejos para desarrollar un lenguaje positivo

El hablar se define como “la capacidad de comunicarse mediante sonidos articulados que tiene el ser humano”, y por lo tanto se adquiere y se aprende el manejo y desarrollo de la costumbre de modular adecuadamente el tono, el ritmo y las inflexiones de la voz, pues de la potencia acústica o “decibeles” y el modo como se emitan, se podrá lograr (tanto en la casa como en la escuela) los resultados esperados.
Es necesario educar para aprender a escuchar a los demás, para que se pueda corregir si el hábito no es el positivo. “Es menester escuchar a los demás para que se pueda corregir ese hábito que muchas veces es el resultado de la educación que se adquiere desde casa”.

Como educadores, este tema debe (aunque este verbo –a algunos-  poco les guste) y es fundamental, porque no basta con lograr un buen ambiente de aprendizaje en el aula “derivando el caso a quien corresponda” los casos de disrupción, sino tomar las primeras acciones para que la comunicación en el proceso educativo, sea positiva y logre su correcto, efectivo y excelente fin. Carlota Fominaya, escribe en el ABC Familia (España), sobre el tema, porque hay “momentos en los que nos sentimos desbordados y estamos a punto de perder el control, y nos propone aplicar (sin ser las únicas) estas cuatro estrategias básicas de autocontrol:

  1. Reconocer que gritar es perder el control, por lo que tenemos que parar, mantener la calma y reflexionar
  2. Detectar los pensamientos hostiles que alimentan el enfado, Entender, empatizar con el niño y se requiere paciencia y cercanía.
  3. Busca distracciones: disminuir la activación fisiológica de la ira. Buscar la forma de canalizar la energía hacia un fin más productivo.
  4. Si es difícil para ti aplicar esas estrategias y el grito se convierte en un patrón habitual de relación con tus hijos es el momento de pedir ayuda especializada.

La psicóloga Piedad González Hurtado, Master en Psicología Clínica y de la Salud, con experiencia profesional en la coordinación y supervisión de equipos y experiencia sostiene que levantar la voz, para indicar, ordenar o simplemente dar instrucciones a los niños “puede ocasionar un daño importante en su cerebro y en el desarrollo neurológico, lo que puede desencadenar en desequilibrios emocionales importantes”, y no tiene vuelta atrás. «Por más que luego les pidamos perdón por haber perdido los nervios y les demostremos cariño, el daño está hecho», […] «tienen un impacto en el cerebro humano y en el propio desarrollo neurológico del niño ya que el acto de “gritar” tiene una finalidad muy concreta en todas las especies, que es la de alertar de un peligro. Nuestro sistema de alarma se activa y se libera cortisol, esa hormona del estrés que tiene como finalidad poner las condiciones físicas y biológicas necesarias para huir o pelear».

«Quien ejerce la ardua tarea de educar puede sentirse en momentos determinados desbordado y perder el control, todos lo hemos sentido en algún momento. No podemos dramatizar si es puntual, pero hay que trabajar para tener estrategias alternativas a estos; y sobre todo hay que educar en el respeto y el ejemplo es una de las formas más coherentes de educar». Lo que ocurre, añade, «es que algunas personas repiten el patrón educativo de sus padres y pueden pensar que utilizar los gritos sirve manejar el comportamiento inadecuado de sus hijos. Cuesta desprenderse de lo aprendido. Ahora, convertidos en adultos son incapaces de usar otras herramientas, otras alternativas más útiles y respetuosas» QUÉ LE PASA AL CEREBRO DE TUS HIJOS CUANDO LES GRITAS.

El Doctor en Ética y Licenciado en Filosofía y Letras Luis Castellanos, junto al neurocientífico Manuel Martín Loeches, empezaron a investigar los efectos que tienen las palabras que utilizamos en el cerebro con el objetivo de crear estrategias innovadoras y soluciones prácticas que mejoren la vida, la salud y el bienestar, y clarificar cómo nos cambian las palabras que elegimos para educar a los niños y jóvenes, y la necesidad de aumentar el lenguaje positivo.

Y es que las palabras positivas tienen una repercusión directa en el funcionamiento del cerebro. Así lo constató una investigación de este centro, publicada en “Plos one”, que a través de encefalogramas comprobó que el cien por cien de las palabras positivas pronunciadas por un ordenador activaban el tiempo de reacción del cerebro frente a otras negativas o neutras.

“El lenguaje positivo tiene facilidad para transformar el cerebro humano con una alta activación”. Alegre, feliz, enérgico, animado, activo, ilusionado, orgulloso o reír, son algunos ejemplos de palabras con carga positiva de alta activación frente a otras negativas de alta activación como miedo, alertado, asustado, asco, desprecio, envidia, vergüenza, enfado o preocupado.

Los educadores que utilizan lenguaje positivo en el hogar y en la escuela ayudan a los niños a ser más seguros e independientes. Cuando los profesores les dicen a los niños qué pueden hacer, los niños comienzan a mirarse a sí mismos, sus rutinas de clase y las interacciones con sus semejantes. Por ejemplo, a una niña que está tirando arena sobre el patio de juego se le puede enseñar que, en su lugar, ella puede utilizar una pala para echar la arena en una cubeta o depósito. Le podría decir, “Si quieres jugar con la arena, puedes llenar esta cubeta. ¿Te gustaría una cubeta azul o una roja?” De esta manera, se orienta el interés de la niña, pero lo dirige de una manera más apropiada. Utiliza Un Lenguaje Positivo Y Vivirás Más Y Mejor.

