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El correcto procedimiento frente al acoso escolar

La elaboración participativa del Manual o Reglamento de Convivencia Escolar, permite corresponsabilizar a todos los miembros de un centro educativo, en su correcta y oportuna aplicación. Si no se actúa apegado a la normatividad y a las leyes vigentes, se corre el riesgo de la indiferencia (“mirar a otro lado”) o la desesperación. Ambas son negativas, y más cuando se trata de estar indudablemente frente a una «actuación repetitiva, continuada en el tiempo y deliberada, consistente en agresiones físicas o psíquicas a un alumno por parte de otro u otros que se colocan en situación de superioridad».

Compartimos con fines únicamente educativos – pastorales el artículo de Mónica Setién, publicado en ABC (España) porque describe un “protocolo” que no pretende ser exhaustivo y menos limitar la iniciativa del educador. Es una muy buena referencia para conocer cómo se tratan estos casos en la específica Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid y su «Protocolo para la corrección y sanción de las situaciones de acoso escolar en los centros docentes no universitarios». También la actuación del Director, de los padres de familia, de las víctimas, de los acosadores, de la comunidad educativa y de la atención especializada. Aunque debemos tener en cuenta que este protocolo varía de país a país. Además cuatro importantes razones “para no mirar a otro lado”.

¿Cómo es un protocolo de actuación en caso de acoso escolar?

Aunque varían en función de la comunidad autónoma, se rigen por unos criterios comunes.

Otro caso más de suicidio por culpa del bullying y una vez más los agentes implicados salen en televisión hablando de los protocolos aplicados. Pero, ¿cuáles son esos protocolos?

La consejería de Educación de la Comunidad de Madrid, por poner un ejemplo, tiene todo un «Protocolo para la corrección y sanción de las situaciones de acoso escolar en los centros docentes no universitarios». En él especifican que «estas pautas no pretenden ser exhaustivas; tampoco pretenden coartar la iniciativa del centro en la adopción de todas aquellas medidas que, de acuerdo con la normativa en vigor y reflejada en su reglamento de régimen interior, estime más adecuadas para acotar y solucionar el problema».

Por ello, refleja como «recomendaciones» los pasos a seguir por el centro. Entre ellas, explica lo que se puede considerar acoso escolar que sería «toda actuación repetitiva, continuada en el tiempo y deliberada, consistente en agresiones físicas o psíquicas a un alumno por parte de otro u otros que se colocan en situación de superioridad».

Las recomendaciones especifican que muchas veces los menores no son capaces de expresar y denunciar lo que les está pasando, y en esos casos los miembros de la comunidad educativa tendrán que ser los que extremen la vigilancia y comunicarlo inmediatamente a la dirección del centro. Incluso en casos excepcionales, el propio director será el que cumplimente los anexos necesarios para el seguimiento del caso.

El director será el que convoque a todos los agentes implicados (agredido, agresor, tutores, jefe de estudios y, en su caso, el orientador) para poder recopilar toda la información necesaria. Es importante que se tomen medidas encaminadas a garantizar la seguridad del agredido y, además, advertir al agresor de lo asocial de su conducta. Todo ello habrá que ponerlo por escrito.

Una vez que se ha comprobado la existencia del acoso, se comunicará a las familias de todos los implicados y a la inspección educativa. Las medidas provisionales que se vayan tomando se podrán modificar según las necesidades. El acoso escolar tendrá consideración de falta muy grave.

En el caso de que la gravedad de los hechos así lo aconsejase, se pondrán los mismos en conocimiento de la Fiscalía de Menores en el caso de alumnos mayores de 14 años; si fuesen menores de esta edad, la comunicación se hará a los servicios sociales del ayuntamiento o junta municipal correspondiente.

Finalmente, la comisión de convivencia evaluará las actuaciones realizadas haciendo un seguimiento de sus resultados y elaborando al final de cada trimestre un informe al respecto.

Romper el silencio

La Asociación Española para la Prevención del Acoso Escolar tiene un protocolo en el que da información orientativa para víctimas, padres, profesores, orientadores y educadores.

Recomienda a las víctimas que «rompan el silencio». Contárselo a los padres y a los profesores puede dar miedo pero, a la larga, es lo único que va ayudar al agredido. También les recuerda que si los profesores no hacen nada, hay que pedir a los padres que acudan a informar por escrito al centro escolar.

Es importante que la víctima se enfrente a los acosadores. No hay una única forma de hacerles frente, pero es imprescindible hacerlo. Si no se exige que pare el maltrato es difícil que deje de producirse. Para defenderse no es necesario que hacer grandes cosas. Pero siempre será imprescindible dejar claro que no se está de acuerdo con lo que están haciendo.

Los agredidos deben evitar situaciones de conflicto y buscar ayuda por parte de padres, profesores y compañeros. Hay gente que puede ayudar.

Atención paterna

Por su parte, los padres tienen que estar atentos y escuchar a su hijo o hija. Si no a la larga se pueden generar daños severos sobre la autoestima del niño, así como cuadros de somatizaciones, estrés postraumático, depresión, y en casos más graves conductas autolíticas. Nunca pongan en duda el relato de su hijo.

Si descubre que su hijo sufre acoso escolar informe a los profesores del centro. Hay veces que los centros no saben cómo reaccionar ante estas situaciones. El consejo es que informe al tutor por escrito y pida una cita en la agenda de manera que quede constancia de que han tenido conocimiento de los hechos ocurridos.

Se puede acudir a la comisaría de zona para hablar con los policías especializados en acoso escolar. Si se quiere, pueden a acudir al colegio a hablar directamente con el director del centro.

Si en un mes no se a solucionado el problema, habrá que tomar medidas más serias, presionando al colegio, hablando con el Inspector de Educación, Fiscalía de Menores y en último caso denunciar al colegio.

Los padres tienen derecho a ser informados del caso (sin entrar en detalles) y a exigir un control más exhaustivo sobre lo que sucede dentro del colegio.

En ocasiones puede ser necesaria atención especializada para tratar la sintomatología producida por el acoso escolar. Si ha notado cambios preocupantes en su hijo o hija (disminución del rendimiento escolar, miedo a ir al colegio, estado de ánimo depresivo…) a raíz de una situación de acoso escolar consulte con un especialista.



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