Intente esto en casa y en la escuela

¿Qué opina del lenguaje positivo? ¿Es cultura de su medio el usar un lenguaje positivo? ¿Cree necesario realizar algunos cambios en su estilo de comunicación? Brooke Brogle, Alyson Jiron y Jill Giacomini, nos ofrecen seis consejos (que hemos adaptado a este artículo), advirtiéndonos que puede ser una tarea difícil, pero con un poco de práctica, usted notará una gran diferencia en las relaciones con los niños y jóvenes. Ellos se sentirán más alentados, positivos e independiente y, como resultado, usted disfrutará de una mejor cooperación tanto en casa como en la escuela.

  1. REEMPLACE EL “NO” POR EL “SÍ”. ¡Dígale a su niño y o estudiante qué puede hacer! Si lo vio cortando las hojas de una planta, en vez de decirle “¡No cortes eso!” usted puede decirle, “Las tijeras son para cortar papel o plastilina. ¿Cuál quieres cortar?” Es más probable que su niño tome la elección apropiada cuando usted lo ayude a comprender exactamente cuáles son las opciones apropiadas disponibles.
  2. OFREZCA OPCIONES. Cuando usted le brinda al niño o adolescente opciones de qué puede hacer, ponerse o a dónde ir, es más probable que elija una de las opciones que usted le ofreció porque lo hace sentir que él tiene el control. Esta estrategia también funciona para usted como educador porque aprobará cualquier elección.
  3. PROPÓNGALE “CUÁNDO.” Cuando el niño o joven le pida hacer algo, en vez de decirle que no, reconozca su petición y dígale cuándo podría hacerlo. Esta respuesta les suena más como un “sí”. Plantee, por ejemplo, “al finalizar este trabajo”, o le podría decir, “¡suena como una gran idea!, pero primero necesitamos terminar esta tarea”. ¿Te gustaría ir parque después?”
  4. UTILICE LENGUAJE COMO “PRIMERO-LUEGO.” Otra manera de decirle al niño o adolescente cuándo puede hacer algo de manera positiva es utilizar una declaración conocida como “primero-después.” Por ejemplo, si él quiere ver televisión, pero usted quiere que recoja sus juguetes, usted le podría decir “Primero levanta tus juguetes y después puedes ver televisión”. “Terminamos todos de hacer esta tarea, y después nos tomamos cinco minutos más de recreo”.
  5. DELE TIEMPO PARA PENSAR. A veces, podrá sentirse frustrado cuando no responden de manera rápida a su petición y sentirá la tentación de demandar y alzar la voz. Cuando eso suceda, recuerde que los niños y jóvenes están aprendiendo el lenguaje y cómo utilizarlo. Necesitan tiempo para pensar lo que usted dijo y cómo va a responder. Esto le puede tomar varios segundos, hasta minutos, más que a usted para procesar la información. Si mantiene la calma y repite calmadamente la petición una vez más, observará menos conductas desafiantes
  6. AYÚDELE A RECORDAR. Los niños más que los jóvenes, se distraen fácilmente, pero ambos necesitan entender sus palabras. A veces necesitarán que les ayude a recordar lo que usted le pidió que hiciera para poder hacerlo. Frases como “yo recuerdo” son muy útiles en estas situaciones. El comunicar la información como un simple hecho, en vez de una orden, le proporciona la información que él necesita para hacer la elección correcta por sí solo sin culparlo o hacerlo sentir como si hubiera fracasado.

Le sugerimos la lectura de: CÓMO UTILIZAR LENGUAJE POSITIVO PARA MEJORAR EL COMPORTAMIENTO DE SU HIJO.

Conviene saber que, para algunos expertos, el hablar gritando es “una costumbre aprendida por la permanente interacción con personas que lo hacen”. […] “es una perturbación lingüística, que se ha convertido en una manifestación cotidiana al hablar, y como medio de expresión cultural; porque se siente la necesidad de manifestar una emoción, de esa manera espontánea o de manera reactiva. El grito y el hecho de hablar gritando son acciones tan comunes como tener hambre y manifestarlo, lo que las hace diferentes es, en definitiva, el propósito por el cual se pronuncia subiendo el tono de la voz. Yes  aquí que la educación, tanto en el hogar como en la escuela, deben enseñar a aprender y desarrollar el lenguaje positivo

El dominio propio aparece entonces, según el científico social inglés Gregory Bateson como esa respuesta a la interrogante inicial, pues es “la única manera en que esta comunicación primitiva que se ha vuelto un hábito aprendido y que es a su vez, una reacción espontánea, llegue a ser expresada de la manera correcta o, rechazada a su debido tiempo”. En todo caso se debe enseñar a aprender la comunicación positiva, como lo hemos sostenido líneas arriba. GRITAR Y HABLAR A GRITOS: ¿ACCIONES TOTALMENTE DIFERENTES?

“…al cerebro le encanta el lenguaje positivo porque reacciona más rápido que cuando escucha una palabra negativa, y esto significa que mejora la atención, la concentración y la creatividad del ser humano” (Luis Castellanos).

REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF



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